El
kirchnerismo no es una expresión política de izquierda, es algo más profundo…
Por Gustavo Marcelo Sala
Uno
de los grandes defectos que tiene el campo popular es suponer que la
autocrítica contiene elementos de superioridad moral que lo eleva
intelectualmente. Por decenas de temas nos hemos destrozado a nosotros mismos
más allá de las operaciones opositoras. Yo no he visto lacerarse internamente a
Cambiemos por sus herrumbres y miserias, por la represión en el Borda, por las
escuchas, por las inundaciones, por el endeudamiento en CABA o por la
corrupción, Iron Mountain inclusive. Tampoco he visto a la militancia del
progresismo criticando al socialismo por los narcos rosarinos, sus jefes
policiales o por el escape de gas que le costara la vida a casi 30 personas.
Menos aún he visto autocrítica por parte del FR a propósito de las
bestialidades e ignorancias que suele emitir su líder, ni por la presencia de
cuadros políticos con extensos prontuarios.
Hace
un tiempo hemos esbozado la idea de comenzar a pensar al kirchnerismo en
términos históricos y creo oportuno retomar el tema. Temo que el párrafo
anterior desempolva uno de los dilemas más notorios que tiene el campo popular:
su enorme capacidad de autodestrucción so pretexto de esa constante tendencia
hacia el camino de la perfección. En ocasiones somos la “reacción puritana e
inquisitoria” de nuestra propia acción política.
Por
eso me parece oportuno finalizar con esta breve nota de opinión con un
brillante análisis de Diego Capusotto sobe el kirchnerismo y que hace un tiempo
me acercara la socióloga María Eugenia Madera:
El
kirchnerismo no es un partido de izquierda, dice. Es un sujeto político de
discusión, porque se compromete desde lo que enuncia, entonces cuando te
comprometés, tenés que llegar a algún lugar y después ir a los lugares donde
todavía no está resuelta la cosa. Desde ahí me resulta interesante, no para
sacar la banderita de la kermés nacional y popular, sino para poner la atención
y la tensión ahí. Si hay algo que genera tensión es el kirchnerismo... lo demás
no. Cuando digo “tensión” no estoy diciendo apoyo incondicional, sino elemento
vital en el escenario político. Lo demás me parece irrelevante y peligroso.
Pienso que todo depende más del kirchnerismo que de la oposición, continúa
diciendo Capusotto. Este es un escenario desolador. Sabemos que siempre el
ciudadano indignado termina hablando del diálogo y la eficacia: el diálogo es
entre ellos y la eficacia es para hacer negocios. Y la policía para reprimir.
Eso me preocupa más que la decadencia física”.
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