por Carlos Madera Murgui
En la
tradiciòn judìa, asì se dice en el talmud, se prohíbe expresamente la
adivinación y cualquier intento de escrutar en el futuro. Quizàs como resultado
de esa limitación legal, los judíos, relata Walter Bènjamin, se dedicaron a
escarbar en el pasado y a insistir en la rememoración. Por eso le dejaron los
días por venir a los adivinos, a los magos y a los astrólogos y exhortaron en
que todo presente lleva dentro de sì, lo sepa o no, o lo quiera o no, las
marcas del pasado que, bajo determinadas circunstancias, se vuelven actualidad.
La fluidez que corre entre lo acontecido y lo actual constituye, desde esa
perspectiva milenaria, la fuente de nuestra manera de estar en el tiempo y de habitar la vida histórica.
Lo que supone esta inclinación interpretativa, es tratar de analizar los
múltiples pronósticos sobre posibilidades que se abren, evitando el
lanzamientro al frenesì de la adivinación, ahora ya sin considerar el tiempo
crepuscular del kirschnerismo, o mejor expresado y ya en la frase acuñada
opositora “ el fin de ciclo”. Las repeticiones de campaña, otrora divulgaciones
políticas de base ideológicas-partidarias, hoy convertidas en redundancias con
apocopes que evidencian fragilidad doctrinaria, y para peor de pensamientos
ajenos, repetidos casualmente cuando el ciclo de renovación de 2009 , luego de
las repercusiones de un 2008, arduo y conflictivo , toca a su fin; coincide con
un trazo de la historia reciente muy difícil que se vuelva a repetir. Las
misturas delinearon perfiles heterodoxos devenidos frentes, en el que
dirigentes no políticos , como se autodefinieron, irrumpieron en la oferta
electoral, con un desconocimiento y aun con una falta de información, privativo
de sus ideas, que hicieron fracasar no solo sus actuaciones personales, sino
las aventuras sin retorno de partidos políticos bien constituidos, que pese a
ello, declinaron ante la contundencia de un acontecimiento politico-econòmico
rayano en lo ficcional que confundió a màs de uno, impidiendo cualquier
comprensión racional de lo que efectivamente sucedia. El fin de ciclo , hoy
coreado cotidianamente, no especifica, en boca de sus anunciantes ,como se lo
presentò en aquel momento, detalles emergentes, de cómo, cuando y porquè, como
ocurre en esta nueva instancia, donde las argumentaciones parecen mala palabra,
y la mayoría se empeña en errarle a diario por falta solo de información, que
al menos sería lo básico que se pueda pretender de alguien con posturas serias
a una posibilidad de ejercer un cargo. Visitas casi guiadas, de dirigentes
importantes, que se dedican a repetir problemática regional por libretos de
lugareños, que son mal trasmitidas o carecen de rigurosidad de conocimiento
hacen aparecer a esos dirigentes como lo que realmente ocurre, nada saben a
ciencia cierta lo que està sucediendo en el territorio donde plasman soluciones
en encendidos discursos que distan y no en detalles, de las situaciones
especificas. Escuchar ya, vilipendiar sobre fondos que no llegan a un distrito,
cuando el incremento anual de esas llegadas ha sido de màs del cincuenta por
ciento, alentar sobre la municipalización del Puerto Rosales, donde la ley
definitiva duerme hace dos años, con un trabajo de las involucrados de hace
casi una década, aparecer como innovadores ya no en la re-re elección
presidencial, cantinela de los últimos tiempos, sino en la reforma de la ley
orgànica de las municipalidades para la no repetición indefinida de los
periodos de los intendentes, proyecto oficial conocido hace mas de dos años,
integran ideas de otros, plagiadas de la peor manera. Todo esto no aparece como
original, menos aun copiando archivos de proyectos ajenos o inexactitudes que
en boca de pseudoespecialistas no realzan proposiciones vivificantes que al
menos a sus seguidores inciten a confiar en el desempeño de las personas que
soliciten apoyo electoral. Quizàs estemos atravesando el último recodo de una
cultura en la que la argumentación se ve acosada por la simplificación banal,
eludiendo de esa manera la interpelación crìtica de sujetos capaces,
subestimando la posibilidad de interactuar con cada una de esas opiniones. La
pasividad de individuos masificados cuasi anestesiados detrás de cualquier
propuesta, la que sea, no nos llevara a una construcción política duradera.
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