miércoles, 9 de mayo de 2012

Participación en Quiera Oir que oiga del 8 de mayo.




Cuando alguien habla o escribe pensando en el asentimiento de personas que ya lo tienen decidido, además de no esperar que finalmente coincidan por razones diferentes a las que propone la opinión, con un entendimiento y desentendimiento simultàneo en la comunicación es lo que finalmente hace que el mensaje marche privado integralmente de algo distintivo. El marco de la palabra dicha adquiere singularísima importancia, ya que el sustento del lugar, la ocasión y espacio temporal del discurso cambian significativamente, mas aùn luego de varios almanaques. Por estos días mucho se ha hablado de lo que importantes dirigentes de la política y de la economía decían hace algunos años y proclaman ahora. Reflexionando sobre el tema, y no quiere decir que hayan cambiado, porque no se conoce al menos públicamente lo que proponen hoy por hoy, hace como 20 años atrás un trascendente dirigente regional , hoy en el ámbito legislastivo nacional ,con la anuencia por aquel entonces de muchos lugareños patrocinaban la idea-fuerza basada en el desarrollo integral de Bahìa Blanca , expansión que provocarìa el derrame regional económico basado principalmente en la ocupación plena de los habitantes de lugares pequeños circundantes a la capital del Sur. Pueblos como Coronel Dorrego, pasarìan a funcionar como gigantescos dormideros, donde el trabajo en Bahìa, implicarìa el viaje diario de sus habitantes, en una comparación de base como conciudadanos del Cono urbano capitalino, que insumen un par de horas o algo màs en trasladarse y regresar a sus hogares. No existía en ese momento alternativa propia de matriz distrital para trabajarla, solo la base agrícola-ganadera en los umbrales de su definitivo derrotero con muchísimo menos actores, lo que generò , visto a la distancia, la entelequia que les relato. La fatídica palabra derrame,  fagocitada por la Era menemista, en algo que nunca ocurrió, por el contrario no existió desborde, sino achicamiento , todos sabemos que la vecina ciudad, importantísima, en los últimos años ha tenido un crecimiento demogràfico para lo cuàl no estaba preparada en ninguno de sus aspectos y hoy padece un nivel de desocupación e indigencia de lo màs alto del país. Todo lo que brinda Bahìa Blanca como gran ciudad, puerto, comercio, aeropuerto, servicios, profesionales, grandes industrias, polo regional de todos los ámbitos, y que opacan singularmente a pueblos vecinos, replantea modelos, obviamente lejos de los extemporáneos vaticinios de vigentes representantes de esta Sexta Sección, que no cuenta, al menos nuestro distrito con la merced etérea, de ser beneficiario alguna vez, de una idea como la de aquella época, un poco màs terrenal claro, ya que nada ha cambiado simplemente, que nos ponga en un movimiento esperanzado, al menos para ser discutido. El anuncio oficial sobre la conformaciòn de la Junta de promoción Industrial, màs alla del ajado y repicado título y las entidades que la integran, me llevan a opinar que el funcionario que tiene a cargo la comisión sabe de que se trata y què hacer con esa herramienta. Faltarìa conocer sì puede y quiere concretar como alguien que conoce el camino. A priori aparece como muy conocido el anuncio sobre las exenciones impositivas y la gestión para ello, màs los controles ambientales y zonificaciones, llana tarea municipal , cosas que ofrecen màs de 100 municipios bonaerenses bajo el imperio de la ley y que cuentan con parques o sectores industriales planificados y que no asoman como el gran gancho para inversores locales o foráneos que saben de la necesidad de aportes estructurales importantes que actúen como verdadero impulso en radicaciones confiables. Tambièn muchos municipios , no sòlo de esta Provincia ,saben de la realidad de este asunto y han revertido ciertas barreras con la intervención cierta y directa, mas allà de la provisiòn de servicios básicos ( luz-gas-telefono) a tarifas subsidiadas, con el aporte económico efectivo en la construcción de galpones y equipamientos industriales, con todos los recaudos del caso para su posterior recuperación de esos dineros públicos en fondos importantes como hasta $ 500.000 , que no se vislumbran como cifra descabellada, por la importancia del intento y los parámetros presupuestarios de municipios como el nuestro. El tema no es ajeno y mucho menos a las personas que tendrán la responsabilidad de tratar de poner en marcha posibilidades ciertas, si asì se lo cree, de inversiones donde espejos regionales concretos de algunas entidades como la que nos ocupan, llevan adelante procesos de aportes, de ninguna manera reñidos con la ganancia, en distintos servicios públicos de gran repercusión. Variadas opiniones mereció el sistema cooperativo de trabajo, administrado por el municipio, en cuanto a la falta de cobro de sus integrantes. Sin dejar de reconocer en claro la responsabilidad y cumplimiento de cada estamento, creo que la facultad municipal debe ser en todo momento de apoyo a la prosecusiòn y consolidación del sistema , que vino a generar empleo a muchos coterráneos en un ámbito donde no abunda la salida laboral y que puede edificar grupos o personas afirmándose en un trabajo estable. El municipio debe ponerse , como seguramente lo està , a favor del mantenimiento del sistema y sus trabajadores y por ende usar estructura e influencia para el normal funcionamiento de algo no reemplazable fácilmente desde la oferta con que cuenta nuestro distrito. 

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