por Carlos Madera Murgui #
Elecciones de octubre
mediante, este país que amamos, aunque no estalle, seguirá siendo destruido
minuto a minuto. Y la sociedad ni se dará cuenta porque el sistema menti mediático
continuará ocultando todo. Como ahora mismo, que no se habla del Brasil real,
corrompido y con millones de marginados; ni de la corrupción en España que ya alcanza
a la corona y por supuesto, no dicen ni una palabra de la derrota de los
EE.UU., Europa e Israel en Siria. Tampoco nadie se espanta por las demenciales amenazas
de Donald Trump. Pero eso es de afuera. Lo de anoche, bordea lo vergonzoso, más
allá de cualquier resultado. No es engañar a un partido, es engañar a la
voluntad popular, a todos. Y hablo de la constitución, porque no hay cosa
imaginable que nos asegure con cualquier gobernante no ser embaucados. Que cada
uno le busque el dolor que quiera.
Ése es el contexto.
Así de grande es el engaño en que esta gente mantiene al pueblo argentino. Y
así de grande el desafío. La Argentina necesita que el pueblo exija lo que escuchó de sus
“representantes” y luego distorsionan con los mandatos recibidos. La
Constitución o algo que garantice y defina para siempre que la
salud, la educación y la previsión social son responsabilidad estatal básica y
el papel rector del Estado es irrenunciable e insustituible; que el subsuelo
del territorio nacional es de todos y no de cada gobernador y que esa propiedad
es exclusiva, excluyente e indelegable del Estado Argentino. Además que la
constitución esté por encima como el instrumento que limite y regule per se,
por encima de los jueces con ganas o no de someterse, como aparece a priori, y
no decisión particular.
Además y entre otras definiciones
fundamentales debería declarar que esta
nación honrará solamente la deuda externa pública legítima, o sea aquella que
apruebe el Congreso por dos tercios, y no asumirá responsabilidad alguna ante
endeudamientos dispuestos por funcionarios descontrolados, para toda la vida.
Asimismo, deberá
establecer para siempre que el negocio de la información no puede ser
monopólico y cada servicio debe ser brindado por prestadores en competencia y
sin exclusividad. Como en los Estados Unidos, donde bajo controles y límites
precisos sólo se permiten expansiones en forma horizontal, lo que significa que
los medios televisivos no pueden ser propietarios de diarios, revistas, radios
o cables, ni los de éstos, propietarios de otros medios. Los Estados Unidos,
aquel que tanto miran y envidian se mueve con la misma ley de medios que aquí
tiraron a la basura.
Por espíritu nacional
y conciencia popular, debería desautorizar absolutamente y para siempre toda
política de destrucción del tejido industrial y productivo de la nación, que es
la verdadera y única garantía de paz social. Y enmarcar una política agraria
equitativa y protectora del pequeño productor, garantice el arraigo y ponga en
manos del Estado el manejo del comercio exterior tanto agrario como
industrial. No existe ahora ninguna garantía que prohíba acciones para
cuales el pueblo no voto.
Todo esto no es pura
utopía, y estamos a tiempo de instalar esta conciencia en la ciudadanía.
Ahora lo urgente es
recuperar los mejores sentimientos nacionales que nos fueron inculcados por
generaciones, y que están vigentes. Esos que los dictadores traicionaron cuando
Malvinas, y sin embargo siguen vivos. Esos que las jóvenes generaciones todavía
pueden comprender, antes de que estos tipos privaticen incluso la educación y
por ejemplo el año que viene, centenario de la reforma de 1918, empiecen a
arancelar las universidades. Esos sentimientos que nos formaron como nación y
muchos próceres contemporáneos, radicales, socialistas y peronistas aún tienen
sentido a pesar de los colonizados como vemos en todos los partidos.
Acaso sea la última
oportunidad de la Argentina, porque le están lavando velozmente la cabeza no
sólo a los grandes, sino a los chicos. Los mantienen paveando ante dispositivos
electrónicos mientras a los grandes los anestesian con telebasura, la consigna es que no hay que
saber nada, y eso está bien y también con ficciones envasadas cuyos guiones
sólo fortalecen la ideología dominante.
Así es como
convierten a la ciudadanía en mercado, en meros consumidores. Y así degradan y
neutralizan la potencia creadora de la juventud. Esta gente no son más que meros
psicópatas perversos. Son abusadores de la confianza de millones de ciudadanos
a los que primero engañaron, y ahora los violan en todos sus derechos e
ilusiones.
Por voluntad popular,
por plebiscito y para cambiar todo lo necesario en profundidad, en aras de una
democracia participativa que no desdeñe la representatividad pero que no
permita y sí castigue las traiciones de los representantes. Y debe habilitar
reformas para ser siempre moderna, pero inmodificable en los principios.
Que nadie venga ahora
con el cuento estúpido de que todo esto es idealismo. Esto es una tarea, noble,
necesaria y urgente. Y quizás la última antes de que nos quedemos sin Patria,
aunque sigamos votando, votando y votando.
# Conductor "Dorrego Despierta" de lunes a viernes de 7 a 9 por LadorregoAM1470
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