sábado, 23 de abril de 2011









EDITORIAL DE APERTURA PROGRAMA SABADO 23



El intelectual, si es que existe tal cosa, parece un animal en vías de extinción aún encerrado en un zoológico, se lo cuida, se lo escucha, se lo alimenta. Sin embargo tal perspectiva es apenas un costado de toda la cuestión: muchos críticos , especializados o no , demasiados, envueltos en un complejo debate, (bueno…., el debate, no que sean demasiados los que lo hacen),plantean la posibilidad de pensar el intelectual como una figura determinante de un momento de la historia que en estos tiempos y para quienes ahora lo resaltan, escuchan y piden consejo como si tratara del Mesías, por añanidura extranjero, y reconvertido ,había perdido vigencia o al menos en los últimos veinte años ,para ellos, cuando debates y pensamiento eran pecado extremo y 2 más 2 eran 4 y si tenés pasa por Caja.
El pensamiento del hombre, cualquiera, el supremo por encima de cualquier contingencia, siempre existe en los poderes y estará seguramente representado por esta casta instruida, formada, e informada, ilustrada, pero también adiestrada, no siempre coincidente con los intereses de la masa, y seguramente sí con las clases dominantes, o excepciones en la voz de ámbitos de estudio ecuánime y objetivo , pero siempre con rasgos inseparables , de su pensamiento personal.
Los intelectuales en la Argentina, hombres del pensamiento, especialmente escritores opinan , porque les preguntan o los contratan , tal cuál periodistas, en una reivindicación absoluta, sobre que la política la hacen los hombres, aunque la economía los someta, aspecto olvidado por estos descifres.
La política hoy en la Argentina, tiene una sola interpretación. Se entiende como praxis de los sujetos que buscan que todo se mueva otra vez , es decir que la política torne a la polis.
Pero hay algo, acaso más interesante que sucede por estos días; hoy , en la mayoría de los países de la Ameríca Latina, las clases dominantes han perdido el aparato del Estado. Pero no mucho más, y la situación es peligrosa: las clases dominantes no se sienten cómodas si no están en el Gobierno. Se expresan a través del poder mediático, que es la revolución del capitalismo desarrollado. En la Argentina, ese aparato de información se ha convertido en el arma más agresiva de los sectores hegemónicos. Esas clases siguen manteniendo todos los recursos para seguir imponiendo la verdad; la verdad que expresa sus intereses. Las clases dominantes , pese a serlo, no tienen el poder del Estado. La imposición de esa ideología necesita del Estado, el que hoy no tienen.
No vamos a sumar desde la lejanía del escenario, más opiniones a las ya escuchadas, sobre interpretaciones de destacados cultores de otros espacios, con todo derecho, con toda libertad,( la que critican; cuando en nuestro suelo, donde todos opinan, sin cuidar cánones, ética y respeto hacia envestiduras, que son en definitiva nuestra autonomía y voluntad,); decía, y nos insumen la gran atención de la semana, dejando de lado ,
la más que importante revisión de alternativas políticas y compromiso de las producciones culturales nacionales en su contexto: de ese agónico animal enjaulado o testigo de su tiempo, como ustedes quieran , con la producción intelectual , la abstracción por encima del mismo personaje, que es la que sigue elocuente en éste o en cualquier momento de la historia del hombre. Nuestro país a recuperado un valiosísimo nivel intelectual, académico, pensante , que esparce los niveles de erudición universitaria y que protagonizan el fenómeno de estos días. La ciudadanía ha perdido credibilidad en la información acostumbrada, repetida una y otra vez, compulsivamente , con ausencia de algo consistente, sin proyecto, sin alguien capaz de llevarlo a cabo. Además mayoritariamente intelectuales, escritores, ensayistas, se ven involuntariamente confrontados con periodismo de verdades alteradas, modificadas y presentadas de acuerdo a sus intereses . Los títulos deforman , la realidad pasa por otro lado, o mejor expresado de otra manera. Tenemos gente muy capacitada, estudiosa, también crítica y comprometida hace mucho tiempo, todos tienen el mismo valor, el que está por encima de cualquier otro… ese valor es pertenecer a lo que se opina.


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