"La predica no fue en el desierto"
por Carlos Madera El hombre como centro de la política, aparece como una frase
dicha por muchas personas, de distinta procedencia y pertenencia. Es obvio que
coinciden sobre una básica y elemental regla del sentido que pretenden dar a la
política, o que es para ellos la substancia de la actividad. Dicha síntesis opera como una sentencia
bíblica para quienes sienten la cosa de esa manera, la historia nos demuestra
que no todos opinan lo mismo. Centrar administraciones de todos los
ámbitos en otro punto, parece en crudo ,
algo peyorativo para todas las gentes, que reflexiona que la política no puede,
sino existir , para un solo motivo, el bienestar de los humanos en el paso por
la vida. La idea de familia en las clases populares es tan fuerte , como
pasible de ser destruida, de ser abandonada màs que destruida. Y eso se ha
padecido y mucho. Por eso la reestatizaciòn de la seguridad social en los
últimos años nos ha demostrado que el Estado es capaz de llevar a cabo la tarea
en mayor cantidad de personas, y que no existe otra forma virtuosa para que
distintas capas de la sociedad puedan aspirar a una mejor calidad de vida y no
ser víctimas del llamado mercado que todo lo resolvía. Estaba resuelto en la
medida de la disponibilidad de recursos de cada individuo que en caso no
necesita de ayudas, en un país y aun en un pretendido mundo perfecto del cual
no se conoce antecedente. Con la avasallante voluntad política no alcanzaba, es
bueno decirlo, porque muchos actores actuaron en consonancia en cada lugar de
la Argentina con lo que se necesitaba, momentos duros hubo para todos, pero con
la voluntad política no alcanzaba, fue necesario entonces, avanzar en un cambio
cultural en el sentido común de las mayorías, y las necesidades de esas mayorìas
. La prèdica no fue en el desierto. Hoy estas mayorìas, especialmente las
nuevas generaciones , saben que para que exista desarrollo económico con
inclusión es necesario màs capacidad de acción del Estado y no menos. La
igualdad debe ser la igualdad de la singularidad y de eso el Estado sabe , al
menos los actuales, promoviendo y adhiriendo en otros casos, una idea de
generar políticas basadas en el hombre y no en un balance. La organización y la
visibilidad de las diferencias para vivir en común, chocan con la meritocracia
que afloro tiempo atrás, donde aquel que padece una situaciòn inferior es por
culpa suya. Existen aun tendencias apuntadas a que el éxito, vaya uno a saber a
qué le llaman éxito , es una cuestión de actitud, de sacrificio y con eso el
resultado està al alcance de la mano. Posibilidades regladas en sociedades
defenestradas por políticas individualistas donde la salvación de a uno , tiene
lugar a precio de multitudes en el camino, podemos observar como tiempo pasado,
y como cual efecto climático ahora visita Europa, no volverán a estas tierras
en tanto y en cuanto demostremos la memoria necesaria de cada uno de los
argentinos por penurias sufridas en carne propia. Existen formas, de hecho la
discusión diaria amerita devociones y fervores no con mucho respaldo donde una
vuelta al pasado , la sociedad toda supo rechazar y con los blasones en mano
seguirá asegurando que pueden existir matices, modos, estilos, tácticas, pero
nunca ,repito mayorías, pueden renegar de un marcado avance en los últimos años
de la seguridad social toda. Otro complementario logro consiste en haber puesto
la comunicación en el centro del debate. Esto sirvió para desnudar falsos e
intencionados mensajes en contra de todo el país, la estupidez de que le vaya
mal a un gobierno para beneficio de unos pocos, no puede residir, sino en
pequeñisimas mentes cuasi enfermas que solo piensan en mantener lugares de
privilegio, conseguidos democráticamente cierto, lo que no es cierto que buscan
el bien para todos, sino escudados en falsos discursos ya pasados de moda que
no engañan a mas nadie medianamente informado, paradójicamente ,como sea
posible.
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