“ No entiendo porque volvemos a repetir los viejos errores, habiendo tantos errores nuevos para cometer”
Bertrand Russell
por Carlos Madera Murgui #
Cuando se rompe algo que producía cierto efecto de
interpretación, lo que cambia es la manera de leer el acontecimiento. Ganar elecciones no es un crimen, sino un
aliciente esencial de la democracia. Ganarlas no es pecado, más bien. Perderlas tampoco… pero es una circunstancia
aleccionadora que debería inducir a mirar, pensar y comprender. Tratar de
conocer la realidad, si así no ocurriera,
no fuerza a hincarse ante ella , pero es
condición necesaria para cualquier modo de acción política, incluyendo el de
querer modificarla. Puede parecer una exageración afirmar que se desconoce o se
niega la realidad, sin embargo algo de
eso hay, y para colmo no es novedad. En un momento álgido de inflación
palabraria en el oficialismo, donde no se pide ya en una ambición perdida,
discursos o afirmaciones con exigencia doctrinaria ; sino algo cercano a lo que
se habla , aparece en escena una especie de reconfiguración programática o una
nueva hoja de ruta , no bien ajustada todavía y que nos permitirá saber en esta
cerrada trama dorreguera, casi fortinesca,
si existe algo nuevo bajo el sol
que levante la consideración mayoritaria de quienes tenemos interés en saberlo,
hacia donde vamos, si es que vamos. Parece que estamos de liga, ya que a juzgar
por los hechos de los últimos tiempos hemos entrado en etapa cíclica, casi de
astrología, donde se suceden actos favorables, según anuncian y por una
cuestión de actitud, de querer, de tener
ganas, o que somos del mismo equipo. En los últimos cincuenta años nunca se ha
visto lo que estamos viviendo, y yo les creo. Cosas públicas de nuestro diario
acontecer, todavía con ecos de un debate que corre el riesgo de parecerse a
temas instalados en agendas periodísticas nacionales, con el peligro del
desvanecimiento forzado de quienes no quieren hablar del tema, y estoy hablando
del tema, no de opiniones favorables o
críticas. La salud, pública, por excelencia no tiene tarjeta de identificación
cuando llega a quien la requiere, digo requiere, no necesita, porque
necesitarla, la necesitamos todos. Y al
decir pública, digo pública para todo habitante de este suelo, nadie tiene, ni
se debe arrogar el derecho de decir quién puede usar la salud pública, todos
podemos. Me mueve a pensar en mezquindad y tontería tratar de comparar , medir
o cotejar la salud pública sea de donde sea, venga de donde venga, cómo si
quienes temporariamente tienen injerencia en alguna resolución de esas
prestaciones ,fueran determinantes para quién es atendido. Quién es sanado por
la salud pública, tiene su pensamiento en un derecho constitucional bien
ganado, y no en Mauricio, Maria Eugenia, Raúl Reyes, Marcos Fernández ó Héctor Gay. Eso sí, todos
también debemos hacer sentir ese derecho ante éstos o a quién le corresponda ,
porque no se trata de un tema de voluntad, es una virtud de un sistema que nos
cobija a todos donde ganamos y pagamos cada día por ello, sin que se afinque de
ningún modo en la decisión personal de nadie. Bien lo decía Bertrand Russell “
No entiendo porque volvemos a repetir los viejos errores, habiendo tantos
errores nuevos para cometer”. Por último
pienso y, digo que quienes hablamos y opinamos públicamente nos debemos dos
reglas axiomáticas; memoria y honestidad ideológica. Nuestros dichos no
deberían, en pos de un discurso creíble, adolecer de vaivenes de pareceres
cargados de conveniencia revisando lugares de irradiación, que finalmente
terminan por cuartear lo irreprochable y lo pulcro del mensaje. Deberíamos
tener más cuidado en acordarnos que dijimos alguna vez, fuere donde fuere, y si ciertamente lo que
pensábamos en ese momento, lo seguimos
sosteniendo ahora.
# Conductor "Dorrego Despierta " de lunes a viernes de 7 a 9 por LaDorregoAM1470
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