miércoles, 24 de agosto de 2011

columna de EUGENIA MADERA

" LAS EXPLICACIONES QUE SOSTIENEN QUE EL ELECTORADO SIEMPRE VOTA CON EL BOLSILLO, NOS PARECEN INSUFICIENTES"





Cualquier acto eleccionario arroja numerosos elementos para analizar por ser el mecanismo mediante el cual la ciudadanía puede expresarse libre y directamente en este sistema. Las primeras elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias no son la excepción. Por el contrario, aportan algunos condimentos más por ser la primera vez que se llevan a cabo en nuestro país, y por la atención que han generado. Se han escrito numerosas letras, hubo innumerables análisis de los resultados. Lo cierto es que al ser la primera vez que se efectúan no sabremos hasta octubre los verdaderos alcances de esta instancia, hasta qué punto son extrapolables los resultados de este primer PASO, no obstante, mucho se ha escuchado  en estos días desde autocríticas de algunos sectores hasta la sentencia histórica de Elisa Carrió de que el noventa y siete por ciento del electorado no la eligió o el análisis del voto plasma en las confesiones de invierno de Biolcatti. Todo eso y mucho más en una ensalada que no refleja los resultados, que fueron al menos, contundentes.

Si nos detenemos en la forma de estas elecciones, los hechos nos demuestran que no ocurrieron grandes sobresaltos, el electorado comprendió cómo votar, no hubo grandes fallas de mecanismo y hubo un gran porcentaje de participación. Es decir, si vamos a las estadísticas, a los números fríos y objetivos, hubo un alto nivel de participación en la elección, más del 70 por ciento del padrón electoral. 
Si vamos al contenido, utilizando los mismos números fríos que nos brindan las estadísticas nos encontramos con que la mitad de la población quiere que la actual Presidenta Cristina Fernandez sea la candidata del Frente para la Victoria y que un porcentaje bastante menor quiere que el candidato  por la UDESO sea Ricardo Alfonsin, que otro porcentaje similar elige como candidato de Union Popular al ex presidente Eduardo Duhalde, que otro porcentaje parecido cree que el mejor candidato es Hermes Binner por el Frente Amplio Progresista. También encontramos que un 3, 3 por ciento del electorado quiere que Elisa Carrió se presente como candidata a presidenta por la Coalcición Civica, que un porcentaje un poco menor quiere que Jorge Altamira sea candidato por el frente de izquierda y de los trabajadores y que sólo el 0, 78 por ciento hubiera querido ver a Alcira Argumedo al frente de una candidatura presidencial por Proyecto Sur.
Ahora bien, ¿qué nos dicen esos datos? Podemos arriesgar algún tipo de afirmación, siendo concientes que lo estamos diciendo en el mismo momento en el que los acontecimientos suceden, sin la debida distancia histórica que requiere un análisis sociológico riguroso, pero entendiendo que las herramientas deben ser utilizadas en la coyuntura.
La primera pregunta que surge es por qué ese caudal de votos, que  evidencian un alto grado de aceptación si hasta un día antes de las elecciones nadie votaba por el oficialismo y la prensa mostraba en grandes pantallas un gobierno que venía en picada.
Quedarnos con el análisis economicista de que la abrumadora diferencia de votos obtenida por la presidenta se debe sólo a la situación económica  y que el electorado siempre vota con el bolsillo nos parece insuficiente. Hay matices innegables que hay que señalar, que no responden sólo a un tiempo de bonanza económica. Las profundizaciones objetivas a nivel de ampliación de ciudadanía y de fortalecimiento de un Estado que permanecía ausente en la resolución de la conflictividad social son elementos que no se pueden negar de los dos últimos periodos de gobierno. Innovaciones en el plano de lo simbólico y no sólo en él que hicieron que numerosas personas den su voto de confianza a la actual gestión de gobierno en un contexto mundial de ajustes presupuestarios de bienestar social, como en los tiempos del voto cuota menemista al que el máximo referente de la sociedad rural intenta asemejar los tiempos actuales  con su calificativo de voto plasma.
La misma forma de este nuevo mecanismo de elección de candidatos nos da un elemento más, la publicidad se los precandidatos se hizo mediante propaganda gratuita, todos con el mismo tiempo en pantalla, lo que generó una situación de paridad, al menos en el aire. Esto, sin dudas benefició a las agrupaciones políticas más pequeñas como el Frente de Izquierda y de los Trabajadores que supo utilizar esos mecanismos y crear una estrategia de marketing publicitario que apelaba a conseguir el porcentaje de votos necesarios para estar incluidos en las elecciones generales y que les dio resultados incluso para festejar.
El resto de la oposición, deberá recomponerse y realizar una autocritica lo suficientemente profunda como para poder competir en elecciones con algo más que un discurso ANTI.
Restan algo más que dos meses, veremos como se reconfigura el mapa político, a simple vista no parecería que octubre diste mucho de agosto.








