por Carlos Madera Murgui
Pocas leyes pueden lograr de manera inmediata salvar
vidas y proteger la salud. Una de ellas es la legalización del aborto. En
primer lugar porque evita la mortalidad de mujeres gestantes y las secuelas en
la salud de miles por año. Pero además contribuye para que haya menos abortos:
lo que supone menos interrupciones de vida en gestación, la única que importa
para algunas visiones antiderechos. Estas afirmaciones están basadas en la
evidencia comparada de los países con diferentes tipos de marcos normativos y
políticas de salud. La combinación de
educación sexual integral, acceso a los métodos anticonceptivos más adecuados
para cada persona en particular y aborto legal elimina la mortalidad de mujeres
por aborto y reduce significativamente su cantidad. Porque la atención en el
sistema de salud permite operar sobre las causas que produjeron el embarazo no
deseado para contribuir a evitar repeticiones.
¿Por qué entonces todavía nunca se debatió este tema en particular en el
Congreso Nacional, porqué se mantiene una penalización que a todas luces es
vulnerada cotidianamente? Nunca más cierto que aquí es evidente la ineficiencia
de las leyes en el abordaje de problemáticas sociales. La sanción de la reforma integral del Código
civil, es una legislación moderna , de
avanzada en gran cantidad de aspectos , especialmente comprensiva de las nuevas
formas de familia. El diablo, en nombre de Dios , metió la cola y promovió una
redacción del artículo 19 de inicio de la vida más bien apropiada para un
código canónico. Una pena que nos perdamos una satisfacción completa. En este
tema como en el debate pendiente , el sentido común transita por recorridos
muchas veces insondables. Nadie pretende que las personas, aunque estén en las
más altas funciones gubernamentales y legislativas, dejen de tener o cambien
sus creencias religiosas y sus convicciones morales. Sin embargo el Estado no
puede imponer una sola idea y pensamiento a todas las personas a través de su
sistema penal y mucho menos criminalizar a quienes disienten con esta noción. Lo
que sí debemos interpelar es a las responsabilidades políticas que se asumen en
la función pública en pos del bien común, del cumplimiento de la Constitución
Nacional y los tratados de derechos humanos. En temas controvertidos nada mejor
que una visión amplia de los derechos y la posibilidad de ejercerlos en plena
libertad. No es verdad que la sociedad argentina no está aun madura para darse
un debate serio y comprometido sobre el aborto. Son la desinformación, la
ignorancia alrededor de la temática y su silenciamiento los que contribuyen a
perpetuar la clandestinidad de una práctica a la que las mujeres siguen
acudiendo, poniendo en riesgo su vida y su salud.
Dorrego despierta se emite por LadorregoAM1470 de lunes a viernes de 7 a 9
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