miércoles, 22 de marzo de 2017

tapa "dorrego despierta" miercoles 22 de marzo 2017

Cambiaron

Resultado de imagen para macri mentiroso

Para pensar la “foto” de noviembre de 2016 podríamos forzar un poco la realidad y decir que probablemente el país sigue dividido en dos grandes universos sociales, o por lo menos simbólicos, sobre cuya cohesión y tamaño nos estamos preguntando después de un año del ballotage.
Y “el 49 por ciento” (apenas un poco menos enigmático que “el 51”) tal vez esté sumergido en la perplejidad: las cosas fueron mucho más allá de lo que temíamos.
Durante la campaña electoral de 2015 se dijo exagerar un poco cuando se alertaba contra los peligros del macrismo en el poder.
Primero, porque no se creía mayormente posible un triunfo de Macri. La derecha nunca había llegado por las urnas, y menos que menos esta derecha vecinal, capitalina, que carecía de estructuras propias en el resto del país y, sobre todo, en la estratégica provincia de Buenos Aires, la que define la elección.
Los altos números de las encuestas eran buenos para Macri, péro tambien el recurso a mano de pensar que las encuestas no son muy confiables y que la han pifiado más de una vez.
No, no había forma de que Isidoro Cañones, tan porteño, tan indiferente al Interior, cautivara a las provincias.
Estaba claro que los grandes centros urbanos eran bien hostiles al kirchnerismo, pero en la presidencial de 2011 no alcanzaron para frenarlo. Se alertaba contra la derecha del PRO porque la derecha nunca les conviene a los trabajadores y a las mayorías. Incluso,se decía, en el muy hipotético caso de que llegaran al poder no se atreverían a atropellar los grandes logros obtenidos por los sectores populares porque para ellos sería un suicidio político.
Aún con la indefendible gestión del PRO en CABA en estos años, era imposible avizorar una derecha tan brutal como la que gobierna el país.
Ahora, ¿por qué seguir fastidiándonos con los “errores de cálculo” un año y algo más después de que el país cambiara de mando? Porque  creo que hay algo que no se entiende del presente.
En CABA habían aumentado aceleradamente los impuestos, sí, y mutiplicado el endeudamiento de la ciudad por cuatro. Reprimieron con dureza en algunos episodios. Incumplieron promesas , pero no tuvieron una política arrolladora de empleos del Estado, persecusiones masivas de trabajadores y de críticos del macrismo, ni, claro, una cruzada contra el kirchnerismo con una Justicia que todavía no controlaban.
Quiero decir que esta derecha gobernando el país es bastante diferente de la que sigue mandando en CABA, aunque sea su hija. Y eso lleva a estas conclusiones: 
Si yo, ciudadano politizado y conectado por mi trabajo con la información, no alcancé a imaginarme, aunque lo sospechaba, la versión nacional de Macri, con toda probabilidad hubieron millones de sus votantes que tampoco lo previeron.
Es necesario caracterizar adecuadamente a este otro actor que gobierna el país con una intensidad y alcance que nos deja perplejos.
Hoy no es el PRO y sus aliados, sino una coalición mucho más poderosa y diversa. En ella opera una sinergia de partidos de centroderecha, el poder económico, el mediático, el judicial, las corporaciones, ONG y fundaciones, la cúpula de la Iglesia y las conducciones de DAIA y AMIA, además de la presencia activa de las embajadas de Estados Unidos y de Israel.
Es decir que estamos frente a un actor conjunto que tiene diversos núcleos de poder. Y, consecuentemente, el alcance de sus políticas se proyecta más allá, con el propósito de refundar las condiciones de los sectores económicos, del capital y el trabajo, la arquitectura social y legal del país, y su inserción en el mundo. Salvando distancias que, por fortuna, aún son enormes, este sería el Proceso de Reorganización Nacional por otros medios.
Por supuesto que estaban en germen en la experiencia de CABA muchos rasgos del macrismo país. Pero, obviamente, no tenían a su cargo la negociación con los buitres ni el endeudamiento nacional, ni las relaciones exteriores, las políticas impositivas, de seguridad, ni las políticas agrarias e industriales, ni el mundo del trabajo y los salarios.
Este despiste sobre lo que haría la derecha en la casa Rosada muestra lo fácil que es confundirnos con las señales del entorno.
Las propias dirigencias gremiales mostraban ante el gobierno de Cristina una independencia que hoy no asumen frente a Macri.
En parte se explica porque no estaba en la naturaleza del gobierno anterior la amenaza sistemática. Hubiera sido contrario al espíritu de un gobierno que apoya a los trabajadores.
En cambio, este gobierno está apoyado en los empresarios y tiene un indisimulable tufillo anti-trabajadores.
Algunas cosas eran previsibles: el ajuste, el giro radical en la negociación con los buitres, las concesiones a los capitales exportadores, el frenazo a la Ley de Medios, el recorte a los recursos de las universidades y el sistema científico, el semi congelamiento en las políticas de derechos humanos, y también una acción revanchista, tal como lo esperaba una buena parte de sus votantes.
Pero no entraron en los cálculos la persecución y despido de empleados públicos, los descomunales tarifazos y, sobre todo, lo más importante, lo fundamental, la feroz aplicación de sus políticas de desmantelamiento de las condiciones de vida de las mayorías y de los derechos adquiridos que no tiene límites.
Estamos frente a un actor de mil cabezas distinto del que imaginábamos, y con una ferocidad y capacidad de respuestas inédita. Acaso un actor más parecido a la coalición que en 2008 encabezó “el campo” y puso entre las cuerdas al gobierno de CFK. Un consorcio de poder con asistencia perfecta.
Al mismo tiempo, Macri sabe que el PRO es una minoría cuya supervivencia en el gobierno depende de mantener dispersa a la oposición.
Si es así, entonces las respuestas de los sector populares, todos, deberán ser más firmes y articuladas que nunca. Como ven, saber o no el haber mínimo jubilatorio en el país que gobierna, pasa a ser un gravísimo hecho dentro de un anecdotario que es muchísimo más amplio, por importancia y por implicancia, como por ejemplo hablar textual “sobre los que tienen la desgracia de caer en la escuela pública”……….porteñismos sectarios que le llaman….. Rompemos.





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