AQUÍ ……DONDE LA PAMPA SE HIZO CARICIAS PARA ANIDAR
LA NOSTALGIA
por
Carlos Madera Murgui
Para todos nosotros, no son tradiciones lejanas, conocemos sobre
nuestras raíces y sus músicas. Expresión viva de identidad, que subsiste y
sigue buscando sustento entre generaciones masificadas por los dardos de las
estrategias marketineras , que apuntan hacia una tradición folklórica
maquillada , socia del mercantilismo de estos tiempos. Generaciones enteras
mirando hacia el folklore en los años 50 o 60 , fijaron grupos en todo el país
, cuando la música de nuestra tierra hacia furor en un momento de cambios
integrales, que también comprendió justamente ,la música. La historia de la Peña Nativista a lo largo
de más de medio siglo sabe de acometer la gran tarea de reinvindicación al
acontecer de este bastión de sureria , erguidos ante todos los embates
,pretendiendo solo una consideración para nuestro acervo, para nuestro
historial.
Es
expresamente usurpada la palabra nuestro, cerrando prietamente un pensamiento
común de dorregueros, que con cada advenir de Octubre , esta vez en noviembre, nos
transforma el paisaje ,sintiendo y gozando con intención y sinceridad la fiesta
grande del nativismo, pero ya de Dorrego todo.
Las desvirtuaciones que vemos diariamente ,
contrastan con el mojón de refugio , persistente de dimensión pampeana, con
voluntades renovadas y renovables sobre proclamar, defender y propiciar una
presencia imperturbable de tiempos y acaeceres que nunca debieron olvidarse,
porque en principio deforman , pero que terminan por anular una sustancia
heredada , que el ejemplo de nuestro gaucho sintetiza autentica nacionalidad.
Dorrego, digo Dorrego y digo Peña Nativista, es
bastión de autenticidad telúrica, es cultura ,y así ha sido entendido, hay
respeto, pero ha sido ganado, como por
Atahualpa, el
más grande. aquél que rechazó un homenaje de los paisanos de aquí, volvía y
trató a este pago como verdadero hermano, porque se sentía uno más. El icono de la tradición
argentina para muchos , venía a este pueblo a visitar sus amigos ,a cantar y
tocar la guitarra, a comer y tomar festejando algo tan simple como la vida
elegida. Es muy exquisita las descripción de Yupanqui, que consigue que uno
pueda mirar, asistir a lo que el cuenta. Los detalles del destacado hablando de
la tristeza del provinciano, de la mansedumbre del paisaje; que a su vez
también es impactante, la inmensidad de la llanura y el ser humano enclavado en
soledad. Solo su alma y el silencio son testigos de la felicidad que le produjo
su tierra, su belleza y el sentirse parte de ella. La mirada tan simple en la
obra de Yupanqui, es un manifiesto de
nuestra idiosincrasia. Escuchando a Yupanqui , uno aprende a querer el lugar
donde pertenece, mas aún sabiendo que el gran maestro respetaba este lugar y
aprendió a quererlo.
Todo esto gracias a la Peña Nativista, a su gente
claro, sus años, su testamento en gentes en otros grupos donde se sigue con el
legado académico, cuidado, donde hoy parece simple que cientos de personas
escuchen con atención , respeto, silencio y conocimiento a un cantor solitario
sobre un gran escenario que sabe que está ante el gran público, que sabe que
conocen, que está en un pueblo donde no sólo se escuchan cantores, sino que
además de la música, los bailes, hay jineteadas, desfiles, comidas, eventos
pictóricos, literarios, arte y cultura de donde venimos , mejor dicho no
vinimos de ningún lado, estábamos aquí.
Desde hace pocos años la puerta de nuestro pueblo, avisa al que entra o
pasa por la ruta , que Dorrego es eso ,pura identidad.
Esto ya lo habían escuchado, me pareció atinado y
oportuno volver sobre lo dicho.
Por siempre gracias, Peña Nativista, por tu
existencia y por esta fiesta que nos identifica y nos ha hecho enorgullecer
como dorregueros.
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