La “reforma permanente” y el modelo de país después de las elecciones.
Carta escrita por el Grupo de Curas en Opción por los Pobres, analizando el contexto socio económico de nuestro país.
La democracia, sin duda alguna, no se limita al periódico ejercicio del voto. En éste se manifiesta la opinión y decisión de una mayoría acerca de qué dirección quiere darle a la conducción de la Patria, pero la Constitución Nacional y la Patria misma están por encima de un determinado gobierno o sus decisiones. Desde el comienzo de su gobierno el actual presidente, un decretador serial, intentó -por medios no siempre legales o legítimos- tomar decisiones, corregir rumbos pasados, proponer o imponer sus propuestas.
Pocos invitados y un tono patronal. El ejercicio del
poder tiene una dimensión simbólica que no es menos importante. El anuncio
programático de las reformas en materia laboral, fiscal y previsional, sin
precisiones, pero con un perfil claro, fue realizado frente a pocos invitados
selectos, en su mayoría funcionarios y empresarios. No estuvieron representados
los movimientos sociales, ni las organizaciones populares ni los organismos de
derechos humanos. Queda claro que Macri gobierna para un país pequeño que no
incluye a los trabajadores y los pobres. Las alusiones despectivas a la
cantidad de trabajadores de la Biblioteca del Congreso Nacional, a la tarea de
los ordenanzas judiciales y el trabajo de los abogados laboralistas simbolizan
un poder ejercido como un patrón que desprecia a sus empleados, en este caso
-nuevamente- relacionados con el sector público y los derechos de los
trabajadores. Cabe destacar que entre los invitados también estuvieron tres
obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, que suelen estar muy cómodos en
esos lugares, pero no tanto en la Plaza de Mayo acompañando los reclamos
populares y los espacios de memoria, algo que sería de desear, por cierto. Otro
gesto de fuerte carga simbólica es que Macri se quejó (insólitamente) de tener
muchas universidades públicas y muchos sindicatos. En su modelo exclusivo de
país, hay mucha gente que le sobra, como son los trabajadores y estudiantes.
El ajuste y la pobreza. Envalentonado por un favorable
resultado electoral (con perspectivas de interpretación diversas) el gobierno
ha decidido profundizar el ajuste, en palabras más elegantes: “trazar una línea
de austeridad”. En buen romance significa bajar los costos empresarios y las
cargas impositivas al capital concentrado, volviendo a la clásica receta
neoliberal: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Las ganancias
se la llevan las empresas y los costos sociales los pagan los trabajadores y
los pobres, muchos de los cuales votaron a este gobierno. Bajar las
jubilaciones, volver a la tutela perversa del Fondo Monetario Internacional y –
por si fuera poco, para visibilizar bien claro el “país atendido por sus
propios dueños” – entregar al presidente de la Sociedad Rural, el Ministerio de
Agroindustria, uno de los pocos patrones que todavía no había ocupado los dos
lados del mostrador, que a su vez está acusado de defraudación, evasión
tributaria, amenazas, negociaciones incompatibles, administración fraudulenta y
trabajo esclavo. Es evidente que el presidente habla de honestismo y permite
por delante de nuestras narices que su familia y sus amigos funcionarios
blanqueen o fuguen divisas. Habla de libertad de prensa y presiona (amenazando
a su dueño con meterlo preso) para que C5N (donde se podía escuchar otra
campana) sea vendida a uno de sus amigos. Hace una lista de personas que
desearía mandar a la luna, como mensaje mafioso que los jueces comienzan a
comprender. La experiencia reciente de Argentina, Latinoamérica e incluso del
mundo dan cuenta de manera insoslayable, que las políticas de “austeridad”
(esto es, ajuste y recorte del gasto público social, congelamiento de salarios,
caída del poder adquisitivo) generan más pobreza y miseria. En 2018 veremos sin
duda una caída vertiginosa de una importante masa de la clase media hacia la
pobreza, fenómeno que ya hemos vivido. El modelo neoliberal tiene ganadores y
perdedores. “Ajustar las variables del sistema”, slogan repetido por los gurúes
del establishment, significa que el sistema funciona bien cuando los ricos
ganan y los pobres no molestan.
Una justicia ficticia. Conseguir “un juez oportuno” y
amedrentar sin pausa de diversas maneras y con las peores artimañas, parece la
estrategia para destituir diputados, jueces y una Procuradora General de la
Nación que logró que la justicia esté más cerca de los pobres, intervenir
sindicatos (con la cada vez más evidente complicidad del triunvirato amigo de
la CGT) profundizar la represión, mantener presos políticos y callar una
desaparición forzada. Se ve una justicia prácticamente entregada al servicio
del poder político y económico. El presidente Macri la legitima con un discurso
de “castigo a la corrupción” que –curiosamente- siempre está presente en el
gobierno anterior y en el sector público. No hay –ni en su discurso, ni en la
prensa hegemónica- corrupción en el gobierno actual o en el sector empresario,
que según parece no están afectados por el pecado original. La justicia en este
gobierno es una farsa, y el estado de derecho un papel al viento que en
cualquier momento dejará de existir. Advertimos con preocupación que las formas
democráticas son sólo el armazón. La democracia real tiene que ser plasmada en
los hechos, ofreciendo garantías a los ciudadanos, especialmente a los pobres y
los débiles, custodiando los derechos humanos y haciendo justicia. Nada de eso
está sucediendo. Nuestra democracia es un decorado de utilería, pintado por
delante y vacío por detrás.
Macri nos habla de una “reforma permanente”. Ya sabemos
adónde van las “reformas” impulsadas por políticas neoliberales. Nos enseña
Jesús de Nazaret que el árbol se reconoce por sus frutos. “No hay árbol bueno
que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. Cada árbol
se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recogen uvas
de las zarzas” (Lucas 6,43-44). Del árbol de las políticas de ajuste y
exclusión social solo pueden venir más desigualdad y pobreza.
Puestos del lado de los pobres no queremos callar: “¡este sistema mata!” Y lo repetimos una vez más.
Puestos del lado de los pobres no queremos callar: “¡este sistema mata!” Y lo repetimos una vez más.
Grupo de Curas en la Opción por los Pobres
Noviembre de 2017
Noviembre de 2017
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