" LAS EXPLICACIONES QUE SOSTIENEN QUE EL ELECTORADO SIEMPRE VOTA CON EL BOLSILLO, NOS PARECEN INSUFICIENTES"
Cualquier acto eleccionario arroja numerosos elementos para analizar por ser el mecanismo mediante el cual la ciudadanía puede expresarse libre y directamente en este sistema. Las primeras elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias no son la excepción. Por el contrario, aportan algunos condimentos más por ser la primera vez que se llevan a cabo en nuestro país, y por la atención que han generado. Se han escrito numerosas letras, hubo innumerables análisis de los resultados. Lo cierto es que al ser la primera vez que se efectúan no sabremos hasta octubre los verdaderos alcances de esta instancia, hasta qué punto son extrapolables los resultados de este primer PASO, no obstante, mucho se ha escuchado en estos días desde autocríticas de algunos sectores hasta la sentencia histórica de Elisa Carrió de que el noventa y siete por ciento del electorado no la eligió o el análisis del voto plasma en las confesiones de invierno de Biolcatti. Todo eso y mucho más en una ensalada que no refleja los resultados, que fueron al menos, contundentes.
Si nos detenemos en la forma de estas elecciones, los hechos nos demuestran que no ocurrieron grandes sobresaltos, el electorado comprendió cómo votar, no hubo grandes fallas de mecanismo y hubo un gran porcentaje de participación. Es decir, si vamos a las estadísticas, a los números fríos y objetivos, hubo un alto nivel de participación en la elección, más del 70 por ciento del padrón electoral.
Si vamos al contenido, utilizando los mismos números fríos que nos brindan las estadísticas nos encontramos con que la mitad de la población quiere que la actual Presidenta Cristina Fernandez sea la candidata del Frente para la Victoria y que un porcentaje bastante menor quiere que el candidato por la UDESO sea Ricardo Alfonsin, que otro porcentaje similar elige como candidato de Union Popular al ex presidente Eduardo Duhalde, que otro porcentaje parecido cree que el mejor candidato es Hermes Binner por el Frente Amplio Progresista. También encontramos que un 3, 3 por ciento del electorado quiere que Elisa Carrió se presente como candidata a presidenta por la Coalcición Civica, que un porcentaje un poco menor quiere que Jorge Altamira sea candidato por el frente de izquierda y de los trabajadores y que sólo el 0, 78 por ciento hubiera querido ver a Alcira Argumedo al frente de una candidatura presidencial por Proyecto Sur.
Ahora bien, ¿qué nos dicen esos datos? Podemos arriesgar algún tipo de afirmación, siendo concientes que lo estamos diciendo en el mismo momento en el que los acontecimientos suceden, sin la debida distancia histórica que requiere un análisis sociológico riguroso, pero entendiendo que las herramientas deben ser utilizadas en la coyuntura.
La primera pregunta que surge es por qué ese caudal de votos, que evidencian un alto grado de aceptación si hasta un día antes de las elecciones nadie votaba por el oficialismo y la prensa mostraba en grandes pantallas un gobierno que venía en picada.
Quedarnos con el análisis economicista de que la abrumadora diferencia de votos obtenida por la presidenta se debe sólo a la situación económica y que el electorado siempre vota con el bolsillo nos parece insuficiente. Hay matices innegables que hay que señalar, que no responden sólo a un tiempo de bonanza económica. Las profundizaciones objetivas a nivel de ampliación de ciudadanía y de fortalecimiento de un Estado que permanecía ausente en la resolución de la conflictividad social son elementos que no se pueden negar de los dos últimos periodos de gobierno. Innovaciones en el plano de lo simbólico y no sólo en él que hicieron que numerosas personas den su voto de confianza a la actual gestión de gobierno en un contexto mundial de ajustes presupuestarios de bienestar social, como en los tiempos del voto cuota menemista al que el máximo referente de la sociedad rural intenta asemejar los tiempos actuales con su calificativo de voto plasma.
La misma forma de este nuevo mecanismo de elección de candidatos nos da un elemento más, la publicidad se los precandidatos se hizo mediante propaganda gratuita, todos con el mismo tiempo en pantalla, lo que generó una situación de paridad, al menos en el aire. Esto, sin dudas benefició a las agrupaciones políticas más pequeñas como el Frente de Izquierda y de los Trabajadores que supo utilizar esos mecanismos y crear una estrategia de marketing publicitario que apelaba a conseguir el porcentaje de votos necesarios para estar incluidos en las elecciones generales y que les dio resultados incluso para festejar.
El resto de la oposición, deberá recomponerse y realizar una autocritica lo suficientemente profunda como para poder competir en elecciones con algo más que un discurso ANTI.
Restan algo más que dos meses, veremos como se reconfigura el mapa político, a simple vista no parecería que octubre diste mucho de agosto.