para seguir luchando libertades.....
por Carlos Madera Murgui
Es sano hacer profesión de la fe democrática y
necesario denunciar a quienes la amenazan. Las libertades no son frutos silvestres
que crecen con naturalidad;….son construcciones sociales, usualmente
edificaciones que se consiguen merced a largas y costosas luchas.
La libertad de prensa y fundamentalmente, mucho más aún la libertad de expresión han
zozobrado a lo largo de la historia argentina, y es ingenuo suponer que están conseguidas
para la eternidad. En sociedades pluralistas y efervescentes, como la nuestra,
su resultante, no es un coro afinado, si no que resultan voces diferentes,
contradictorias, con frecuencia estridentes.
La tolerancia y el buen modo son aconsejables pero
no imperativos, deberían serlo sí con un
derecho extendido, gozado, donde todos
son iguales.
Lo escuchado y visto en los últimos tiempos forma
parte de la exorbitancia del discurso soportado, la desfiguración de la
coyuntura, la victimización, como recursos del debate. La táctica es la indignación ante los
“atropellos “a que son sometidas las figuras más siniestras, sombrías , aciagas y ominosas que han pisado
este suelo, aunque en el fragor, los polemistas que quieren sacar ventaja
pueden sugestionarse con su propio relato elitista , sectario, fanático y
creérselo , para ser referencia pública como le ha pasado a muchos tratando de
explicar por sobre la exasperación generalizada, aspectos de conductas zigzagueante ya más allá de
lo político. Este sistema, el democrático, para despabilar a unos cuantos,
permite que todos puedan defenderse incluso cuando le toca a ellos,
acostumbrados a recurrir a la justicia y respetarla solo cuando le es
favorable, y en ámbito desconocer los derechos inalienables de cualquier
acusación.
Nadie está exento de la observación crítica, los medios
y los periodistas no somos excepción. La libertad es amplia en esta profesión
pero no superior a las de otros mortales u organizaciones. La irrupción de
voces, posiciones, protagonistas silenciados
hasta hace poco, con un clima muy de época; fuerza a muchos poderosos a
tener que justificarse, defenderse, salir de la muralla que era correlato de su
preeminencia.
Nadie debe callar a nadie, ni nadie puede exigir
tener una aureola que lo sustraiga a la polémica. Todos tienen derecho a
expresarse, incluso a través de los medios masivos, principal recurso en las
sociedades de masas.
Todas las voces deben resonar, aún las que
desafinan.
La restricción a esos derechos, es un reto a la
sociedad. Ya nadie en este país, podrá
silenciar a otro, incluso no por imposición de la ley, sino por el sentir popular de la exigencia de
sus derechos. La reivindicación de ciertas libertades, por parte de gente, que
precisamente no ha hecho un culto, no solo de la libertad, sino de la vida y muerte misma de las
personas, trastrueca equilibrios y certidumbres y lleva a perder la chaveta.
No obstante, debemos ser cuidadosos, al menos
quienes opinamos públicamente, con nombre y apellido.
Nuestras opiniones dentro de la coherencia que
seguramente tabulará quien escucha, será
el basamento de una línea de pensamiento, que al menos por esa coherencia , no
necesariamente por coincidir ,será respetado,……personalmente hablo desde mi
propia memoria . Si no, seguirá
existiendo, la vieja idea que ronda y es alentada, por los fogoneros de las diferencias,….. que
tienen que existir, que son necesarias, empezando por las gentes; en las cuáles
se sostiene , que los otros pueden ser estudiados, debatidos, opinados, puestos bajo lupas
semejantes bajo leyes, que habría que
derogar, magnánimas en marcar el libre juego de la igualdad. En la
Argentina no existen fueros personales y todos los ciudadanos son iguales con
los mismos derechos, según consagra la Constitución, y en buena hora. En todo caso, y para que quede claro, la idea
de democracia ligada a un verdadero estado de bienestar ( trabajo,
salario digno, vivienda, salud,
educación, jubilaciones), se consigue
con una autonomía sin condicionamientos, libertad e igualdad, derechos, que nos haga sentir todos y que tiene para esa
democracia un valor estratégico superior a la suerte de un gobierno o al
resultado de una elección. El mismo valor que no tienen todos los gobiernos ni
todas las elecciones./////
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