por Eduardo De la Serna
La categorización de “izquierdas” y
“derechas” parece tener su origen en Europa según se colocaran en una mesa
parlamentaria unos grupos y otros con lo que “los de la derecha / izquierda”
solían tener posiciones más “conservadoras” o más “progresistas”.
Parece. Claro que “progresista” viene de
progresar, y es dudoso que alguien diga que no lo quiere. Y conservar, pues
depende qué; ¿quién no quiere “conservar” lo que cree bueno, aunque progrese; y
quién no querría cambiar lo malo, aunque conservando otras cosas. Así dicho,
sin embargo, resulta que decir izquierdas y derechas, conservadores, momios,
carcas, o progresistas, zurdos, revolús se comprende más o menos qué significa.
Lo cierto es que todos comprenden que hay izquierdas
y hay derechas aunque quieran decir que “no hay que ideologizar” como dijo
Mauricio y repite Susana Malcorra, ministra electa de Relaciones Exteriores.
Claro que también cabe preguntarse qué es “ideología”, por qué estaría mal que
la hubiera, y si quien eso dice no lo hace desde otra ideología. Lo cual es
evidente. Pero es otro tema…
Podríamos también señalar que como una
suerte de flujos y reflujos, o marea y contramarea, el mundo parece oscilar
entre izquierdas y derechas (claro que con sus límites, porque decir que Obama
es de izquierda es casi una burla, a menos que reconozcamos que está “a la
izquierda de Bush” lo que no es muy difícil; y también podríamos decir que
Tabaré Vásquez está a la derecha de Pepe Mujica)… Lo evidente es que decir “derechas
e izquierdas” es a su vez una categoría de relación. A la derecha o a la
izquierda de qué o de quién puede ser un buen parámetro. Aunque con frecuencia
–como “yo” soy el centro– sea a “mi” izquierda o derecha”, lo cual es un
problema, porque yo estoy a la izquierda y a la derecha de otros.
Pero –dicho esto– parece posible afirmar
que “hay un corrimiento a la derecha”. Y las recientes elecciones en Francia
con el triunfo de Marine Le Pen son un indicio más que evidente. Pero vayamos a
América Latina:
- Las elecciones en Venezuela dieron un
triunfo a la derecha frente al gobierno de Maduro en las elecciones
legislativas del 6 de diciembre;.
- En Brasil avanza el pedido de juicio
político a Dilma Rousseff.
- En Perú el que llamaban ayer “chavista”,
Ollanta Humala continuó sin matices el liberalismo del ex populista hoy liberal
Alan García, pero la alcaldesa de Lima Susana Villarán fue derrotada.
- En Colombia, donde el gobierno derechista
de Juan Manuel Santos sólo tiene adversario en el más derechista aún Álvaro
Uribe y en la alcaldía de Bogotá Gustavo Petro fue remplazado por Enrique
Peñalosa.
- En Ecuador Rafael Correa tuvo que dar
marcha atrás en dos proyectos de ley (de plusvalía y de herencias) que tocaban
el bolsillo de unos pocos pero contra los cuales se manifestó un número
importante de la ciudadanía.
- En Argentina por primera vez en su historia la derecha es
gobierno no mediante un golpe cívico-militar sino en las urnas…
Sin duda que esto no es todo… en Paraguay en las recientes elecciones en Asunción triunfó la “izquierda” derrotando al partido de Cartes; en Bolivia Evo Morales sigue triunfando, y en Chile y Uruguay hay gobiernos sedicentes de izquierda (aunque, permítaseme el titubeo).
Sin duda que esto no es todo… en Paraguay en las recientes elecciones en Asunción triunfó la “izquierda” derrotando al partido de Cartes; en Bolivia Evo Morales sigue triunfando, y en Chile y Uruguay hay gobiernos sedicentes de izquierda (aunque, permítaseme el titubeo).
Sin duda que podríamos atribuir este
momento a una suerte de péndulo histórico, y quizás no sea del todo falso. Pero
también surge una pregunta, como se ve claramente en las manifestaciones
ecuatorianas que acabo de señalar y en las elecciones de Argentina: ¿cómo puede
entenderse que el pueblo pobre vote contra sí mismo? Y me resulta difícil dar
una respuesta cabal. Pero algo sí tengo claro (no creo que sea “el todo” pero
creo que sí es “una parte sustancial”) y es el poder omnímodo de los Medios de
Comunicación. Estoy convencido que estos son “creadores de realidad”. Es
notable ver y oír que constantemente desde sectores populares afirman cosas que
su misma vida contradice, pero igualmente afirman que “es así”. Se repiten
slogans, certezas que son incuestionables. Nadie las pone en duda y son una
suerte de “Credo” que negarlo te transforma en una especie de extraterrestre
recién llegado de otra galaxia: La Cámpora está armada; 6,7,8 es un programa
agresivo, el síndrome de hybris, etc… Es algo que “todos sabemos” y ponerlo en
duda te hace acreedor de insultos o al menos, de burlas. De todos modos creo
que esa creación de realidades es universal, no local, y que nos pone en un
mundo nuevo. Por eso no me refiero solamente a los medios hegemónicos del país
(que también, por supuesto) sino a todo el mundo de la comunicación. La
necesidad de “comprar” para ser “ciudadano del mundo” no es sólo local, aunque
en esta parte del planeta tiene un nombre: Macri. Me refiero al mundo global,
al mercado… a que los “pibes chorros” para poder pertenecer, para no sentirse
fuera del mundo, robarán un celular o un par de zapatillas. Porque eso les da
signos de pertenencia. No se puede ser si no se “tiene”. Y eso todos lo vemos
en cada serie, cada película nacional o internacional. Eso lo mamamos en el
minuto a minuto… sin mercado no hay vida. No somos.
Claro que uno puede decir que con ciertos
modelos políticos no vamos a poder comprar, el poder adquisitivo, el salario
van a caer porque lo que caracteriza a la derecha es la concentración. Si, si…
muy lindo, pero “estos” te ofrecen insertarte al mundo, y no seguir aislados.
El tema –me parece– requiere mucho más para
rumiar, pero creo que por acá debe ir un pensamiento nuclear para entender qué
pasa, a dónde vamos (y a dónde nos llevan). Es evidente que el Dios Mercado y
su fenomenal oficina de propaganda pretenderán “conservar” su poder (y
acrecentarlo). La derecha es “su casa”. Y –como se ve, no me refiero a
“presidentes” (que en realidad parecen más CEO de empresas que gobernantes). Y
el caso argentino es evidente: Macri parece un CEO de Magnetto que es quien
puede decidir que un juez mediocre, obsecuente y genuflexo vaya allá, allane
aquí y cajonée acá), me refiero al “poderoso caballero”, me refiero a que los
medios han creado enemigos monstruosos de molinos de viento mientras ellos se refriegan
las manos. Curiosamente, dos manos derechas.
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