lunes, 11 de junio de 2012

Participación del día 11 de junio en Quien Quiera Oir que Oiga.




Cuando en las ùltimas semanas varias personas de la actividad política lugareña dieron su parecer a mi amigo periodista sobre varios asuntos referidos al accionar dirigencial dorreguero, algunas dudas aparecen como emergentes sobre lo leído. En declaraciones por lo que uno sabe, meditadas, ya que fueron elaboradas con tiempo suficiente que permite el ritmo gràfico y que por ende no están cargadas de la inmediatez que sugiere una entrevista radial para ordenar o decir lo que muchas veces no se quiere, resulta del conjunto cierta confusión que no es halagüeña en cuanto a optimismo por lo que vendrà , con mas hoy de lo que se piensa, cuando erróneamente se analiza un espectro político exclusivamente desde lo electoral. La diàspora del peronismo en sus múltiples versiones, confunde aùn mas sobre la base de ideas, ya no exclusivamente en el sui-generis vernáculo, donde aparecen variantes que bien no se entienden , agregándole si se quiere circunstancias de contexto que siempre tienden a justificar o excepcionalizar ciertos comportamientos de las gentes. Dirigentes que se muestran abatidos por disputas que han durado no mucho màs que lo que se extiende una campaña electoral, u otros que se muestran dispuestos pero sin saber adonde pertenecen claramente, mas quienes disfrutan de un Eden sin sobresaltos, conforman el mosaico. El bipartidismo dorreguero siempre adoleció de decisiones estructurales propias sin pretender un divorcio de escalones partidarios provinciales o nacionales que no incidieran en meneos hasta ideológicos que los llevaran a mantener una identidad traspolada a construcciones locales sòlidas. Guìas o líderes de probada militancia con castidad partidaria parecen o serán seguramente en el nuevo espectro político, sujetos del pasado, con anacrónicos atributos, asique esperar la aparición de un líder carìsmatico, con imagen como les gusta decir, asèptico y neutro, fuera de lo que significa una capacidad y conocimiento político que solo brinda la participación y el compromiso de años tras una idea determinada sin derrapes que merezca confianza en gentes que siempre pensaron lo mismo, aparece como ilusorio. No es que no haya personas capacitadas, muy por el contrario, pero esto choca con confusiones en determinaciones, sin la ética y el cuidado sobre las organizaciones que suponen congregar adhesiones masivas, que ya se están acostumbrando peligrosamente a cambios de rumbo o de vereda, que a la larga merecen castigos .La mutaciòn al tanteo de la conveniencia, como tendencia de época, hacia ese nuevo ejemplar social, al que muchos llaman “vecino”, capaz de exigir cambiar hasta el pronòstico del tiempo, o decidir con su opinión sobre leyes que no los favorecen , indudablemente desordenan o desorientan ideas militadas durante mucho tiempo, pero erosionadas por estas causas. Si a esto le sumamos palabras e histrionismo en una estrategia que viene acompañada de picos emocionales que poco tienen que ver con un discurso político de substancia ideológica-partidaria los resultados son impredecibles, a no ser de contar como el partido oficialista ,con un escudo histórico costumbrista que no se ocupa de analizar en demasía estos asuntos, y que lo han llevado a gobernar casi dos décadas con resultados electorales sin ayudas políticas de otros escalones, que quienes sì cuentan con ello, han desperdiciado sin tratar de revertir una situación que los encuentra en un pico de posturas inconciliables, intolerancia manifiesta ,que ha anidado sin lugar a dudas otros proyectos, que en mayor o menor medida simbolizan una modernidad despojada de cimientos ciertos en cuanto a formas definidas de desarrollar sistemas de conducción. Nadie tiene la certeza sobre el comportamiento futuro de la ciudadanía en sus decisiones , eso es un elemento que desvive en forma casi permanente a los distintos actores, pero aparece fuera de contexto cuando la actividad diaria, la que fundamenta lejos de elecciones, navega entre acciones casi ajenas a los últimos resultados, porque unos no reaccionan de un revés histórico, otros no actúan sobre la expectativa creada y el resto duerme un cansino camino que nadie discute le ha sido extremadamente favorable en los últimos tiempos.

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