por Carlos Madera Murgui #
El presidente admite en su declaración jurada que tiene plata en un paraíso fiscal y un día después lanza una “amnistía fiscal” para los fugadores seriales de divisas . El anuncio, a su vez, lo enmarca en otro gran anuncio de alto impacto: el pago a jubilados con juicios contra el Estado por mala liquidación de haberes, en este caso con un impuesto que se les cobrará a los que repatríen sus capitales y, si hace falta, también con dinero disponible en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) ,que esto para que quede claro cuando le hablen de FGS, es dinero del Anses, que antes manejaban las AFJP por privados, es desde la gestión Kirchnerista, la misma inversión pero desde el Estado nacional
Es decir, habría una solución legal para
los que desfinanciaron al fisco, produciendo el bache que perjudicó a los
jubilados en los ‘90 y, en simultáneo, una supuesta reparación en cash para las
víctimas, que será solventada por las arcas del Estado robustecidas por la
supuesta recuperación de divisas. Visto así, en apariencia, cierra perfecto:
los que tenían algo por cobrar lo van a cobrar –merecidamente- y la plata
estará disponible, en teoría, porque sus anteriores victimarios la van a traer
del exterior o van a introducirla al sistema financiero que antes evadían.
Después de seis meses de gobierno,
Mauricio Macri pareciera ofrecer una solución práctica a un problema que aqueja
en forma crónica al sector de jubilados y pensionados que debían cobrar más de
la mínima y cuyas cajas fueron saqueadas por los funcionarios de la década
neoliberal anterior , la no perdida claro y el sistema previsional que crearon
con el Frankenstein de las AFJP mediante.
Pasaron diez o doce años. Hay juicios a
montones. Con este proyecto, buena parte de los agredidos estarían en
condiciones de resolver su pleito y cobrar lo que se les adeudaba. Las mentiras
del presidente en torno a sus empresas y cuentas off shore, quedarían mediáticamente en suspenso porque aparece algo
finalmente “ pal lao de la justicia”.
Todavía no se sabe si este plan será
ejecutable, pero estamos en presencia de un gran gesto confesional: los que
saquearon, vueltos a poner al comando del Estado que vapulearon con políticas
de rapiña, ahora prometen subsanar el desaguisado por ellos mismos generado, si
se les generan las condiciones para que no haya reclamo que los hagan desistir
de su imprevista solidaridad.
La pregunta, sí detrás del anuncio que
fue recibido con alegría legítima por los litigantes, es si verdaderamente la
plata la van a poner ellos, los evasores, o la seguirán poniendo los que
siempre la ponen, aunque por otros canales. Independientemente del justo
entusiasmo que envuelve a los beneficiarios, en su mayoría gente de edad que ha
reclamado por lo propio mientras veían como les pasaba la vida, injusticia que
no está en discusión, el universo en el que impacta la medida, estimable en
casi dos millones de personas, aunque abultado, es minoritario en términos
relativos si se piensa en la totalidad de los incluidos en el sistema
previsional general.
No se tocan los haberes mínimos, sino
aquellos que están entre los medios y los altos ingresos de la pirámide, que
aunque son muchos, son los menos. No
aclara ni se dice de qué manera se resolverá en el futuro el pago de
jubilaciones y pensiones si los presuntos repatriadores evasores no lo hacen en
volumen suficiente de dinero; o si el dinero que retorne, en vez de generar
inversiones en producción, trabajo y nueva recaudación va a parar a la timba
financiera eximida de tributos.
En el horizonte, lo que aparece, en
verdad, es una amenaza solapada al Fondo, integrado por las acciones de las
empresas que el Estado tiene en su poder tras la estatización de las AFJP. La
tentación macrista es hacer líquido ese fondo, es decir, vender esas acciones y
con eso liquidar, entre otras cosas, hay que decirlo, la deuda derivada por los
juicios pendientes. Son 750 mil millones de pesos, siempre aproximadamente,
contra 250 mil millones, que serían los pasivos judiciales a saldar.
