sábado, 22 de octubre de 2011

EDITORIAL TESTIGOS SABADO 22

"El nivel de la discusión política no merece localmente demasiados elogios,” estamos en Dorrego” por lo tanto,carecemos de discusión política en estado puro"



No es fácil opinar desde el lugar de la infancia: el peligro suele ser que una interferencia, la del adulto y su perdida inocencia, borroneen la vieja huella. Pero, desde luego quién opina lo hace en un acto de reminiscencia para dar con los vestigios del tiempo inexorablemente perdido. Nada me causa, igual molestia, que sentir de mis coterráneos , la tan repetida y vapuleada frase, por supuesto totalmente impensada .“ Estamos en Dorrego”. La escucho desde que nací, hace unos cuantos años, también escucho, transformar la misma frase para una continua queja, como si automáticamente virara de concepto y visión del decidor que la utiliza con una propiedad de conocimiento , como si nuestro terruño significara tamaña originalidad que nos lleve a vivir en un sitio sumamente diferente para justificar la ubicación geográfica y en espacio por sobre todo análisis. Por lo general sirve para todo. Estos últimos días, donde quienes están en la carrera para la gran final de mañana, protagonizaron lo que hubiésemos querido al menos un duelo desde lo retórico, quedo circunscripto a un atisbo de correcciones, tibios, que marcan acentuadamente una falta de discursos con debate, muy de hoy, muy del país político que vivimos, donde ese “ estamos en Dorrego”, marca su presencia fantasmal, de cuál es la discusión que habita actualmente para superarnos y que suponiendo que haya crecido la militancia activa política, se nota poco. Lo que planteo ¿ cuál es la militancia hoy ?, no sé muy bien que buscan los que se acercan en la actualidad a la práctica y la discusión política, que no se percibe. No dirimo si se trata de una lucha por el bién común , ni a qué se llama hoy el bien común. Uno se encuentra un tanto perdido, respecto de estas cosas, porque comprueba que la simple llegada de jóvenes a la práctica política, no significa futuro, sino una puesta en escena por sobre la contundencia de las acciones que solo protagoniza la irreverencia y la iracundia de un joven, no se ve, no se nota. Tampoco la injusticia,… pero a lo que llamamos jóvenes hoy, con esa edad, eran los padres en la parición de esta democracia , y que a algunos los sature todo este barullo de la política ,como lo llaman, y además elegir cada dos años, me parece mucho. El nivel de la discusión política no merece localmente demasiados elogios,” estamos en Dorrego” por lo tanto, carecemos de discusión política en estado puro, cada uno aprovecha y además declara.. su “militancia” a través de  sus actividades y ocupaciones particulares. El debate que faltó, dirime razones sobre temas puntuales propuestos para el votante . No somos los medios, los que lo necesitamos , ni debemos propiciarlo, el debate es tan necesario como la idea. El marketing, supera en forma evidente cualquier discusión política, no será desde aquí donde alentaremos esta situación que es obvio está ganando por goleada. El pueblo, territorio y masa, distingue muy bien lo que es una elección legislativa o una de cargos ejecutivos, sobre quien va a tomar decisiones que afecten su vida y quien tiene capacidad para resolver sus problemas. Mucho más del 90 ciento no está en marcha para la búsqueda de ningún cargo, ni integra ninguna lista. Debemos discutir de política, no hablo necesariamente de la partidaria sin necesidad de protagonizar liderazgos o cargos,” El estar en Dorrego,” mereció hace pocos días en esta misma mesa el análisis socio-político más claro a mi entender de los últimos tiempos, además de animarse a hacerlo, no provino de un dirigente que se postule a nada. La ocasión de una elección nos sumerge a todos en una gratificante muestra de percepciones de cómo vivir mejor,… eso no alcanza es evidente,… deberíamos plantearnos cómo hacerlo, pero no a tres meses de sufragar y no conformarnos con que “estamos en Dorrego”


Querer ganar elecciones, trabajar difundiendo una idea política, ideológica, de modos, de clases, de convicciones, no es delito, sino un aliciente esencial de la democracia. Ganarlas no es pecado, más bien. Perderlas tampoco…pero es una circunstancia aleccionadora que debería inducir a mirar , pensar y comprender, Conocer la realidad, aprender a leerla no fuerza a hincarse ante ella, pero es condición necesaria para cualquier modo de acción política, incluyendo el de querer modificarla.     

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