Falacias de las reformas laborales
por Carlos Madera Murgui #
sobre opiniones de Teresa Ghilarducci ( economista norteamericana)
“Cada diez años, los políticos aseguran que
‘esta vez es diferente porque la tecnología está cambiando todo’. Ahora, la
idea es que las computadoras van a pasar a reemplazar todo trabajo humano. En
mi opinión, no hay nada nuevo en la economía, se trata de una estrategia de los
empleadores para reducir el costo del trabajo. Esto no tiene nada que ver con
la productividad. Es más, reducir salarios suele hacer perder productividad”.
El análisis pertenece a Teresa Ghilarducci, economista norteamericana, especializada
en el mundo del trabajo y experta en seguridad social y en economía laboral. Si
bien su objeto de estudio no se centra en la Argentina, las discusiones locales
alrededor de la reforma laboral y previsional se enmarcan en una corriente
global de la cual Ghilarducci es una de las principales críticas.
Ahora, la idea a nivel global es que
las computadoras pueden reemplazar el trabajo humano y que los trabajadores
deben poder proveer servicios de manera individual, que ahora cada uno va a ser
su propio empleador. Está el ejemplo de Uber u otros empleos que el consumidor
puede conseguir a través de las aplicaciones del celular. pienso que a nivel
general la tecnología no modifica las bases de la relación de trabajo formal y
estable.
Está comprobado que la baja de los
salarios, puede empeorar la productividad. El trabajo barato hace que los
empresarios se vuelvan cómodos y no tengan incentivos a invertir en capital. En
cambio, la suba de salarios es el mejor modo de aumentar la productividad.
China está cambiando rápidamente su
estrategia de crecimiento en función de la producción de bienes baratos, los
salarios aumentan y los trabajadores están más entrenados En los 90, la
esperanza era que la privatización de los sistemas de seguridad social traería
una serie de beneficios porque los trabajadores tendrían incentivos a trabajar
más y más duro. Pero los fondos de pensiones ingresaron al mundo de la
financiarización, que colapsó en 2009, lo que redujo sustancialmente el valor
de esos activos. Recordamos que en Argentina se forzó este cambio desde el
gobierno nacional.
El hecho de que los individuos paguen
por su pensión como se pretende, no tiene un impacto fiscal positivo. Porque si
bien el Estado no lo hace directamente, lo termina haciendo indirectamente, porque
el emprobrecimiento es un costo fiscal
negativo. El costo de la pobreza es enorme. A la vez, si las personas extienden
su vida laboral se reduce la productividad general porque los jóvenes tendrán
menos trabajo. O sea, la sociedad tiene que pagar por el costo de los que ya no
trabajan. Poner en tela de juicio estos temas implica que los países olvidaron
las experiencias del pasado. El sistema previsional es parte del territorio de
histórica disputa entre clases sociales, como los fines de semana, la duración
de la jornada laboral, licencia paga por enfermedad y las vacaciones.
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