jueves, 9 de junio de 2016

TAPA "DORREGO DESPIERTA" jueves 9 de junio 2016

" me impresiona que hayamos perdido la dimensión    enloquecedora de la contradicción"
por Carlos Madera Murgui #
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Esta semana escuche algo muy breve, apenas una frase: “Quiero que me devuelvan mi país”.
Esas seis palabras rebotaron intensamente en mi interior, en una zona que no es ni muy personal ni muy original, creo que es una zona compartida con millones. Queremos que nos devuelvan nuestro país, lo cual no significa ni ignorar el resultado de las elecciones (en aquel país se podían perder las elecciones) , ni nada desestabilizador, como se estila decir ahora ante la crítica política.
 Los burócratas en funciones se han ocupado de que las voces opositoras callen, dejando un mínimo cupo para cumplir con presuntos buenos modales por los que tanto reclamaban y de los que hace seis meses demuestran que carecen por completo. Que son, gente emocionalmente tosca, moldeada al uso de esos artefactos que creó el dinero para multiplicarse por generación espontánea y se llaman corporaciones y buitres.
Nos va quedando en claro que corporaciones y buitres comparten estrategia.
Lo hemos visto ya muchas veces.  Vimos videos de despidos en la Secretaría de Comercio en los que un PRO, ex miembro de una ONG de aparente defensa de consumidores, reunía sádicamente a sus inminentes despedidos porque, decía, “sentía que era algo humano”, pero les daba la opción de rehusar la reunión y ser directamente informados sobre sus despidos.
 Vimos también, y quedó clarísimo que este gobierno no quiere proteger el consumo ni quiere defender a los consumidores, que por el contrario quiere destruir lo más rápidamente el consumo interno, porque eso es exactamente lo que hacen las decenas de miles de despidos públicos y privados. No quieren evitarlo: lo buscan. Cuando describen el ajuste estatal, niegan el modelo anterior, niegan su lógica.  En ese esquema, la mitad del país no habla su idioma y en consecuencia debe ser suprimida del imaginario nacional.
Los despidos en el sector público, que recubrió y lo sigue haciendo el PRO con la palabra “ñoqui” y es repetido por eunucos periodísticos de variada pelambre, son solamente el paso necesario para cambiar el paradigma inclusivo por el Estado , en el que se chilla contra la corrupción del gobierno anterior mientras ponen a los investigados por lavado de dinero en la Unidad que investiga el lavado de dinero. No hay mucho más que explicar. Son los mismos, empleados de los mismos jefes invisibles los que en Brasil se quedaron con la yugular de Dilma, rediseñando la región para ponerla al servicio de las corporaciones y los buitres.
Sigo escuchando a personas que piensan parecido a uno, que a Macri no se le puede reprochar que haya mentido en la campaña. Que los que lo votaron sabían a qué se exponían. Es como reconocerle cierta honestidad intelectual.
Me impresiona que hayamos perdido la dimensión enloquecedora de la contradicción. La borran quienes cuentan y la borramos de nuestra percepción. Confundimos la verdad con la contradicción.
Confundir esas dos instancias de discursos es una derrota cultural a la que no me resigno. Porque Macri no ganó diciendo la verdad, sino ejerciendo en arte negro de la contradicción, que es el hecho de poner en circulación dos discursos contrapuestos con la doble vara institucionalizada por “el periodismo” ahora oficialista. “¿En qué te han convertido, Daniel? En un panelista de 6,7,8, siempre mintiendo”.
Lo que siguió en el entonces aspirante a presidente era que no iba a devaluar. Pero Macri devaluó. Todos sabían que iba a devaluar. Pero Macri en esa noche estelar dijo que no.  Macri no ganó diciendo la verdad, sino contradiciéndose, y contenido en esa contradicción por decenas de medios.
Me conmovió la frase “Quiero que me devuelvan mi país”, porque me envió directamente a 2001. Se moría la industria nacional. Se venía el corralito. El sufrimiento era una nevada que caía copiosa sobre los argentinos, como en “El Eternauta “. Escuche y leí entonces “Hoy hay un nudo de angustia instalado en las calles, en las casas, en las oficinas. Algo se nos fue de las manos. Aquel país de las maravillas nunca fue realmente un gran país. Era modicamente maravilloso en sus virtudes, y maravillosamente módico en sus vilezas. Ese país también parece ir hacia ahí, y claro como siempre con todos nosotros adentro, porque ahora todos somos nosotros. Los otros son muy pocos.

 # Conductor "Dorrego Despierta" de lunes a viernes de 7 a 9 por Ladorrego AM1470

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