Hace algunos días una crónica me refrescò una
frase dicha en algún reportaje por Juan Peròn.
Decìa que en los pueblos el 10 por ciento son perros que continuamente
se la pasan aullando, ladrando a veces, por algo que les molesta o no están de
acuerdo , siempre los mismos y el resto son gatos que solo se crispan y pelean
cuando algo los saca de la rutina por amores o comida, pero siempre por
posesiones. Me recordó alguna expresiòn
de las que nos dejó Martìn Jaùregui en su visita a la ciudad donde profesaba
sobre la necesidad de mover el trasero, para graficar un poco mas elegantes sus
palabras, aunque Barone, Orlando sostiene que al culo de las personas hay una
sola forma de nombrarlo. Sintetizaba el periodista de la televisión pública,
sobre el esfuerzo personal y el grado de movilización que nos toca a todos,
especialmente a los comprometidos por cambiar la realidad o los necesitados por
la misma razòn. A muchos los asusta o mejor expresado toman el postulado de
moda, donde al estado de debate que asistimos en los últimos años, se lo
califica como división, obviando de parte de quienes no les pasa por la cabeza
cambiar nada, que altere el orden establecido, vaya a saber por quien , pero
finalmente establecido. La arbitrariedad precisamente es el corazón de la
opinión en la medida del periodista y no el equilibrio mensurado. Se desplaza
hacia los márgenes ;en lo personal respecto de la época, involucrado con la
sociedad toda , a veces con insolencia, la que tabula el conservador, o con
abuso de prejuicios, medido desde el mismo lugar. Es difícil contar con gracia un cuento que
cuente la verdad. El magma de la internet, tiene hoy el descafeinado sello de
un producto seriado , lejos de la distinción del diseño en la licencia que
marca el pensamiento de un periodista. Esto esta asegurado en la necesidad de
no inquietar a nadie, pero en ese caso y desde luego este programa se llamaría
de otro modo. Curado en salud, no significa no estar enfermo. La preocupación y
la intervención de cada uno en los problemas que debemos afrontar a diario,
algunos dependen de otros , pero los que fundamentan ciertos parámetros de
intervención personal detrás de lo
queremos , solo se solucionan poniendo el cuerpo, y esta claro que no me
refiero al riesgo físico. Como primer paso , que aunque por dicho no pierde
vigencia, debemos hacernos cargo del rol de cada uno. Es inevitable el rechazo
cuando se escucha a encumbrados políticos, hablar con desparpajo de las goteras
de los políticos. La autocrìtica en todo caso, comenzarìa a tomar cuerpo,
cuando esos mismos personajes se situen dentro del espacio o especie del cual
forman parte y no catalogar tomando distancia del propio envase. No estoy
hablando de lejos, sino de cerca. Un aspecto relacionado tiene que ver con la
costumbre de diferenciar ciertos accionares, pero que nadie discute sobre su
destino, cosa que se pierde de vista. No sorprende en las exposiciones de
gobernantes o funcionarios explicar sobre la diferencia metodológica que los contrasta.
Ahora bien, en los escalones de gobierno, que no coinciden hace años en nuestro
caso, Coronel Dorrego digo, y que se ha sido refrendado en varias oportunidades
por la ciudadanía, esta plasmada la voluntad popular que asi lo ha determinado
sin excepciones, y que en su elección, por lo variado y marcado sabe lo que
quiere, al menos en las ocasiones en que han llamado a elegir. Escuchar por
ejemplo, consuetudinariamente, por nimiedades, reflexiones en contra de
decisiones políticas administrativas provinciales o nacionales, y que por otra parte se destaca como gestión del
Intendente en los últimos tiempos la excelente relación con esos poderes, que
sencillamente el mismo pueblo eligió y no debería ser de otra manera,
fogoneando diferencias que no parecen tal a simple vista. No ayudan en la búsqueda
de algo que seguramente no va a cambiar desde la perspectiva del aislamiento
sin dejar de lado la identidad política, que la misma ciudadanía recuerda
mediante su sufragio, pero que al mismo tiempo reclama una conexión inevitable
en la relación de decisiones, que redunden en su bienestar. No es fácil decidir
sobre las prioridades de los demás, nadie lo dice, lo que sì seria muy
interesante pensar en despojarnos de ver la realidad desde nuestro balcón .Bajándonos
de alli, tal vez nos enteremos que ocurre y que necesita la superficie.
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