la gente
por Carlos Madera Murgui #
La
política habla de la gente. Sí, la gente. Según el diccionario la gente es un
número indeterminado de personas, o un grupo de personas. Mucha gente, poca
gente, toda la gente. La política le habla a la gente, hasta que, fundamentalmente
el PRO, la volvió más amigable y rebautizó a la gente como vecino. La gente y
el vecino, parecen lo mismo pero no lo son. Los vecinos, aparentemente, en un
extraño juego de significantes, serían más importantes que la gente. El vecino
de a pie o el vecino común, podrían estar en ese juego un escalón más abajo que
el vecino, pero siempre por encima de la gente.
Ni a
la gente ni a los vecinos la política los llama o denomina ciudadanos. Ser un
ciudadano parecería ser otra cosa. Ciudadano huele a título nobiliario, a
pertenencia. Ser ciudadano implicaría reclamar y ejercer los derechos que el
estado normalmente no nos otorga. Pero también ser ciudadano implica cumplir
con un montón de obligaciones que en general no tenemos ganas de asumir, en
general, somos así. Preferimos ser vecinos, o simplemente gente.
La
gente vota, y con este nuevo paradigma de campaña desideologizado,
teatralizado y minimalista: “la gente es de carne y hueso”, o “la gente tiene
hambre”, o “sabemos que hay un montón de gente que la está pasando mal’. Estas frases se pueden encontrar en cualquier
discurso, sea opositor u oficialista. Es que en esta campaña de fórmulas
publicitarias e imágenes perversas, todos se parecen. Todos están tristes
por lo que le pasa “a la gente”.
Es
interesante escuchar como “la gente sufre la inseguridad” y “soporta el ajuste
del gobierno” mientras que “el vecino ve que se están haciendo obras que no se
hicieron en los últimos cincuenta años”, y no importa que sea la misma persona
a la que no le alcanza la guita pero disfruta de más presión de agua en la
ducha de su baño, acá todavía no. El límite entre la gente y el vecino a veces
se vuelve demasiado sutíl. “La gente nos eligió para gobernar”, “gobernamos
para la gente” pero “gestionamos para el vecino”.
En
las elecciones la gente vota, y las encuestas dicen más o menos que la gente en
el conurbano bonaerense no está conforme con el gobierno en un tanto por
ciento, pero que la misma gente ve con ojos positivos a la gobernadora Vidal en
otro tanto por ciento. Las encuestas también dicen que la gente, alrededor de
un porcentaje votó a Cristina Kirchner,
y otro por ciento lo hizo por Esteban Bullrich, y que más o menos eligió a
Sergio Massa, casualmente el político que más utiliza la referencia a “la
gente”.
Y
cada uno de ellos le habla a la gente de cosas distintas. Unos hablan de
“cambio, corrupción, herencia”, otros de “economía, desempleo”, y otros de
“inseguridad”, como si la gente, o al menos un buen grupo de gente no pudiese
combinar los factores. Ejemplo: hay gente que se angustia por la economía,
sufre la inseguridad, teme al desempleo, está harta de la corrupción y quiere
un cambio. ¿Qué clase de gente es esta? No hay un discurso claro.
“A
la gente no le importan las PASO hay que sacarlas dicen. Pero si le importarían
las elecciones de octubre. “Existe más de un tercio del electorado que define
su voto en la semana previa a la elección”, dicen también, y presumo sólo de
atrevido que es la misma gente a la que no le importa la elección de agosto y
si le importaría la elección de octubre. Ahora con los números puestos la
elección fue una fiesta y sirve.
¿Por
qué y por quién vota la gente? Nadie esclarece aún la composición del voto con
claridad meridiana. Se hacen estudios cruzados, encuestas directas y
complementarias, análisis, marketing, se utiliza la publicidad, las redes
sociales, trabajos de campo sociológicos y psicológicos. Se dispone de un
arsenal de consultoras, especialistas, recursos y no obstante no termina de
ajustarse el resultado. “El comportamiento de la gente es manipulable y
previsible” aseguran, pero los tiempos demuestran que cada vez es más
difícil fidelizar el voto.
Mi
vecino, el que vive al lado, mí vecino, que es parte de la gente, me preguntó
cuándo y qué cosa se votaba. Le dije que ahora, legisladores y en octubre lo
mismo. Quien ganó preguntó, le dije, también, que gane la gente, se hace cada
vez más difícil.
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