lunes, 20 de julio de 2015

La Tapa:: lunes 20 de julio::

VIEJAS NOVEDADES

Por Carlos Madera Murgui


La asimilación del manejo estatal al de una empresa privada, en una visión gerencial de la política donde se reduce la gestión pública a una cuestión puramente administrativa, no es nueva pero sí sufre un reciclado, tan de moda. El objetivo principal del dirigente político sería algo así como ser “un buen gestionador”. En esa línea (nada extraña para nosotros) se escucha mucho que “gobernar es armar buenos equipos de trabajo”. Por otro lado , las críticas a la “vieja política” refuerzan el sesgo discursivo tecnocrático, lejos de armonizar, con más razón aún, con las prácticas punteriles que se desarrollan de parte de quien tiene la sartén por el mango. El denominado criterio gerencialista enfocado a resultados, tutela el respeto de la gestión pública a los principios de eficiencia y eficacia. Las organizaciones públicas son evaluadas con idénticos parámetros a los utilizados en las empresas privadas. La profesionalización de administradores antes que las dinámicas de conflicto y la concertación política vienen pegados a postulados no de coincidencia, sino dentro de una creencia que funde lo político en esos términos. Ese patrón gerencial, del que hablamos, despolitiza la gestión pública, el discurso centrado en “los equipos” y “los gerentes públicos” invisibiliza el eje central del debate, siempre. La indiscutida relevancia de los cuadros técnicos no significan aporte al conocimiento del apuntalamiento en el proyecto político. Escenarios de conflicto y resistencia en los cuales se desempeña cualquier gestión por más apoyo que cuente, se contraponen principios democráticos que son puestos de manifiesto por el pueblo, al mismo tiempo del impulso de cualquier proyecto de gobierno elegido para el bien común. La sociedad bien entendida es un campo de disputa de actores con intereses contrapuestos, y esto no es división, confrontación, crispación ni otra estupidez escuchada, es solo realidad . La síntesis del paradigma neoliberal y preocupación resultadista que corrige desviaciones es una fantasía que ya todos conocemos. La pulverización de la pobreza, creo haberlo escuchado hace varios años y lo escucho ahora, por otros parecidos. La reencarnación al día . La voluntad es la misma, lo importante son las formas. Eso nos lleva hacia un lado o hacia otro. Ante lo que nadie duda, sobre la complejidad de la organización estatal, se debe gestionar sobre la base de una visión transformadora que solo otorga la política. Anibal Sotelo Maciel, profesor de la UNLP, sostiene “Lo que deviene necesario no es la capacidad burocrática sino, por el contrario, lo que resulta imprescindible es la capacidad política”.
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