Sobre como se deberían seguir recordando algunas cosas
por Carlos Madera Murgui #
Cuando
precisamente más gentes hablan de estos temas que tendrían que ser más
habituales, acostumbrados y continuos, creo muy atinado y totalmente en lugar
tener a la vista ciertos conceptos.
Los
debates sobre la política o sobre los basamentos ideológicos que representa
cada uno, como si hiciera falta recordarlo a cada instante, tal vez desnudando
una inseguridad que tienen que justificar a diario sobre ya no como piensan
sino como actúan, sobrepasa y obnubila los temas que los ocupa.
Pasaron
ya varios siglos desde que Maquiavelo, con fundamento republicano, escindió la
ética de la política. Desde entonces empezó a quedar en claro que recorrían
carriles separados. La política no se analiza desde lo privado, por donde no
transita la historia. El hecho político es lo único que hay, lo único relevante
para juzgar en política.
Todo
análisis que se precie de político, pero que indague principal y medularmente
sobre acciones personales y privadas son éticas y no políticas. Como a un
científico, se lo juzga desde la ciencia, a un médico desde la medicina: a un
político se lo juzga desde la política. Mucho no debe interesar, aunque los
tiempos modernos nos lleven a colocar el carro delante del caballo, saber
diferenciar lo importante de lo determinante, esa es la clave. Perdemos tiempos
valiosísimos en detalles que no hacen al fondo del asunto,…. vaya asunto. Están los malos y los buenos, todos juzgados
por sensaciones, formas de expresarse, fachadas preparadas por expertos en
imagen, que a la larga traiciona “ lo puro”, que como la corrosión aflora tarde
o temprano , y allí comienza el problema. Las discusiones “ideologicas”, de las
cuáles muchos no pueden participar , están al orden del día, y dirigentes que
no saben lo que es sonrojarse, se despachan con espiches que refundan las
teorías políticas más intrincadas ,que sólo buscan acomodar ciertas conductas o
procederes en tan sui-generis perfil que se yuxtapone un interés particular
indisimulado. La tendencia a librar un debate permanente en la clave de una
moralina de buenos y malos, de puros e impuros hace retroceder hacia la
reflexión ética de la política y nos deja desprovistos para volver a pensar las
grandes exigencias colectivas de un momento histórico. El banal examen sobre la
personalidad de un político o su pinta o color por encima de lo que piensa,
apuntando hacia “ alguien nuevo y cristalino” se convierte en una demanda
mesiánica y se aguarda la llegada celestial de alguien impoluto, que no
despierte conflictos, no tenga amigos turbios ni acuerdos con nadie sospechado
de serlo……….. No sólo que los Mesías no vendrán, sino que seguirán apareciendo
falsos profetas, que no explican lo más importante ,que intereses motorizan y
defienden las cosas que dicen o hacen, sin dejar en claro cuán lejos está eso
del verdadero interés común. Somos impávidos testigos en cuanto a la
conversión, mutación, transformación de personajes políticos que en la inmensa
mayoría de los casos no le preguntaron a nadie, si lo que hacían era lo
correcto y estaba contemplado dentro de los lineamientos partidarios del sector
al que pertenecían. La verdadera ética pública, no solo hace mención a la
inmoralidad económica, ( mal necesariamente erradicable), la política deberá
apartar a gentes que viven de ella, que pese a una agresión y deslegitimación
permanente al sistema, son los que corrompen ese sistema donde la ética también
abarca las ideas.
# Conductor "Dorrego Despierta" de lunes a viernes de 7 a 9 por Ladorrego AM1470
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