domingo, 20 de octubre de 2013

EDITORIAL PROGRAMA SABADO 19


" Nadie conoce, ni siquiera imagina el lugar del otro"
por
Carlos Madera Murgui

Pese a que no giramos en torno a premios entre decenas de programas de radio, vale sí recordar que la invitacion bien disfrutada aquella vez, apuntò en el rubro Opinión. Al ser específico casi en este y cualquier caso lleva a opinar lisa y llanamente. Al reflexionar sobre ello, reafirmo mi apreciación sobre lo difícil que presupone expresarse públicamente en nuestro medio y no hablo de la necesidad de coincidir, solo de incrementar la cantidad de voces y posiciones que realimenten conclusiones adultas sobre temas que nos interesan a todos. Me pregunto cuál es la razón que determina a cierta gente a afirmar que la marginación , pobreza , delincuencia , se afirma en un principio de educación, apareciendo dicha sin más aditamentos, como una verdad de perogrullo . Lo interesante es escuchar argumentos que cimienten la facilidad con lo cual se pretende minimizar una ciclópea tarea de casi siempre y no de casi todos. Las prioridades gubernamentales en todos los niveles cambian inexorablemente entre quienes llevan adelante esa labor, por la forma, y fundamentalmente por el convencimiento que se elabora en la ocupación. La inequidad , especie totalmente cercana a la injusticia y también en las antípodas de la vida normal o justa para todos, es tratada siempre desde la comprensión y discernimiento ideológico de quién o quienes tienen esa responsabilidad. Estaría casi demás decir que una persona con educación básica, desde el momento de haber accedido a ella, presupone un juicio, una razón para enfrentar entre otras cosas, su forma de vida, y de pensar su futuro, el inmediato , con la panza no del todo vacía . El basamento de todo ello , comienza contrariamente a lo que creen muchos, en sobrevivir la diaria, porque sin hoy, no hay mañana. Mucho se ha hablado sobre la Asignación Universal por Hijo, aunque poco se ha dicho, de lo que sucede con esta medida en el marco de un país federal y atendiendo al proceso histórico. En este sentido, la medida se sitúa en el marco de un nuevo paradigma que en la política social de la infancia se está gestando especialmente desde 2003 en adelante : el paradigma de la protección ampliada de la infancia. Cada una de las formas con la cuál es analizada e ideológicamente tratada trae consigo una determinada definición, que no se separa de la cuestión social en general y un tipo de políticas particular, manifestándose esto en la fisonomía del estado, y el bienestar y calidad de vida de los ciudadanos, ahora sí especialmente de la infancia. Ya en 1919 una innombrable ley consideraba al niño pobre como una amenaza o patología individual y objeto de tutela del Estado, pero a ser atendido focalmente por instituciones que sabían de que se trataba. Fue así que se reforzaron tribunales de menores, hogares y casas del niño, orfanatos, consejos de la minoridad, tribunales, todos velando por la seguridad ……de los demás ,no de los menores. El concepto de niño pobre como amenaza se profundizo en los 70 y se observa aún hoy en los debates de imputabilidad o no de los menores. Avanzamos algunos casilleros muchos años más adelante cuando descubrimos el menor a formar y a ser sociabilizado por la familia y la educación. Esto planteó políticas más distributivas con derechos a seguridad social a las familias asalariadas, desarrollandosé desde allí las asignaciones familiares. Hasta allí , mediados del siglo XX todo apto para el modelo de familia tradicional de núcleos de aquel entonces, pero no para hoy, donde existen múltiples formas de familia, gran parte de las mujeres trabajan, la que no está sola ,donde hay distintas familias e infancias y la misma ya no solo es sociabilizada por la escuela y el grupo de pares. La mínima expresión de la función distributiva del Estado ,la vivimos en los 90,donde la Nación en especial, se desligó de su rol como nivelador de inequidades en el marco de un país en directo rumbo a la disgregación de casi todo lo que nos atravesó luego. La gestación de un nuevo paradigma en la política social argentina, portando una concepción de lo considerado justo en la infancia y las consiguientes políticas que la acompañan comienzan a tener reflejo en la estructura institucional del Estado, con la clara modificación de políticas históricamente sectoriales y no para unos pocos y con la articulación de variados programas, articulando una mejor y muy superior asignación de recursos. La contundencia de los datos, de los que algunos descreen ,reafirman de todas formas una realidad mejorable, pero nunca discutible desde lo medular, suena casi descolocado , no aportar hacia adelante. Aparecen junto a la AUH, y en un importante cambio en el alcance de la función distributiva del Estado ,la sanción de una nueva ley de educación nacional y en las provincias, el Plan Nacer en materia de salud, la sanción de la ley nacional de protección y promoción de los derechos del niño y derogación de la ley de patronato de 1919, la restitución de los consejos de salarios y la asignación por maternidad entre otras. La desigualdad social y también geográfica sigue constituyendo una problemática estructural en el país, por ello es imprescindible reflexionar atendiendo al proceso histórico argentino en el cuál se inscribe la AUH. Sobre todo, para no volver atrás y mejorar de manera continua el nuevo escenario en gestación. El mundo discute la inequidad y la justa vida para todos, se le reclama a los Estados . La economía de mercado, no repara en las personas, menos aún en la infancia, nuestro Estado se está ocupando hace tiempo de lo que el mundo habla, nadie puede repetir “ me pongo en tu lugar “, nadie conoce , ni siquiera se imagina ,el lugar del otro, del que necesita. Eso solo lo cubre el principio de prioridades que abriga ideas basadas en el desarrollo humano delante de todo, pero fundamentalmente para todos

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