" HUELE A FALTA DE ENJUNDIA"
por
Carlos Madera Murgui
Tiempos de rara felicidad , aquellos en los
cuáles se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo “. Esta frase del
historiador romano Cornelio Tácito, que no llamaría la atención aparecida en el
diario de hoy ,por el contrario, coronaba cada una de las ediciones de La
Gazeta de Buenos Aires, primer periódico patrio y portavoz de los actos de
gobierno, difusor de los valores e ideas de la revolución. Lo que hoy sería
tildado como oficialista tenía nada menos que a Mariano Moreno, como artífice
principal y la tarea de contrarrestar la labor de publicaciones inglesas que
demuestran el poder de la prensa , yá en esa época. La identificación del
opinante, crítico, comentarista, agrega lo que sí , respeto o rechazo con un
condimento accesorio , siempre inseparable, que supone el conocer nombre y
apellido. No obstante, no agrega mucho a la substancia de la cosa o el asunto
en cuestión si se le considera atención. La indisimulada marca pueblerina,
nuestra, de no construir una causa común, con el pelo en la leche de todos los
tarros y siempre en el inconformismo propio de una población que no se decide,
que critica , pero no se involucra, que putea por que no tiene, y putea cuando
tiene pero tendría que haber sido de otra manera. Que siempre los mejores son los
que no están, lo que equivale a decir que nunca estamos bien con quien nos
gobiernan, pero que a su vez defenestran los métodos, los únicos que existen,
los que sí permiten elegir. Están los que se centran en los políticos y no en
la política; los que hablan de administrar y no gobernar, como sí la
satisfacción a la espera de una necesidad se curara con una explicación o un
número; los que basados en esto último desechan acciones que no rocen su
impoluta compostura , que lejos de ser política, huele a falta de enjundia,
entraña o espíritu para errar una y mil veces, pero intentar movimientos fieles
a su pensamiento, que si alguna vez existió nunca lo pusieron en práctica. Y
nos cabe a todos por error u omisión; no imperan excusas, ni para los que
ejecutan, ni para los que militan, ni para los que votan, ni para los que
opinan, ni siquiera para los que miran. Lasitudes, angustias, privaciones ,
alteraciones parecen determinar un ánimo cuasi permanente en el decir diario de
los dorregueros, que salvo un puñado de personas, que demuestra compromiso,
coraje y recoge seguramente incomprensión a lo largo de los años, se involucra
en temas comunes a todos, con errores y desaciertos que otros jamás cometerán,
porque la miran de lejos, para luego criticar. Nuestro partido de Coronel
Dorrego, no responderá positivamente a la lógica y renovada expectativa de su
gente, si no empezamos por saber dónde estamos parados, quienes sómos , cómo
podemos fomentar nuestro desarrollo. Nos hace falta un necesario debate
político, serio, con el aporte de ideas constructivas, lejos del mezquino
oportunismo electoral, porque todos sabemos lo que necesitamos o quisiéramos
tener, lo que no sabemos explicar cómo lo podemos conseguir o si es posible. ¿
Cuándo será el día, que alguien que no pretende ser elegido para nada, o que
sabe que no va a ganar elecciones, se decida más que a opinar sobre lo hecho, a
decir que debería hacerse y cómo. Va para cualquiera, personas o entidades que
dicen querer a este partido, y que trabajan a diario, porque todos y los otros,
somos nosotros. Partidos políticos y sus juventudes que dicen tener, que se
expidan permanentemente, conformando mediante sus representantes y adherentes ,
oposición seria con enfoques elaborados, que no acostumbren a un gobierno a creer
estáticamente que está obrando de forma correcta, y manejarse solamente con las
escasas opiniones de los propios que siempre resultan incompletas, limitadas y
halagadoras. No vivamos lamentándonos ni envidiando partidos vecinos, somos
distintos, con otras necesidades y perspectivas, de nosotros depende, somos un
pueblo chico con poca gente, podemos mejorar, debemos mejorar, despertemos sin
dejar de soñar en que podemos.
que grande amigo!! mejor dicho imposible! al pan, pan y al vino, vino!
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