...No van contra el gobierno, van contra el pueblo
La democracia, como sistema tan recordada y conmemorada en
estos más de treinta años de existencia ininterrumpida, en el periodo más largo
desde la ley sáenz peña, aparece , y como debe ocurrir sintetizada en la
evocación de quienes han llevado adelante este transcurso. Si se recuerda todo
lo desandado como logro y por imperio de todos, también todos tenemos la responsabilidad de
cuidar la institucionalidad de todos los niveles de los gobiernos y
regulaciones estatales mediando el estado de derecho, que significa , mucho más
que el voto, emblema de la democracia, que
por supuesto implica obligaciones que fecundan una verdadera vida en sociedad.
Si se pasa revista a los últimos acontecimientos la mayoría parece regodearse ,
por encima de hechos delictivos condenables en la circunstancia que fuere, de
la desestabilización no de gobiernos, a quienes les ha tocado la anarquía ,
turbación y procederes indebidos del derecho con inicio en la seguridad pública
por parte de la policía, sino del sistema que evidentemente no ha logrado
transformar definitivamente, ya no realidades sociales y económicas, sino la
mente perversa, de amplios sectores de la sociedad que subidos a derechos que
si gozan en democracia, nostalgian
situaciones de los peores recuerdos. Pero impulsar escenarios de violencia y
desorden desde la perspectiva y la opinión política y primordialmente con
sonrisas maliciosas por parte de comunicadores, que creen muy convencidos que
la tarea desastabilizadora e empiojante es hacia un gobierno , que por
supuesto, va con la responsabilidad que le compete, pero que irremediablemente siempre
termina con muertos, de los que ellos pretenden defender. Porque siempre termina
con muertos, y los paga el mismo sector. No quieren la democracia, no quieren
la igualdad, es viejo que no quieren este gobierno, como no quisieron ninguno,
que no manejaron ellos, y que haya elegido el pueblo. De acuerdo a la óptica
predominantemente porteña, ese electorado, que vota estos gobiernos ,de baja credibilidad
intelectual, especialmente en provincias norteñas, donde la piel se torna un
poco más oscura, también merma la calidad del voto. Ni hablar de sectores de
concentración de población, llámese, cono urbanos de grandes capitales donde se
usan privaciones de larga data, atenuadas , digo atenuadas en los últimos
tiempos, como rezos de campaña, pero lejos de creer ni siquiera en reconocer
dichas carencias. La exasperante y vergonzosa pasividad de la justicia ante
claros delitos de sedición, la ausencia total de fiscales y jueces que actúen
ante la emergencia como poder que son , además de lo que es la Justicia
Electoral y solo lo recuerdan cuando tienen alguna diferencia con otro de los
poderes, citando hasta el cansancio la constitución nacional, como si esa regla
madre, solucionara desde su sorda existencia los problemas y vicisitudes de la
población , que ellos desatienden ante casos concretos como el policial,
autodenominados sin la existencia de las jerarquías. No sorprende lo de algunos
dirigentes, que siempre pueden luchar para mejorar su mensaje, como cualquier
otro, incluso no consiguiéndolo, tampoco
lo de medios dominantes de todo dominio, o representantes nítidos y solamente ,
defensores claros de interés minoritarios, todos dentro de sus derechos
comunitarios, lo que si no pueden hacer es conspirar desde sus disidencias
contra la paz y la tranquilidad de todos los habitantes. La democracia, claro que la hacemos entre
todos, pero no solo estando a favor de un sistema, sino protagonizándola, y no
desde un cargo, sino desde la responsabilidad, con derechos y obligaciones que
nos marca el vivir en democracia. El apocalipsis no aparece nunca muy claro
cuando es presentado, sino en sus
consecuencias de ánimos alterados y miedos puntillosamente construidos por los
efectos de la deudas de las democracia, que todos debemos trabajar. Las historias contadas minuto a minuto por la
irresponsabilidad de no muchos, pero que si edifican y forman opinión en la mayoría,
conspiran claramente en la forma del infundio y la aversión a la violencia. Que
existen delincuentes contratados que aprovechan estos casos e incluso son
alentados a generar actos de robo y vandalismo enancados en algo que jamás ni
ello entenderan,…. tristemente cierto. Que existen amplias franjas de población
con carencias, ya no de momento, sino prácticamente existenciales, también .
Solo qué se las descubre ahora por parte de algunos sectores, por imperio de
otros motivos que los llevan a visibilizar algo de lo que jamás se ocuparon,
pero que aparece en el combo junto a una
reforma electoral, que desde siempre muchos legisladores sin excepción no han
sabido o no han querido encontrar la forma de organizar un sistema que ahora
pretenden cambiar con el partido en marcha. No conspiran, y no hablo en
especial, de quienes deben ser escuchados como cualquier habitante, trabajador o dirigente de este país, no van
contra un gobierno, que además eligió el pueblo, sino precisamente van contra
la mayoría de ese pueblo.
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