6 comentarios:

  1. Es que por ahí habría que preguntarse que tiene de malo que la gente vote con el bolsillo. Si un Gobierno adopta determinadas políticas de justicia social, de disminución de la desocupación, de contención social, de inclusión de vastos sectores desprotegidos, no lo puede hacer solo desde la retórica sino que lo tiene necesariamente que implementar a través de lo que Yrigoyen llamaba "las efectividades conducentes", o sea la aplicación a la vida cotidiana del discurso. Vivimos en una sociedad capitalista, en la que la mayor circulación de dinero redunda inevitablemente en el bienestar diario, desde el trabajador en negro que percibe la AUH, el jubilado que percibe dos aumentos anuales en sus haberes por ley, el trabajador que tiene sus paritarias. Eso es bolsillo y no otra cosa. ¿Y que tiene de malo? ¿Porque ese afán peyorativo y descalificador en boca de quienes fracasaron en dar bienestar al pueblo cuando tuvieron la oportunidad de gobernar?

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  2. Antonio:

    María Eugenia no está menospreciando la hipótesis, simplemente afirma que no es la única variable con la cual se maneja la sociedad. De todas formas es bastante arriesgado determinar las motivaciones que movilizan al electorado. El voto no deja de ser una esperanza, una percepción hacia el futuro y como tal contiene innegables incertidumbres.
    Incertidumbres que tal vez, pasado el tiempo, nos satisfagan o no.
    La historia reciente puede ser de gran ayuda pero no siempre el correlato da la razón a esas percepciones.
    Considero que existe una complejidad mayor en el asunto. Complejidades que superan largamente a un resultado electoral. Centrándonos en el debate tal vez la pregunta que nos deberíamos hacer es si se vota por un bolsillo individual o por un bolsillo colectivo.
    Respuesta imposible de responder en el marco de un sistema internacional que cada vez con mayor virulencia muestra en cuentagotas su faz solidaria y humanista.
    Todas las variables son respetables y valiosas, por eso, tomar solamente una como indicativa y dominante, resulta poco menos que simplista.

    Saludos
    Gustavo Sala

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  3. Concuerdo; todas la variantes son respetables y valiosas, y el bolsillo es una de ellas. Dentro de cada ciudadano está establecer las valoraciones y prioridades, pero al estar dentro de cada ciudadano al momento de elegir solo podemos desde afuera conjeturar sobre el asunto.

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  4. Antonio y Gustavo: Primero que nada gracias por tomarse el trabajo de leer tan atentamente estas lineas.
    No era mi intención "explicar" el voto del electorado, tampoco era mi intención hablar de manera peyorativa de la explicacion del voto con el bolsillo, como sí lo hace Biolcatti. Veo la diferencia en las acciones y la retorica, claro que no gobierna con retorica, claro que si nos quedamos sólo con lo simbolico esto no avanza y no creo que esas medidas que Antonio señala se queden solo en lo simbolico, claro que tienen que ver con el bolsillo. Pero no sólo con él. Ese era mi planteo, la AUH por ejemplo, es mucho mas que lo economico, cuando hablamos de inclusion estamos hablando de mucho mas que unos pesos mas en el bolsillo. A eso me referia con que no alcanzan las explicaciones economicas y me parece Antonio que si bien hay que resignificar ciertos motes, ciertas apelaciones, corremos el riesgo de quedar encorsetados en explicaciones que historicamente ha utilizado la derecha. Utlizar para mi argunentos de ese estilo es menospreciar las capacidades de los electores, me recuerda a las explicaciones de Germani acerca de las "masas en disponibilidad" que apoyaban al Peronismo.
    Gracias otra vez a ambos por pensar y hacer pensar!
    abrazo!

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  5. Sin ir muy lejos la AUH, además de dinero contante y sonante para atender las necesidades, significa en lo simbólico DIGNIDAD que no es poca cosa en estos tiempos, a lo que hay que sumarle Políticas de Estado como escolarización y Control Sanitario.
    ¡¡Mirá como con poco se hace mucho !! Nuestro pueblo es bastante menos gil que lo que algunos creen, por derecha y por izquierda...

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  6. La AUH, la movilidad jubilatoria con la estatización de los fondos de pensión, la incorporación de más de 2.5 millones de jubilados al sistema, constituyen inequívocas medidas económicas que impactan el bolsillo de cada familia beneficiada.
    En paralelo existen medidas tales como la paulatina substitución de importaciones, el incipiente proceso de industrialización y el sistema de subsidios que también laboran a favor del bolsillo de las personas.
    Ahora bien
    Todo esto se entiende en el marco de una gestión que amplía la mesa de invitados como política de Estado. En un mundo que achica beneficios y derechos, nosotros, como sociedad, hemos logrado cambiar los paradigmas rompiendo una inercia que parecía inexorable.
    En lo personal considero que el apoyo obtenido el 14 es a favor de una política económicosocial en donde los dos aspectos son trascendentes.
    Uno no sólo mejora en lo individual también ve que esa mejoría se extiende a todo lo que lo rodea. Eso, de algún modo, colectiviza el concepto.

    Saludos a todos
    Gustavo Sala

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