LA ÚNICA GRIETA QUE EXISTE.
Por Gustavo Sala
Y uno también es
uno y cada uno de los 39 muertos de la salida neoliberal del 2001. Curiosamente
en esta semana la Corte Suprema de Injusticia ratificó el sobreseimiento de De
La Rúa. No, lamentablemente no salieron ni el Intendente ni sus adherentes a
marchar lastimosamente por el casco urbano dorreguense, esos muertos no lo
merecen. Y uno también es uno de los caídos en los bombardeos del 55, y uno
también es uno de los fusilados de José León Suárez. Y uno también es uno y cada
uno de los muertos de la Embajada, causa que esta misma Corte Suprema de
Injusticia había declarado como cosa juzgada a instancias de la mayoría
automática de la que el hombre bicentenario actuó conforme a sistema – no
olvidemos que nunca puso objeción a la
constitucionalidad de obediencia debida, punto final e indulto con el agregado
que cuando Néstor Kirchner anunció el juicio político a
Nazareno, el hombre bicentenario respaldó al corrupto supremo menemista de
manera incondicional conjuntamente con su colega y amigo Adolfo Vázquez. Y uno también es
uno y cada uno de los muertos de la AMIA, cadáveres que “Je Suis Fraude”
utilizó despiadada y desdorosamente para jugar entre minitas, viajar en primera
a playas fiscales y operar políticamente. Nunca como
antes se vio tan claramente la grieta por algunos planteada. Pero no es una grieta
que divide en partes iguales a la población. Y sería bueno que las mayorías se
enteren de qué lado están. Es una grieta que presenta dos escandalosos
hemisferios sumamente asimétricos. Y lo vemos con claridad, los muertos lo ven
con claridad, los que estamos relacionados con los muertos lo vemos con
claridad. Las quejas sobre la impunidad se declaman mediáticamente desde el
sector más pequeño y visibilizado de la grieta pero impacta profundamente en el
horizonte más sensible y mayoritario de
la sociedad.
Impunidad
es la vergonzosa ingeniería diseñada por el siniestro Lorenzetti y sus
adláteres para que el hombre embalsamado siga siendo funcional al establishmet
dominante. La acordada que favorece a La Nación por la causa de evasión
previsional es el mejor dato. Impunidad es el perverso sobreseimiento que
benefició a De La Rúa, amigo personal de Lorenzetti, supremo que curiosamente
no se declaró incompetente a pesar de haber reconocido hace varios años dicha
relación. “El Gobierno se la va a tener
que comer doblada” dijo el abogado de Fayt, frase que contó con el aplauso de
la mediática viveza criolla mediopelo. Pregunto: ¿Es el gobierno, con un
Supremo infinitamente limitado, imposibilitado de autogestionarse y servil,
quién se la va a comer doblada o el pueblo? Es para pensarlo, sobre todo lo
deberían analizar las filas opositoras. El hombre embalsamado tuvo que acudir
ayer para proteger a Lorenzetti por la falsedad ideológica en la que éste cayó
cuando su curiosa y anticipada reelección al más alto cargo judicial.
Allí
está la grieta. El horizonte de los poderes privilegiados, ciertamente menor,
necesita el soporte jurídico de un hombre escasamente lubricado y dependiente
para poder continuar con ese orden dominante.
En
estos días el Diputado Tonelli del PRO afirmó que "más allá del estado físico de Fayt
no le podemos dar el gusto a la Presidenta"... Vale decir, si tenemos la necesidad de poner un
fiambre en uno de los sillones cortesanos para joder a la presidente y al
gobierno popular, lo hacemos..
Cuenta la
leyenda que hace muchos años la joven cuidadora de un jubilado que estaba a
minutos de fallecer le cortó el dedo pulgar para seguir cobrando el beneficio
luego de su muerte. El órgano lo mantenía en formol, renovando regularmente la
sustancia para evitar su degradación. El hombre, ausente de instrucción básica
había logrado tiempo atrás que solo su huella fuera suficiente aval para lograr
cobrar el beneficio. Con un certificado de supervivencia
fraudulento otorgado por la autoridad policial la mujer se presentaba ante el
banco, retiraba el recibo, y luego regresaba con la huella colocada en el
mismo. De esa manera se hacía acreedora del monto previsional. Esta
irregularidad solo pudo ser detectada por los organismos de control cuando la
edad del hombre no ameritaba ningún tipo de análisis; había llegado a los 144
años.
Uno se queda pensando cuánto de esta lógica guarda la
superviviencia en el máximo colectivo judicial del longevo supremo en la corte.
Hombre que supo ostentar 23 cargos en su contra en el 2003 para ser removido y
al que luego se le diseñó una arquitectura de permanencia debido a su íntima
relación con el poder corporativo. Quién será el dueño de su dedo pulgar en
formol. Creo que todos, más o menos, podemos intuir de quién se trata. Sólo
esperamos que esta situación no perdure otros 48 años más....
Para visitar más de Gustavo: http://lasbalasdelcampanario.blogspot.com.ar
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