ni para tomar impulso, ya no"
por Carlos Madera Murgui
Nada de
lo que ocurra a partir de ahora dejará de contar con lo conquistado. No es
posible retroceder ni para tomar impulso, ya no. Las cosas que han ocurrido en
el país en los últimos años, demostraron a una generación renovada, que algo
había diferente, que estaba allí, esperando ser reflotado, ya no por una casta intelectual de llegada acotada, sino,
por fuerzas populares , de a una y en conjunto, de disímiles edades, pero
fundamentalmente sabiendo qué querían, desde siempre. El valor de las
convicciones, razón esencial, básica. Primero para creer y luego para difundir
el fundamento de una idea. El dolor desde la alegría, algo más que el
pensamiento ilustrado por lo injusto. Magnitud sobre lo perdido, lo luchado y
lo frustrado. Tal vez, seguro que insuficientes, pero cuatro o cinco acciones
medulares, esperadas, retrasadas, postergadas,
sin duda que persistidas, perseveradas, de conjunto, como nadie nos
tenía acostumbrados, refuerzan una dura empresa catequizada contra la
desigualdad social, que comienzan por derechos y su cumplimiento, por
oportunidades institucionalizadas que perduren, pero todo a partir del
convencimiento. En un lento proceso de recuperación de los canales de
representación y la legitimidad de sus actores, la política vuelve a ser
valorada, con los matices de siempre, con la variedad y la diversidad que no
debe asustar, aunque a veces indigne, como herramienta insustituible de
transformación. Vivimos un período histórico de inclusión. El corrimiento de la
frontera de lo imposible, marca que una gran parte de la población cree
nuevamente que el destino está en sus manos, a partir del compromiso y de la
lucha de lo que sostiene como más justo. Participar es la clave. La
característica del hombre moderno de imitar a cuantos lo rodean, ,pensar con
cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios, estar perfectamente
adaptado para vivir en rebaño, reflejando rutinas y prejuicios reconocidamente
útiles para la domesticidad, figuran en “El hombre mediocre” de José Ingenieros
hace muchos años ya. Seguramente perdurarán por una simple razón de imbecilidad
de ser o de sentir, pero lo que digo, que ya nada volverá a ser como fué.
Algunos la llaman experiencia, otros madurez, pensamiento crítico, otros
inclusión, nivel de instrucción, otros recuperación de identidad. Fuese lo que
fuese, que haya ocurrido, aquí está , bienvenido sea ,como cognición colectiva,
como conciencia de un destino común, la magnitud de una comprensión en los
últimos años , de lo vivido como estructural involuntario hace una década, nos
lleva al discernimiento y el convencimiento que no sólo es diferente , sino ,
ni siquiera parecido.
La
incursión de la variable humana en la política, donde todo lo que ocurre, nos
toca de una u otra forma a todos, la igualación de derechos civiles y la
ampliación de ciudadanía como tal, posicionan y refuerzan el camino elegido,
porque como dice el dicho “ Cuando no se avanza, se retrocede”.
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