martes, 18 de junio de 2013

Somos una banda de chorros

La estigmatización del ser kirchnerista

Por Gustavo Sala.

“Admita que puede ser que piense así. Yo no pienso que por como piensa usted le den guita. No se le ocurrió pensar, como un ejercicio de imaginación, que yo pienso así, porque pienso así. O que soy tan obtuso y no tengo las luces que usted tiene para advertir matices de la realidad que a mí se me escapan. Pero piénselo porque pueden o puedo llegar a conclusiones distintas a la suya sin necesidad de soborno. El argumento suyo solo refuta lo que yo dije. Para saber si vive el hombre en la luna, no hay que preguntarle al vecino, hay que estudiar el espectro de la luna y darse cuenta que allí no hay oxigeno. Eso se llama pensamiento crítico, no tiene que ver con el odio, con el tono, con que le paga guita el gobierno, tiene que ver con argumentos. Se puede pensar como quiera con muchos argumentos, yo no se los doy, porque pienso de otra manera, pero busque sus argumentos porque sino le esta haciendo muy flaco favor a su causa.
Usted piensa que el que está a favor, lo coimean.
Nooo, aprenda, aprenda y piense, refuteme, que soy fácil. No soy de los mejores, soy de los más tontos. Soy muy fácil de refutar, pero para eso hay que agarrar un libro”. (Alejandro Dolina le responde a una oyente)

Y han logrado convencerlos. Somos una banda de chorros, kretinos, fascistas, portadores de venenos de toda clase y especie. Somos Belcebú y Lucifer. Hasta nuestros amigos, esos que nos conocen desde pibes, los mismos con los que jugábamos en el campito antes de que picaran alto, esos que nos ven todos los días y que saben perfectamente que nunca nos torcimos. Sin embargo lo somos. Le creen más a los medios, a los Fuck you del odio (Profetas los llamaba Jauretche) que a lo que ellos mismos observan en nosotros. Nos inventan fábulas, nos recrean con inquisidoras sospechas y tienen deseos de creer que esa fábulas y esas sospechas contienen certezas inescrutables. No les alcanza con nuestra pobreza, con nuestra lucha diaria para salir de la mala. No les alegran nuestras dichas; eso de que alguna vez el sol pinte para el lado de los crotos. Ya lo dijo la diputada del Pro Laura Alonso, ex presidente de la ONG Poder Ciudadano, de llegar Macri a la Presidencia habrá verdadera democracia y no existirán más La Campora, 678 y cosas por el estilo. Habrá 0-800-delatores y juventudes hitleranias plenas de ideales que superarán con la hidalguía de sus quimeras a las murgas de la Tupac, al trabajo social de Milagros o a las pintadas de La Cámpora. En la noche callada presienten quemar nuestros huesos con un previo adobo denuncista, acaso honestista. Y soy chorro por existe la AUH, porque me hice los lentes gratuitamente en el tren sanitario y popular, porque mi hija de 14 años se hizo gratuitamente y dentro de una política sanitaria preventiva el examen de HPV, porque los negritos y los no negritos reciben netbook.
– Mirá a ese Kichnerista, dice el tipo, ¿de dónde sacó la guita para ponerse DirecTv y comprarse el R18 del año 86. Seguramente recibe sobre bajo cuerda por ese blog de mierda que publica. Si todos sabemos que justamente por ser K nadie del pueblo entra a su negocio. Hay que enfriar la economía, que los pobres esperen el derrame, y si este no se da, lo importante es el futuro. Con el aumento de la esperanza de vida tal vez algún día les toque en suerte irse de vacaciones a San Clemente del Tuyú –
- Les hablo a los kirchneristas honestos insiste el mismo tipo, portadores sanos de un mal solidario y participativo, dolencia que nosotros los republicanos y demócratas no toleramos cuando de distribución de la riqueza se trata. La presunción de que el Kirchnerismo es una enfermedad curable, pero enfermedad al fin, coloca a los honestos como excepción de una supuesta regla antojadiza.
La honestidad bajo el prisma político. Si sos deshonesto tenés muchas posibilidades de ser kirchnerista, si sos kirchnerista sos deshonesto. Ni Radical, ni liberal, ni conservador, ni socialista, sólo kirchnerista. Eso sí, de los honestos infamentes que viven del dolor ajeno regodeándose gracias a las penurias colectivas no se habla. Los que mienten y operan, los que vuelcan litros de kerosene sobre un incendio no son deshonestos, son tipos que ejercen la libertad de expresión.
Curiosamente somos chorros por lo bueno, porque eso es lo que odian y les jode. Lo otro, los grandes negocios corporativos van y vienen. A veces pierden, a veces ganan. Y ellos lo saben.
Tomando las palabras del Negro Dolina también pertenezco a esa caterva de estúpidos, brutos e ignorantes que adhieren a un proyecto estalinista plagado de corrupción y que nada ha hecho en función de la sociedad en los últimos diez años. Somos un grupete de desquiciados que hemos saqueado el país y que a la vez, con total desvergüenza hemos utilizado lo más sensible de nuestra comunidad como fundamento político: Nada de lo que se dice que se ha realizado, se ha realizado; nada de lo que se ve es cierto; todo lo que se sospecha es verdad, hasta lo que no existe...

Y en la voz del propio Gustavo:











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