Como cada sábado por
medio, este espacio lo usaremos para esbozar algunas preguntas. De eso se trata
pensar la realidad al fin y al cabo, de poder preguntarnos acerca de ella.
Imposible pensar la
coyuntura semanal soslayando el denominado por los propios organizadores primer
paro general de la era kirchnerista, o redes sociales mediante, 20N. No es un
punto menor esta denominación: ya no mencionamos todo el nombre del mes en el
que nos encontramos, con toda la complejidad de cada una de las letras que lo
integran, simplemente denominamos por la inicial, reducimos, restamos
complejidad incluso allí. Todo parece tener que poder explicarse con un par de
palabras, 140 caracteres en el mejor de los casos. No nos arrogaremos en este
espacio complejidad, simplemente arrojaremos algunas preguntas desordenadas.
El paro se asienta en el
derecho constitucional a la huelga. Huelga de trabajadores ocupados. Las
demandas, en esta oportunidad, poco se dijeron, se centraron en el pedido de
suba del mínimo no imponible en el impuesto a los salarios en relación de dependencia,
o impuesto a las ganancias. Recordemos que este tributo, como el de las
retenciones móviles, apuntan a un sistema tributario más progresivo. No es un
dato menor, cuando uno de los principales problemas de las economías más
desiguales son justamente la característica regresiva de sus sistemas
tributarios. Recordemos, el impuesto al valor agregado es un tributo regresivo,
todos aportamos por igual más allá de nuestros ingresos, lo que termina siendo
desigual. Insistimos, en este caso estamos hablando de un tributo progresivo:
pagan más, los que más ganan.
Eso en cuanto a las
demandas. En cuanto a los actores políticos y sociales que participaron de la
convocatoria al paro, encontramos nuevamente un complejo y variopinto entramado
de relaciones y alianzas. Sectores que a primera vista podrían parecernos
ideológicamente antagónicos. Allí convivieron, como en las últimas
manifestaciones callejeras actores sociales de lo más variado, llegando al
paroxismo quizás con el Partido obrero llamando a una huelga general junto a
quienes ellos mismos señalan como la burocracia sindical a la que
responsabilizan de la muerte de su compañero Mariano Ferreira en octubre de
2010. Alianzas complejas decíamos. Será
que como supo decir en otra ocasión el dirigente de la federación agraria, los
une el espanto. Algo de eso parece verse desde la lógica de acción llevada
adelante, en la balanza estratégica, parecen no pesar las diferencias, sino la
fuerte iniciativa en “contra de”. Algo bastante inusual en reclamos de trabajadores.
La pregunta que se hace
evidente, lo hemos dicho en otros hechos de la historia reciente, como el
citado caso del asesinato al militante, es acerca del sistema sindical. Quizás
nuestras sociedades estén ya preparadas para dar el debate acerca de nuestras
representaciones gremiales.
Lo particular de este
paro, además, fue el uso del piquete, sobretodo en la capital federal. El
piquete, sabemos, es el corte total o parcial de calles o rutas. Los piquetes
del martes cortaron los principales accesos a la ciudad, dejando como imagen
central del hecho político una metrópolis vacía. Lejos de las clásicas fotos
del movimiento de trabajadores movilizados, una postal vacía, calles desiertas.
La convocatoria había trabajado en esa dirección: El líder de la Central de
trabajadores argentinos disidente, había convocado a “no salir de sus casas”. A
pesar de que en nuestras localidades de la provincia de Bs As, el paro afectó
sobretodo al sector educativo, que modificó la rutina de los hogares, y que se
sumó a un reclamo provincial al que el sciolismo parece no encontrarle la
salida; la imagen que todos vimos fue la de una ciudad desierta. A pesar,
insisto, que en lugar de mirar por una ventana enchufada, abríamos la ventana
de verdad, esa por la que entra aire, encontrábamos calles transitadas y con
movimiento. Y ahí, es donde se dimensiona como importante, ciertas ley, que nos
permitiría ver en las pantallas lo mismo que vivimos y no lo que viven otros a
varios kilómetros.
Pero volvamos al
repertorio de acción utilizado el martes 20 de noviembre. Deciamos que se
habían cortado los accesos. En esos días, muchos dijeron que la herramienta
había sido excesiva. Porqué se hablo de excesos. Recordemos los orígenes de los
piquetes en nuestro país. Nacen con el reclamo de trabajadores desocupados,
arrojados al abismo de no tener trabajo luego de las privatizaciones. Un
repertorio de emergencia por no poder canalizar sus demandas de otra manera.
Parecería que un paro, una huelga, ya es un repertorio en sí mismo, ya es una herramienta
de lucha como para necesitar de otra herramienta que lo garantice. No vamos
aquí a aducir el principio liberal de todo derecho termina cuando empieza el
del otro, lejos estamos de adherir a eso, sabemos que los derechos se
yuxtaponen, se mezclan, se imbrican por una compleja trama de relaciones. Sólo
que parecería que este tipo de repertorios se tornan un tanto excesivos cuando
los trabajadores ya tienen una representación. El ejemplo contrario sería un
grupo de vecinos que cortan una calle para pedir que llegue el agua al barrio.
Estos vecinos no tienen otras herramientas por dónde canalizar esos reclamos.
Ahora bien, esto nos
lleva a otra de las preguntas acerca de la complejidad de los momentos que
estamos viviendo. Hace unos cuantos días en las movilizaciones denominadas 8N
se pidió por la libertad. Así de grande el reclamo. El martes, los convocantes
al paro no dejaron decidir voluntariamente si ir o no a trabajar, si adherirse
o no a la protesta como lo reflejaron los cortes de calles y los agresivos
sucesos en algunos locales gastronómicos, de líneas de transporte y ahí sí, no
solo en la capital. Este elemento resulta paradójico para el análisis y parece
no construir demasiados puentes entre una y otra protesta. A pesar de que
algunas de las figuras se repitan.
Quizás también la
pregunta sea en torno a las herramientas. No solo de acción sino también de
análisis. Hay una frase que dice que cuando la única herramienta que se tiene
es un martillo todos los problemas se parecen a un clavo. Quizás sea hora de
construir herramientas diferentes para que los problemas dejen de parecerse a
clavos.
Hasta dentro de 15 días!
Mañana se conmemora el día de la no violencia contra la mujer. Aprovecho a
saludar a todas y todos aquellos que luchan por una vida sin violencias!
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