La Tapa:: viernes 24 de julio

NO SE TRATA DE ILUSIONES

Por Carlos Madera Murgui

Por el solo hecho de parecer innovadores, aparecen como copiando fórmulas y recetas probadas, que por otra parte no estaría mal, si justificaran en primer término las reales necesidades que tiene nuestro distrito. Allí radica precisamente el déficit discursivo de todos sin excepción, o al menos la justeza de lo propuesto con la real carencia. A veces el insistir sobre la gran originalidad, hacen que una determinada idea, termine sufriendo exactamente los efectos contrarios a las características que antes, la volvieron atractiva y sustentaron su apoyo. Que se espera de la próxima vigilia de las elecciones hacia Octubre, pues eso. Sustentabilidad en la propuesta, fuera de discursos extrapolados, que escuchemos concretamente qué y cómo, eso sí aquí. No hemos sido objeto los dorregueros de relevamientos serios sobre necesidades puntuales o propósitos, pero dentro de acciones que apuntan a saber al detalle o al menos lo que esos trabajos advierten , si es cierto que somos un pueblo de viejos, cuántos jóvenes son los que emigran en busca de trabajo que no consiguen en Dorrego, cuántos de ellos buscan trabajo, cuántas familias son las que necesitan una vivienda propia, que sí podemos y que no podemos esperar de nuestro sistema de salud, cuáles son los reales problemas de seguridad, somos un pueblo tranquilo diferente al resto, tenemos una ciudad limpia, podemos industrializar Dorrego, en nuestras poblaciones del distrito, cuales son las posibilidades ciertas de desarrollo, el pertenecer históricamente con gobiernos de distinto índole partidario es en definitiva un problema?. La perspectiva o el enfoque particular de gente con mayor o menor experiencia, o mayor o menor tiempo en la función pública, no cuenta en esta tarea. Que haya a través del tiempo ciertos parámetros que indiquen por voces más altas o planteos con más difusión sobre puntuales temas, no significa que estemos hablando con la precisión que implica un plan de gobierno. Diferentes mitos han alimentado desgajadas retóricas sobre aparentes que pivotean permanentemente una y otra vez sobre el mismo tema. Que existe gente que en el contacto diario o aquel más aplicado en épocas electorales, se nutre de un acabada sinfonía de necesidades o bonanzas según corresponda al dirigente en cuestión y que se transforma en un muy atildado compendio a justificar ante “lo que quiere la gente”, es muy comprensible y una herramienta muy eficaz, construida con tiempo y dedicación, de los que patean la calle, como rotula la militancia. Pero de allí, a un real y estudiado, cuasi de rigor científico de lo que ocurre con necesidades que requieren ser ordenadas dentro de posibilidades distritales, como recursos o tamaño mismo, existe sin duda un tramo significativo. Todos ansiamos tener pleno empleo, un sistema de salud que no nos obligue sea la complejidad que sea a trasladarnos a otro lugar, seguir viviendo en el pueblo cansino en que crecimos y lejos de los problemas de otros, nuestros hijos que estudien y después vuelvan a desarrollar lo suyo aquí, con nosotros. Nadie está fuera de estos deseos, por más pesimista que sea, tampoco hablo de sacar la ilusión, el deber y casi la obligación de mejorar, solo hablo de desmitificar con seriedad y responsabilidad sobre aspectos de los cuáles algunos nos hemos hecho grandes escuchando siempre el mismo diagnóstico. Seremos, tendremos, padeceremos, disfrutaremos, este lugar innegociable que tanto queremos, pero seguramente a partir de realidades que a mi juicio no conocemos a ciencia cierta. Por último, todo esto es una opinión más, que no opaca para nada, la actitud de todos los coterráneos involucrados en ofrecernos su esfuerzo para el bien del conjunto, unos con mas capacidad que otros, pero todos poniendo nombre y apellido ante la sociedad en un proyecto político. Es muy necesario, aunque no fácil.

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