..." ...nosotros mismos, los encargados de reparar tamaño error"
por Carlos Madera Murgui #
¿Cómo le va, cómo anda? .Esta semana, quizás la pregunta adecuada sea ¿Cómo se las
arregla?. O siguiendo por ese camino ¿Se las arregla?. O, un poco más allá ¿Se arregla?
Las alusiones son tan actuales como las
elusiones que con casi gozosa pedantería realizan algunos funcionarios cuando
suponen que los discapacitados, “se las pueden arreglar” sin que nadie los
ayude. Francamente, nadie puede solo. Quizás por eso, existe una cosa llamada
sociedad. Aunque ellos deben creer que existe para otra cosa.
Seguramente estarán en la línea del “no
se arregla” tan posmoderna y posverdadera. Tan noventas. Algo se rompía, ya no
se arreglaba. Para que, si había productos importados, nuevos, mejores, y más
baratos, incluso humanos.
Ellos mismos, y (o sus descendientes,
biológicos o ideológicos) siguen pensando lo mismo 25 años y varias crisis
después. No, perdón, lo mismo no, van más allá. No se limitan a los
objetos, incluyen a las personas. Si alguien se rompe, o no funciona “como
debe”, no lo arreglamos, ni lo ayudamos a curarse, lo tiramos, y lo cambiamos
por otro nuevo, más joven, y probablemente mejor, importado.
Les pido humildemente perdón a quienes,
honestamente, no piensen que esa práctica deba llevarse a cabo con las
personas, pero quizás tengan una definición de persona, distinta a la que usted
y yo compartimos, y entonces, sin tapujos, pueden decir que “hay oportunidades
para todos”, el problema es quién forma parte de ese “todos” y quién no.
Ya en la campaña electoral de 2011, para
el espacio gobernante el slogan era algo que podía leerse como “ estas afuera,
pero si haces merito, te podremos incluir”
Se vienen barajando, diferentes
estrategias para que finalmente los argentinos entremos en la Revolución de la
Alegría de una vez por todas, y tengamos el país por o contra el que
todos luchamos.
La idea es que aquellos que de chicos
no tienen otro remedio que “caer en la educación pública”, sigan sin tener otro
remedio, u otros remedios. ¿Para que los necesitarían, si están todos
sanos y en edad de trabajar? Porque la idea que los argentinos y argentinas les
mostremos al mundo que somos todos Mirthas y Susanos, y somos capaces de seguir
al pie del cañón, o de la obra en construcción, o del escritorio, o del
consultorio, o de la bici, o de la cámara, hasta que Dios (para los creyentes)
o Mauricio ( para los crédulos) lo determine.
Y si alguna limitación nos lo impide
antes de tiempo, no es culpa del Estado, ni de la Iglesia, ni mucho menos del
Mercado. Será nuestra pareja, nuestra familia, nuestro consorcio, nuestra
barra brava, nuestro grupo de terapia, o nosotros mismos, los encargados de
reparar tamaño error.
Y si no podemos, bueno, no podemos, en
todo caso, como dijera un cantautor en una época muy triste: “no hay que
aflojarle a la vida”. Vivamos mal, pero con alegría, porque como afirmara el
mismo cantautor “vivir con alegría significa vivir más”. Y esa es la idea del
gobierno. Que a falta de remedios, subsidios y jubilaciones, nuestros
mayores tengan alegría, así viven más.
Por otro lado, para que quieren tantos
medicamentos, que no solamente son caros,, sino que además hay que acordarse de
tomarlos, y a veces, tienen efectos colaterales tremendos: Acuerdense, por
ejemplo, todos aquellos que en 2015 pensaron que “ el remedio estaba en votar
contra Cristina” , y , como efecto colateral, terminaron votando “a favor de
Mauricio”
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