sábado, 20 de julio de 2013

EDITORIAL PROGRAMA SABADO 20

EL COREADO "FIN  DE CICLO"


por Carlos Madera Murgui



En la tradiciòn judìa, asì se dice en el talmud, se prohíbe expresamente la adivinación y cualquier intento de escrutar en el futuro. Quizàs como resultado de esa limitación legal, los judíos, relata Walter Bènjamin, se dedicaron a escarbar en el pasado y a insistir en la rememoración. Por eso le dejaron los días por venir a los adivinos, a los magos y a los astrólogos y exhortaron en que todo presente lleva dentro de sì, lo sepa o no, o lo quiera o no, las marcas del pasado que, bajo determinadas circunstancias, se vuelven actualidad. La fluidez que corre entre lo acontecido y lo actual constituye, desde esa perspectiva milenaria, la fuente de nuestra manera de estar  en el tiempo y de habitar la vida histórica. Lo que supone esta inclinación interpretativa, es tratar de analizar los múltiples pronósticos sobre posibilidades que se abren, evitando el lanzamientro al frenesì de la adivinación, ahora ya sin considerar el tiempo crepuscular del kirschnerismo, o mejor expresado y ya en la frase acuñada opositora “ el fin de ciclo”. Las repeticiones de campaña, otrora divulgaciones políticas de base ideológicas-partidarias, hoy convertidas en redundancias con apocopes que evidencian fragilidad doctrinaria, y para peor de pensamientos ajenos, repetidos casualmente cuando el ciclo de renovación de 2009 , luego de las repercusiones de un 2008, arduo y conflictivo , toca a su fin; coincide con un trazo de la historia reciente muy difícil que se vuelva a repetir. Las misturas delinearon perfiles heterodoxos devenidos frentes, en el que dirigentes no políticos , como se autodefinieron, irrumpieron en la oferta electoral, con un desconocimiento y aun con una falta de información, privativo de sus ideas, que hicieron fracasar no solo sus actuaciones personales, sino las aventuras sin retorno de partidos políticos bien constituidos, que pese a ello, declinaron ante la contundencia de un acontecimiento politico-econòmico rayano en lo ficcional que confundió a màs de uno, impidiendo cualquier comprensión racional de lo que efectivamente sucedia. El fin de ciclo , hoy coreado cotidianamente, no especifica, en boca de sus anunciantes ,como se lo presentò en aquel momento, detalles emergentes, de cómo, cuando y porquè, como ocurre en esta nueva instancia, donde las argumentaciones parecen mala palabra, y la mayoría se empeña en errarle a diario por falta solo de información, que al menos sería lo básico que se pueda pretender de alguien con posturas serias a una posibilidad de ejercer un cargo. Visitas casi guiadas, de dirigentes importantes, que se dedican a repetir problemática regional por libretos de lugareños, que son mal trasmitidas o carecen de rigurosidad de conocimiento hacen aparecer a esos dirigentes como lo que realmente ocurre, nada saben a ciencia cierta lo que està sucediendo en el territorio donde plasman soluciones en encendidos discursos que distan y no en detalles, de las situaciones especificas. Escuchar ya, vilipendiar sobre fondos que no llegan a un distrito, cuando el incremento anual de esas llegadas ha sido de màs del cincuenta por ciento, alentar sobre la municipalización del Puerto Rosales, donde la ley definitiva duerme hace dos años, con un trabajo de las involucrados de hace casi una década, aparecer como innovadores ya no en la re-re elección presidencial, cantinela de los últimos tiempos, sino en la reforma de la ley orgànica de las municipalidades para la no repetición indefinida de los periodos de los intendentes, proyecto oficial conocido hace mas de dos años, integran ideas de otros, plagiadas de la peor manera. Todo esto no aparece como original, menos aun copiando archivos de proyectos ajenos o inexactitudes que en boca de pseudoespecialistas no realzan proposiciones vivificantes que al menos a sus seguidores inciten a confiar en el desempeño de las personas que soliciten apoyo electoral. Quizàs estemos atravesando el último recodo de una cultura en la que la argumentación se ve acosada por la simplificación banal, eludiendo de esa manera la interpelación crìtica de sujetos capaces, subestimando la posibilidad de interactuar con cada una de esas opiniones. La pasividad de individuos masificados cuasi anestesiados detrás de cualquier propuesta, la que sea, no nos llevara a una construcción política duradera.

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