El mismo paisaje y desde la misma ventana jamàs es
visto en forma idéntica por dos personas. La misma realidad es comúnmente
analizada por mas opciones inclusive . Se complejiza el panorama si le adosamos
opinión, que no es solamente discernimiento o razonamiento desemejante sino que
actitudes, modos, expresiones, tonos ,en contar o relatar algo hace a esa traza
personal a presentarlo , especialmente en radio o televisión de singulares maneras.
Esta sería a juicio de quien habla una modesta definición de periodismo, que los
diferentes estilos, conductas y actitudes nos llevan a comunicar de un determinado
modo iguales situaciones. Desempeñarse en este medio, hablo del geográfico y
del periodistico, resulta originalmente cautivante por diversas razones. Una
de ellas es darse cuenta , en la medida justa, de la erigida importancia que
cobran nuestros conceptos en la casi distraída penetración en cada uno de los
hogares donde a diario estamos muchas horas junto a distintas gentes. La
gratitud incomparable de sentirse escuchado, y no me refiero a solo compartir
lo que uno dice, sobrecarga, de un atildado respeto por la expresión ,
despojado de creerse nada màs de lo que es, ni victimizarse inultimente porque
no ayuda. Si uno es lo que piensa, y lo demuestra, haya viaja una foto exacta
del valor de cada persona, no màs que eso. El histeriquismo casi colegial, que
rodea cada tema cotidiano, que debe debatirse en el mismo sentido de la
palabra, en estos tiempos cuasi fundacionales de formas de vivir y expresarnos
que muchos ansiamos por mucho tiempo, hace
recordar que hemos sido tipos novelescos en toda la historia , solo que hace
muchos años la incidencia entre lo virtual y lo real era mas fácilmente
detectado por la mayoría. Hemos sido de seguir novelas por radio, luego vino la
tele, siempre ficción, solo que ahora los capítulos de información, noticieros
y análisis de la actualidad diaria también parecen , por los parámetros de
temas y peculiaridades abordados, que
quienes se sienten ciudadanos superados en el tratamiento de un estado de
derecho en la marco de la democracia que supimos conseguir, les asombre
habitual y rutinariamente cómo gentes del común, esos diferentes que siempre
miraron , hoy protagonicen la diaria peleando reinvindicaciones, como sì les
correspondiera , se espantan. El litigio por la igualdad, se instalò en un
contexto en el cuàl ya no alcanza con ser políticamente correcto, y me refiero
a todos los que habitamos y nos desempeñamos en este , nuestro país , donde
muchas decisiones , de vida, si se le quiere poner un título, ya no serán las
mismas y no tienen marcha atrás. La discusión que nos ocupa como sociedad dejó
de ser simplemente economicista, apelando
a la raíz misma político-cultural. Nada de lo que estamos viviendo pasara a la
historia sin dejar consecuencias lógicas de estas disputas sin antecedentes
históricos. La posibilidad de leer de otra forma el pasado, habilita otro modo
de relación con el presente y el futuro. El hecho que la discusión, no solo
pase por la economía, no significa que la batalla no incluya bienes materiales.
Como ejemplo, la pelea por una vivienda constituye
hoy un derecho y no un merecimiento que interpretan y deciden otras gentes,
otro tanto ocurre con la salud y el empleo. La obscenidad en la defensa pública
de posesiones indiscutibles de muchos de los ciudadanos se contraponen ya casi
históricamente con las necesidades del conjunto, que solo funciona en la matriz
societaria, donde ponen mas los que mas tienen, para edificar y administrar la
frase que no todos pueden pronunciar sin llegar a ser creibles, que es la de la
justicia social. La cuestión pasa definitivamente por la distribución y por dar
una disputa por la renta. Muchos desmemoriados, no recuerdan el fuera de foco
del país hace casi una década, añoran la inercia que reglaba la política donde
los recurrentes actores dejaban conformes a los que siempre han estado conformes,
sin reparar en las consecuencias que jamás les preocuparon y afectaron siempre
a los mismos , a los cuales les arrebataron las formas de protesta, donde la
calle no les pertenecía ni les va a pertenecer, pero que les demostró que las
realidades , tomadas como cosas cambiables no se pueden y ni se deben medir con
la misma vara, la igualdad pasa por largar todos desde la misma línea. Nadie es
màs que nadie, por lo que posea.
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