Esa plata, hasta ahora, servía como
reaseguro de las demandas generales del sistema, que se financia con aportes de
activos pero también, y sobre todo, con dos impuestos, el IVA y Ganancias, que
dependen del nivel de recaudación, que a su vez depende del funcionamiento
positivo de las variables económicas.
El Fondo sostenía la posibilidad de
hacer frente a los aumentos semestrales del sistema de todos los beneficiarios,
desconectándolo de los ciclos con altibajos de la economía. Es más, ese dinero
fue, hasta la llegada del macrismo a la administración estatal, a fondear
planes anticíclicos como Pocrear, el Progresar, Procreauto, la AUH, el Ahora
12, que sostuvieron el nivel de actividad, la tasa de empleo y la recaudación
necesarios para pagar los haberes de la totalidad de los pasivos, los de más
bajos ingresos y también los de mayores ingresos, garantizando previsibilidad y
cobertura general: hoy, hoy todavía en la Argentina, el 97 por ciento de
personas en condiciones de jubilarse recibe algún haber después de una vida de
trabajo.
No estaba destinado, nunca lo estuvo, a
pagar los juicios en su totalidad. Porque en la teoría y la práctica del
gobierno anterior, que recompuso el sistema previsional hasta hacerlo
sustentable, primaba la idea de la solidaridad inter generacional y la
intervención estatal para mantener lo que no es ningún encaje bancario o la
financiarización, sino altos niveles de producción, consumo y empleo.
Esta idea se la puede discutir
largamente, porque en ella subyace algún grado de injusticia para con algunos,
pero fue una idea que trajo beneficios al conjunto e hizo viable el sistema. La
del macrismo, viene a resolver los
problemas de una parte , pero cierto, con toda justicia y derecho .En todo
caso, el modo, si es virtuoso o no lo es, es lo que está en cuestión viene sin
dudas a generar imprevisión y hasta intemperie en el resto, aunque esto no lo
diga nadie.
La sensación, en principio, es que el
macrismo utiliza un reclamo justo como tapadera para disimular un mecanismo de
blanqueo de dinero. El uso de la resolución de los pleitos judiciales como
escudo ante las críticas por el beneficio a los evasores es casi una obviedad.
La promesa de eliminación en tres años del único impuesto a la riqueza , el de
Bienes Personales, lo más parecido a un tributo de nación desarrollada, va en
un único sentido: garantizarle al fugador arrepentido que el dinero que traiga
al circuito legal no será importunado por la AFIP, y que el presidente tan bien
representa.
Saldada la deuda con el sector litigante
de los jubilados, lo que habría que plantearse es qué ocurre con el resto, que
depende de la recaudación en una economía que tiende a reprimarizarse, a
estancarse y a recaudar cada vez menos impuestos. Del mismo modo que habría que
indagar sobre cuál sería el beneficio en
un contexto de devaluación y alza de tarifas que recortan sus capacidades reales
de consumo y ahorro, en un país que vuelve a trazar una línea entre incluidos y
excluidos a niveles noventistas.
Sin ánimo
de ignorar que toda buena noticia merece ser festejada por los alcanzados en
sus beneficios, lo que se tiende a avizorar, si se analizan las medidas del
macrismo como un todo, es que hay en mente una nueva política previsional donde
retornarían con fuerza las ideas que procuran derechos a los que
individualmente puedan proveérselos y se margina a los que no. El sistema de AFJP comenzó así,
lo que
pocos recuerdan es que todo terminó siendo una estafa, el gran negocio de un
pequeño grupo de empresas y bancos, y que el único que estuvo ahí cuando
quebraron y se quedaron con la plata de los abnegados aportantes al paraíso
jubilatorio que prometían, el único que estuvo ahí para garantizarles un
ingreso fue el Estado, financiado, entre otros, por los impuestos que también
pagaban los excluidos con el 21% de IVA, mientras los fugadores seriales
llevaban su plata a Bahamas. Esa que dicen,
ahora, que van a retornar, para devolverles a los jubilados una parte de lo que
les robaron.
Por lo menos que te prendan la luz, para saber que te están
haciendo, con almorzar juntos no alcanza.
# Conductor "Dorrego Despierta" lunes a viernes de 7 a 9 por Ladorrego AM1470
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