El zorro como vigilador
principal del gallinero
( Quienes creemos en la persistencia de las ideologías y la vigencia de los intereses de clase no tenemos por qué compartir el optimismo )
por Carlos Madera Murgui #
Las utopías, raramente se repiten en
el ideario popular, aunque hayan visto el amanecer muy secretamente y para muy
pocos. Lo que si se dio y muchos se acuerdan, casi todos, aunque se hagan los
distraídos,y aunque haya ocurrido en el siglo pasado. Las viejas estructuras no ya ideológicas, que
movieron a millones de familias argentinas a adoptar identidades heredadas
sobre partidos políticos o pseudo pertenencia a algunos de ellos es lo que
emerge en la gran mayoría de los casos que no sabe porque . El proyecto político que acaba de ser derrotado en el ballottage
no nació de un lento proceso de acumulación social e institucional de un
espacio preconstituido, ideológico y programático. Nació de un encuentro que
pudo no haber ocurrido nunca. Fue el encuentro de una circunstancia nacional
crítica con una memoria histórica y con una vaga identidad política, El encuentro contingente de
circunstancias, lo que Maquiavelo llamó la virtü y la fortuna, estuvo en el origen
del kirchnerismo. No puede sorprender entonces su heterogeneidad ideológica, su
problemática organicidad y la radical centralidad de sus liderazgos. De hecho la alteración viene operando lenta y
contradictoriamente desde el mismo inicio de la experiencia de estos años y
contradiciendo tanto a quienes están ansiosos de volver a la normalidad y a la
paz del orden constituido. Hoy es necesario decir que sí, que la subsistencia
de dos esencias en el interior de esta experiencia política pudo ser una de las
pistas de los problemas y de la derrota. Pero hace falta decir que sin el
encuentro entre esas dos almas no hubiera habido victorias electorales importantes ni tal vez , proyecto transformador en la Argentina. El proyecto neoliberal
triunfante en el ballottage tiene la dilución de ese encuentro histórico en el
centro de sus prioridades. Se apoya en la interpretación de este período
histórico como una gran simulación , que expresa una forma grotesca de
interpretar la historia de los movimientos nacional-populares como el resultado
de apuestas políticas casi novelescas, así interpretan al kirchnerismo. Los anuncios iniciales y las
caras y apellidos de los ministros designados insinúan que la intención es
derribar los pilares fundamentales del rumbo de estos años: el
desendeudamiento, las políticas contracíclicas, la regulación de los mercados
de cambios y de capitales, la mejora del salario real y la extensión casi
universal de las jubilaciones. Ahí
puede encontrarse la trama de cómo nuestras sociedades actuales producen
desigualdad sobre la base del miedo a perder lo que se tiene o a ser alcanzado
por quien está abajo y el consiguiente debilitamiento del sentimiento de
solidaridad. En estos días hemos oído algún comentario favorable a la presencia
abrumadora de empresarios en el nuevo gabinete designado, como un síntoma
positivo dada la eficacia de esos hombres de negocios. Como en los años
noventa, el éxito económico se presenta como valor excluyente. Esta vez los
promotores de la desigualdad como potencia impulsora de las sociedades no
sorprendieron sino que avisaron muy claramente en la campaña. El desembarco de
Chief Executive Officer (CEO), el director ejecutivo de máxima responsabilidad,
de multinacionales y grupos económicos locales en el gobierno de Mauricio Macri
es una experiencia política inédita en Argentina. Esta decisión no es igual
aunque parezca a la del gobierno de Carlos Menem cuando entregó el comando de
la política económica al Grupo Bunge & Born. Ahora estos gerentes generales
de prestigio en el mundo de los negocios no pasarán a manejar espacios del
Estado como delegados directos de las corporaciones que los empleaban, sino que
la lógica política del macrismo es la de profesionalizar con personas
provenientes del sector privado la administración de áreas del sector público.
Varios otros ejecutivos de segundas y terceras líneas de grandes compañías
también fueron convocados a los gobiernos macristas (Nación, Ciudad y Provincia
de Buenos Aires). Será la de los Ceos, la era política por venir. Esta refundación macrista está basada en la
concepción económica dominante que tiene como premisa el rol central del
mercado y los actores privados en la producción económica. El sentido común de
la sociedad es aleccionado acerca de que lo público está asociado con lo
ineficiente, lo ocioso, lo inoperante, lo corrupto. Enfrente se alza en el
altar de la pureza el mercado y la actividad privada, paraíso de la eficiencia,
la transparencia, la honestidad y la productividad. Entonces
lo público, ámbito del interés general, ha quedado asociado a fines
particulares o partidistas, mientras lo privado, ámbito por esencia de
intereses concretos e individuales, se presenta como campo de lo neutral y
objetivo. Volver a privilegiar el concepto del “técnico”
alejado de la “política” en la gestión de gobierno es un retroceso conceptual,
cultural y de sentido sobre la administración del Estado. La CEOcracia de la
pirámide Cambiemos comenzó a transitar
ese camino. Los anuncios anticipados sobre
devaluación y baja o supresión de las retenciones han impactado en la conducta
de los “formadores de precios” desatando prematuramente la inflación que suele
seguir a esas medidas. La causalidad es reconocida por economistas de todo
pelaje que cobijan a Macri, pero no
tanto como para desconocer ese hecho. Bajo
nivel de desempleo, jubilaciones universales, esquema extendido de protección
social sustentado en derechos universales, paritarias anuales libres y en alza,
extensión de derechos culturales, de género y sociales y además, una sociedad
encalmada, sin conflictos tremendos.
El discurso macrista
considera a su pasado y presente pura virtud: saben administrar, tomar
decisiones, son exitosos. Hay, incluso, algo de misional o sacrificial en su
paso al sector público. Un criterio vulgar los exime de sospechas preventivas:
si ya son millonarios, si ya “la hicieron” no tendrán tentaciones económicas.
Es una visión ingenua al mango: si algo caracteriza a los poderosos es ser
insaciables. “Estar hechos” es un criterio de personas modestas, en todo
sentido. Quienes creemos en la
persistencia de las ideologías y la vigencia de los intereses de clase no
tenemos por qué compartir el optimismo.
Macri prometió conservar todo lo adquirido y sumar. Habrá que ver si
consigue honrar esa palabra .
# Conductor Dorrego Despierta que se emite de lunes a viernes de 7 a 9 por LadorregoAM1470-45 años
Excelente Madera!!!! somos muchos los que no compartimos el optimismo, porque el oscurantismo liberal tiene sed de venganza. abrazo enorme y felicitaciones por ser salmón.
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