domingo, 21 de octubre de 2012

EDITORIAL PROGRAMA SABADO 20

" la actitud
   militante de
   una juventud
   movilizada"




Si hay alguien que necesita que se lo recuerden, alla por 1976 se inaugurò la mas sangrienta, pérfida y abyecta de las dictaduras, con lo peor de las anteriores y el mas macabro de los inventos; la figura del desaparecido. Cambiar la realidad, con libertad era la misión de gentes preparadas en distintos ámbitos, académicos, laborales, de variada instrucción, pero con convicciones firmes, militadas en el sentido justo de la palabra, tan mal usada últimamente, donde la preparación de trabajar detrás de un ideal, comprendía primordialmente saber mediante información, preparación, discernimiento y difusión de una creencia, que las circunstancias llevaron incluso a miles a perder la vida. Algunos con armas en mano, otros con libros en mano, otros con hijos en entrañas, a todos les fue igual. Cuando sentimos a diario hablar de militancia, del reverdecer de la participación juvenil, añoramos, los màs grandes , otros momentos de la historia, donde la política en esos tramos de las edades, era capacitación, lectura, apreciación, razonamiento. Como toda pasión, como el futbolero que sabe y que està convencido quien es el mejor nro.4 para la selección, en política antes del vaciamiento, todo fervor y efusión implicaba líneas políticas, dogmas, doctrinas y cada uno tenìa soluciones en el bolsillo elaboradas a partir de la información, ni cerca de contar con los elementos de ahora, solo era literatura, reuniones, discusiones, ponderaciones . Mas alla de lo que se pretende hoy inculcar como abc de participación, saber lo que hacer en una votación, es prioritario saber de que se trata, porque se esta donde se esta y estar convencido de ello. La política es y será durante todos los tiempos, la única herramienta donde la lucha de pensamientos construye el escenario para poder cambiar las cosas, que preocupan a los individuos. La primavera alfonsinista, duro lo que una primavera ; la actitud militante de una juventud movilizada llevo firmemente a creer que la democracia si bien no podía todo lo que dijo Alfonsin, si dejo plantado luego de una larga noche, que el estado de derecho y la participación valían la pena, que existía un marco donde la lucha de ideas, no implicaba morir. Se visibilizaron claramente quienes eran los enemigos, ya no usaron las armas prestadas, ahora usaron el sutil y letal aparato económico. Pero las cosas siguieron cambiando, la política sufrió su mas feroz embate, enancada en el pragmatismo del menemato, copio reflejos de la época y muy pocos resistieron, asi nos fue. Pero el tiempo siguió andando y nuevas muertes, como siempre, muertes, militantes, jóvenes, desposeídos, luchadores, reivindicaciones de una clase que había permanecido en la igmominia .Confusiones ideológicas, pero en un espectro desinformado, no por falta de elementos, por falta de bases, y no me refiero a posiciones, sino a cimientos. La política necesita ideales elaborados, con pensamientos concretos , creencias con bases ideologicas del espacio del que se trate, no meros cursos sobre como obrar en una elección, sino preparar personas pensantes, o al menos con información por encima de la media , sin desvanecer voluntades en actividades aleatorias muy loables, pero alejadas mayoritariamente de la capacitación política, que construyan ciudadanos con compromiso de creerse capaces de protagonizar la realidad en la cual pregonan militancia. Se conocen los enemigos y sus armas, poderosas , vivas ; pero a las voluntades cimentadas en el pensamiento y la creencia es difícil derrotarlas, para eso hay que prepararse. No quiero seguir soportando escuchar a notorios dirigentes sintetizar la política como “ linda”. Muchos tienen demasiada suerte, algunos derroteros hasta suenan incomprensibles, eso solo se revierte ocupando los espacios con capacidad, no con prepotencia y antecedentes. El principio de igualdad es la revalorización mas importante de los últimos tiempos, en todos los ámbitos, incluso el de la política, única y exclusiva herramienta transformadora, que implica el derecho individual de forjar un suceder. Por estos días, nuestro pago, reivindica quienes somos y de donde venimos, solo nos falta preocuparnos por saber a adonde queremos ir y trabajar para ello.




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