martes, 25 de noviembre de 2025

PROHIBIDO PENSAR ( NO ES IRONIA) por Carlos Madera Murgui

PROHIBIDO PENSAR ( NO ES IRONÍA) Por CARLOS MADERA MURGUI Los últimos tiempos signados por la comodidad del “todo hecho”, donde la tecnología invita a no pensar, sino manejar las variables que nos dictan el cortar camino para una reflexión, que nos lleve a lo buscado o la forma de intentarlo, no es un título exagerado para comenzar. La creación desde el pensamiento está en crisis, el esmero, el talento innato, el esfuerzo, la experiencia a través de mucho rodaje, todos “capitales” humanos construidos a lo largo de los años en la capacitación y trabajo que se le plazca, está ahora resumida en la posibilidad de bucear en la “imaginación, ingenio e inventiva” en cualquier dispositivo informático que nos ahorra horas y hasta años de haber invertido en sabiduría adquirida en base al esfuerzo del estudio, comprensión y aplicación de distintas ciencias. La II (Inteligencia Intermedia) sería lo lógico y esperable para un combo de perfeccionamiento muy actual entre lo que pueda brindar la IA y la experiencia de alguien terrenal que con su mente preparada pueda aportar, Hace pocos días, una amistad publicó una serie de profesiones, todas de suma preparación con niveles universitarios y post grado, que se ven amenazadas de ser reemplazadas de forma muy rápida, peligrosa y alarmante. Lo que nos trajo la era digital con las redes sociales formateando de manera definitiva la teoría del menor esfuerzo y una cultura de ganar dinero por cualquier medio, menos por el estudio, el perfeccionamiento o el trabajo constante en cualquier actividad, se transcribe “a pegarla”, si no es aquí , en otro lado, total nos ayuda la ya vieja globalización. Pero siempre por el camino más corto. De esa forma, no pensarlo, la cosa se simplifica, claro está, nunca considerando el final del camino. El individualismo, ya enquistado en el país desde los 90, y creciendo, fomentado desde los esquemas de poder y las nuevas y rápidas soluciones de una mejor vida desde el consumismo global, dan por tierra idiosincrasias muy valiosas que hacen grande cualquier país o región del globo. No obstante, Argentina propensa a copiar desde la época de la colonia, ha tenido épocas mucho mejores, donde precisamente recibía población mundial y regional como quimera de crecimiento y desarrollo. La mente de la mayoría de los compatriotas hoy reniega de la inmigración, la diversidad y la empatía como valores básicos de los cuales, podríamos enorgullecernos al menos en Latinoamérica y que enriquecieron, y consiguieron, no sin esmerarse, construir en Argentina un entramado educativo, líder en esta parte del mundo, donde nuestras universidades preparan y moldean a miles de profesionales, incluso y muy incluso de países vecinos. No estamos bien, y la culpa no es exclusivamente económica, ni cerca. Cuando personas muy indignadas hablan de valores de otras generaciones, se olvidan o mejor y más claro expresado, asientan su teoría en el esfuerzo por el trabajo y dedicación para lograr objetivos de vida. Pero precisamente todo esto estuvo marcado por un grado de solidaridad y respeto hacia el otro y también como empatía de rebaño para aquel que necesitaba del aporte de todos. Es cierto que los Estados garantizaron y acompañaron procesos evolutivos de población y realizaciones de ayuda muy importantes en esas transformaciones y progresos, pero la solidaridad superaba a la mezquindad y la crueldad hoy demasiado palpable, y que quede claro, que hablamos de todos, no de una sola persona, por más importante y trascendente que sea. Ahora parece que todo es igual, nadie protege a nadie, ni nadie tiene privilegios societarios por vulnerabilidad originada por lo que se les ocurra, edad, situación socio económica, física, intelectual, o también la contrariedad adquirida en esquemas pre determinados de sociedad organizada en servicios públicos, los cuales parecen perseguidos ya no en el derrumbe de estructuras históricas de atención en salud o educación de todos los niveles, sino también en sus protagonistas. Con una manipulación aviesa, signada por una comunicación plagada de intereses, totalmente individuales, desde los grandes medios hasta un comentario diario de red social. La omisión es el dato editorial más poderoso. Se opina sobre todo sin informar absolutamente nada. Como decía el padre de la propaganda moderna y colaborador de la CIA, Edward Bernays , “ el mensaje debe ser simple, el pueblo es estúpido, y la propaganda es la única forma de gobernar una democracia ; diciéndole a las masas que deben pensar. Pero mucho más seguro y duradero, es decirles que deben creer”