por Carlos Madera Murgui #
Augusto Monterroso,
acuñó alguna vez una frase memorable que hoy, décadas
despues, es
pertinente para la Argentina y muchos otros países: “En el mundo
moderno los ricos son
cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres, y los
policias cada vez más
numerosos”. Y brutales, podríamos
agregar, viendo el
comportamiento de gendarmes
y policías en autopistas, piquetes, fábricas
cerradas, escuelas,
ministerios y todos los puntos del país donde la protesta
ciudadana hace frente
al desastre político social que llevan adelante el aparato
macrista-radical y el
sistema periodístico que hoy gobierna la Argentina.
La pregunta es: ¿de qué hablamos cuando
hablamos de neoliberalismo? Más allá de
teorías macroeconómicas y de
interpretaciones de ciencia política y ciencia social, ¿qué es
exactamente?
No es fácil definirlo, pero sí es
posible y válido aportar ideas para reconocer al monstruo, y ayudar así a tantos
compatriotas desprevenidos y estafados que lo votaron de buena fe y con
ilusiones hoy pisoteadas. Porque el monstruo neoliberal –es parte de la
explicación– además de grande y pisar fuerte es implacable y cada vez más
parece otra cosa.
El que encabeza el Sr. Macri es un
gobierno de ricos, claramente, pero es más que eso. Igual que lo vemos ya en
los Estados Unidos con el Sr. Trump, y en otros países , ellos gobiernan
comportándose como bandas mafiosas cuyo objetivo principal es arrasar con todo
lo anterior, lo cual los convierte también en re(in)volucionarios. Su función
no es otra que descalabrar y depredar porque no tienen ni reconocen más dios
que el dinero, que es el centro de su universo mental. Practican una
acumulación capitalista desenfrenada y para eso necesitan no respetar leyes ni
reglas si éstas no sirven a sus intereses particulares y/o empresariales.
Se han venido preparando para ello. Han
acumulado paciencia, racismo, odio y un inmenso poder concentrado, y la lógica
de su ejercicio del poder –desde el Presidente del Mundo, que es siempre el que
está en la Casa Blanca, hasta CEOS como cualquiera de los que ahora abundan en
la argentina– es la lógica del desenfreno, porque el poder para ellos es hacer
lo que se les antoja. Típico de dueños o gerentes negreros, ese desenfreno
equivale a reirse del estado de derecho y en todas las reglas tradicionales del
sistema liberal que los cobija, pero al que ahora ellos mismos desprecian.
Esa soberbia y ese engolamiento al
estilo Peña Braun, Frigerio, Michetti, Garavano, Patricia Bullich, Morales,
Aguad, Burayle y demás, se empatan con las peores conductas
antidemocráticas. Por eso los encarcelamientos sin debido proceso; por eso el
desprecio y el atropello a los resguardos laborales ; por eso acusan sin
pruebas y condenan mediáticamente basados en presunciones de delincuentes y
charlatanes. Y también por eso desprecian al Congreso y a los gobernadores, a
casi todos los cuales manipulan como patrones de estancia.
Esta es una revolución antisocial,
contra los trabajadores, los obreros, los pobres, los jubilados, los
científicos, los intelectuales, y
también contra vastos sectores de las clases medias que los votan, y que,
siempre, son las que primero y más fuerte chillan, pero después meten la pata,
luego se arrepienten y se tornan progres, hasta que vuelven a pifiar y así
siguen.
En consecuencia, el macrista-radical no
es un gobierno democrático, mas alla de su legitimidad. No tiene una filosofía
propia: tiene sólo una retórica”. Espíritu conservador; desconfianza
intelectual; temor y rechazo al extranjero; racismo indisimulable;
aprovechamiento de la frustración social colectiva; las crisis económicas como
recurso para acumular poder; paranoia y xenofobia; machismo y militarismo;
desprecio y represión a los diferentes y en especial la diversidad sexual, son
algunos de los rasgos del adn macrista-radical . Además detestan la idea de una
comunidad organizada y solidaria, a la que califican con desprecio de
“populismo” y por eso los espanta todo líder de masas. Y su concepción
republicana es de un Estado mínimo, tonto y manipulable al servicio de los
negocios. No creen ni les interesa el patrimonio público.
Con esa retórica , trabajan sobre el
miedo al caos que enturbia la razón de las clases medias, y en la oposición
provocan y agitan la amenaza de crisis económicas devastadoras, hasta que ya en
el poder ocultan y niegan las que ellos mismos desencadenan al beneficiar sólo
a los ricos y destruir al Estado. Y es entonces cuando muestran su vocación por
la violencia y la mano dura para someter protestas, montados sobre los temores
y la ignorancia de vastos sectores
En esas manos está nuestro país. Los
votos, iguales a los que los pusieron, siempre son los que mandan, para bien o
para mal.
# Conductor "Dorrego Despierta" de lunes a viernes de 7 a 9 por LadorregoAm1470.
No hay comentarios:
Publicar un comentario