Imaginarse el conservadurismo casi natural de
cualquier persona en mantener ciertas estructuras de su vida diaria,
posesiones, hábitos, costumbres, movimientos , no hace otra cosa que
visibilizar lo que no queda como usual o corriente cuando esa condición o
estado se profundiza al punto de disgregar, distanciar a quien trata al menos
de igualar situaciones o condiciones parecidas a las disfrutadas por ellos,
producto de la ambición ingénita de cualquier individuo que trabaje y piense en
mejorar como vivir. El comportamiento humano modelizado en los nuevos
tiempos supone un individuo egoísta , maximizador
de sus opciones, trata de conseguir mas con menos. No es la benevolencia del
carnicero, o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración
de su propio interés, define Adam Smith. Preocupa enormemente la insolidaridad en
nuestro país, y no me refiero a colectas de ningún tipo, sino a oportunidades ,
a la disputa hacia una igualdad, que no trata de quitarle nada a nadie, sino
incorporar pares a posibilidades como hemos tenido los mas. Dentro de esa
mezquindad manifiesta la discordia mana intolerancia, desde ella cualquiera
pontifica sin pulpito. Para ponerse en el lugar del otro hay que salirse de uno
aunque sea incomodo. Muchos de nosotros deberíamos vivir un mes como excluidos
para sentir lo que es ser nadie con la promesa de que será para siempre. No se
puede, mejor expresado no se debe hablar de algo que no se conoce, parece que
si saben de rotulos, aunque del resto hablan por boca de ganso. Hablamos de
indigentes, transculturizados, pobres, excluidos, perdedores. Otra palabra
vinculante es clientelìstico. Como si quienes se indignan de ver clientela por
todas partes no fueran clientes ¿ No? No hay que posar de libre albedrio solo
por ejercer de cliente caro. La medida gubernamental mas popular y democrática
de los últimos tiempos junto a la asignación universal por hijo, tuvo lugar
esta última semana. El anuncio oficial sobre la construcción de 100 mil
viviendas en un año, marcara sin dudas, un trànsito sin regreso hacia el
bienestar de otras tantas familias connacionales, que al andar, como todo
proyecto tiene aspiraciones fijas de concretar 300 mil unidades mas en una
escala de oportunidad como nunca se ha planteado. El piso de los ingresos y su
tasa de interés es inèdita para cualquier crédito hipotecario, de ello se
trata, para quien disponga de terreno o sin el, en una ocasión para quienes
talvez no hayan podido ni pisar la vereda de instituciones bancarias del actual
sistema económico vigente y que hoy ven esa posibilidad. Por otro lado el techo
de esos ingresos y el interés a desembolsar que tanto inquieta a algunos,
seguramente no serán gran cosa para quienes ganan 30000 pesos y no se avendrán
a pagar un 14 por ciento anual. Estos últimos no deberán preocuparse porque no
tendrán inconvenientes en que el sistema sì los asista. La escala de interés ,
la progresividad de la misma, como de la cuota y el capital a solicitar marcan
la diferencia. Esto convierte a la medida en algo inusual, progresista,
popular, justa y necesaria viniendo a satisfacer una necesidad de años, hacia
gentes que mediante otras generaciones, padres , abuelos alguna vez escucharon
decir, como yo, que lo tenían porque lo habían ganado con su trabajo, eso sì
pagando un crédito a 30 años armado para quien podía pagarlo, en una
oportunidad fuera de los canones habituales de una economía que no siempre, o
mejor dicho nunca se acerca a las personas y se cimienta fríamente en los
números, tal como dicen los libros. Estas cosas tiene la política de
diferenciarse de la economía, no perdamos la oportunidad y festejemos la
política, festejemos la igualdad e impulsemos la democracia. Vivimos hechos
inmensamente importantes para futuras generaciones, nada es mas substancial que el progreso de mayor
cantidad de personas. Eso convierte a una sociedad en justa nada menos, estamos
en camino, nadie dijo que fuera fácil.
Más información sobre el Pro. Cre.Ar en: http://www.anses.gov.ar/
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