viernes, 7 de agosto de 2015

La Tapa:: viernes 7 de agosto::

Ese edén ficcional

Por Carlos Madera Murgui

La retórica es una ciencia comunicativa, todo y todos pueden caber en ella. La ciencia del orador se convirtió en la temida acción del lenguaje como lugar de la vida. Pero también en la odiada sospecha de imposición y falsedad que rodea a todo aquel que nos intenta convencer de algo. Pese a ello, muchos momentos excepcionales de la historia, nos remiten la imagen de alguien efectivamente originando duraderas creencias. Ningún movimiento en el mundo le es ajeno a la retórica, y culmina en su caso cumbre dándole vida a todo. La retórica nos absorbe, habla en nosotros, pero por otros. Eso se llama ficción, el peso real de la ficción. Como sea, la retórica, es el arte de la persuasión , pues no existe alguien que no pueda ser persuadido. Es hilo conductor e invisible de las pasiones , y el ardid del temporal predicador. Cuando se ausenta la retórica, la escasez configura una producción que nunca alcanza el ejercicio universal de la tarea. Que le importa al retórico la escasez, si solo desea adherir a una aséptica situación circunstancial anunciada sin sangre ni lodo, asentada en la imposible unidad de las clases sociales, que hacen precisamente el mundo escaso en el cual vive el héroe. Escapando siempre al terreno donde enardecen las personas y descansando en la economía como ciencia falsaria del interés general, buscan consuelo en zonas genéricas y abstractas con disyunción en notorias restricciones de la universalidad del conflicto. Ese edén ficcional, beneficioso en grado sumo , pues no existe alguien que no pueda ser convencido, como en los sueños, anuncia toda su razón operativa, que la historia, como todo espacio temporal ha ajado en sus bordes. Confusión donde no existe, datos imprecisos, culpas por doquier, el incipiente brillo en una vida predestinadamente opaca. La inercia no es alteridad pero se confunde con ella. La práctica de la inercia impone un destino común para los hombres ignorados. El dictamen de la naturaleza real de los hechos se impone sobre la base de la restricción esencial impuesta. Incluso la retórica no practicada de antemano, con faltante de argumentos desnuda falta de homogeneidad discursiva, descuido, pero también arrogancia. El sentido de frustración que adviene cuando mueren las palabras no difiere mucho en los que siguen expectantes. El teatro moral presentado en exclusividad no reviste la interpretación sobre la importancia de los mitos revelados para hacer de nuestras ilusiones , precisamente eso, el estallido de nuestras esperanzas, en la mitificación que nada se puede, que nuestro destino esta signado como en los cuentos, con mucho de irrealidad y con un capitulo de verdades desabridas instaladas por años que lejos de merecernos, nos dona un porvenir.
Dorrego Despierta se emite de lunes a viernes de 7 a 9 por La Dorrego AM1470

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