...que lo que baje no sea la persiana y la esperanza y la subsistencia de todos nosotros...
por Carlos Madera Murgui #
Por estos días los usuarios
particulares y comerciantes estamos todos abocados a la triste tarea de
mensurar el impacto que tendrá, o ya tiene el nuevo aumento de la electricidad:
para muchos el incremento aplicado hasta ahora ya fue razón suficiente para
“dejar de moverse hasta que aclare”, pero ya ocurre desde el primer tarifazo en
los tiempos de la era Macri, y van….
En el contexto actual, con una
recesión económica que llegó para quedarse y la apertura a la competencia
importada, la recesión del consumo al devaluarse el valor de los salarios, la
suba anunciada recientemente y no solamente de los servicios, pero si con
medular impacto, hará que muchas de nuestros comercios, pequeñas o grandes
industrias y nosotros mismos pasemos a ser inviables.
Sí, “inviables”, la misma palabra
que utilizó en la década del 90 Domingo Cavallo para referirse a nuestras
provincias más pobres y endeudadas, y cual aplicación no tiene restricción en
la predicción de aquel nefasto recuerdo. A juzgar por la enorme cantidad de
similitudes entre lo que está ocurriendo ahora mismo con la industria nacional,
comercio minorista y franja productiva en todo nivel, y lo que pasó la última
vez que el neoliberalismo arrasó con nuestra fecunda estructura del trabajo, el
diagnóstico no parece exagerado.
La ecuación es simple: para un
sector importante de quien hace un uso intensivo de la electricidad, como por
ejemplo cualquiera que se les ocurra, hoy el insumo es prioritario casi, el
aumento de tarifas pone en riesgo, como mínimo, muchos puestos de trabajo. Y el
fantasma del cierre o la reconversión aconsejada, también me acuerdo, se asoma.
El comercio, entre todas las formas ha cambiado en todo el mundo, lo que no
tiene factibilidad estudiada es imposible pelearlo. También me acuerdo.
Para peor, el Gobierno ahora
escucha, como logro significativo de sus defensores, atiende todos los
teléfonos, tiene las puertas abiertas en todos los estamentos…. Eso sí. no da
ni cinco de pelota, ni tiene en cuenta ninguna sugerencia, ni la de los propios
que tibiamente balbucean su inquietud. Convocan a reuniones, legales, se
plantean los problemas y después el ministro de Producción sale a decir que “si
los precios no bajan vamos a abrir más las importaciones”. “ la competencia es
lo mas sano, casi más sano que comer.
Si hablamos de números, al subir
las tarifas en algunos casos va a impactar, ( fuertemente, la palabra PRO) en
los costos directos y además después están los costos indirectos, y desde allí
el aumento puede llegar se calcula hasta el 20 por ciento. Esto va directo a
los precios, ya que con una caída de ventas del 30 por ciento promedio no hay
posibilidad de soportar la estructura. La mayoría de comercios, pequeños o
grandes están con rentabilidad cero o negativa. Claro, se escucha y siempre hay
sectores que están un poco mejor,…. mejor que 2016 que fue el infierno teñido
de amarillo.
Si bien aún hay quienes no se
animan a decirlo públicamente o en voz alta, tenemos casos de despidos y
suspensiones, reducciones en todos los sectores, al menos achiques,
restricciones. Y, como sucedió en los 90, esto también impacta negativamente en
todos, porque ese amenazado, desocupado, ese suspendido, ese comprimido y su
familia dejan de consumir, incluso lo necesario y el cóctel explosivo se activa
y de ahí a que se disparen aún más los niveles de pobreza, marginalidad,
violencia e inseguridad hay un trecho corto.
Pero en lugar de debatir sobre
los crecientes niveles de inflación o de desempleo, por mencionar apenas
algunos de los acuciantes desafíos de estos tiempos, hay quienes dicen que el
problema en la Argentina son los salarios de los trabajadores o las cargas
patronales.
El de Macri es un gobierno que
tiene una fuerte postura ideológica y un lineamiento económico claro, no tiene
dudas de lo que está haciendo y aplica la política que cree que es la mejor
para el país. Lo que está quedando en evidencia es que sólo es mejor para unos
pocos, porque vamos caminando directamente hacia la destrucción del entramado
social , que nos costó a todos rearmar, mucho más de lo que nosotros mismos
recordamos.
Lo que viene no será auspicioso, porque cuando a los trabajadores
se les quita poder de compra vía los alimentos y los servicios, se está
reduciendo el poder de compra de otras cosas, de las que vive, lucha y disfruta
la mira de progreso de cualquier mortal,… no solo prender la luz, encender el
calefactor y comer lo que nos dejan.
Todos queremos seguir insistiendo
por la producción y el trabajo, la defensa de nuestros derechos y de los
trabajadores. Porque si no se les ocurre otra cosa, en lo que todo sube, al
menos que lo que baje no sea la persiana y la esperanza y la subsistencia de
todos nosotros.
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