sábado, 31 de octubre de 2015

EDITORIAL PROGRAMA SABADO 31-10

cuando no se avanza, se retrocede...


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Nada de lo que ocurra a partir de ahora dejará de contar con lo conquistado. No es posible retroceder ni para tomar impulso, ya no. Las cosas que han ocurrido en el país en los últimos años, demostraron a una generación renovada, que algo había diferente, que estaba allí, esperando ser reflotado, ya no por una  casta intelectual de llegada acotada, sino, por fuerzas populares , de a una y en conjunto, de disímiles edades, pero fundamentalmente sabiendo qué querían, desde siempre. El valor de las convicciones, razón esencial, básica. Primero para creer y luego para difundir el fundamento de una idea. El dolor desde la alegría, algo más que el pensamiento ilustrado por lo injusto. Magnitud sobre lo perdido, lo luchado y lo frustrado. Tal vez, seguro que insuficientes, pero cuatro o cinco acciones medulares, esperadas, retrasadas, postergadas,  sin duda que persistidas, perseveradas, de conjunto, como nadie nos tenía acostumbrados, refuerzan una dura empresa catequizada contra la desigualdad social, que comienzan por derechos y su cumplimiento, por oportunidades institucionalizadas que perduren, pero todo a partir del convencimiento. Desde el 2001, en un lento proceso de recuperación de los canales de representación y la legitimidad de sus actores, la política vuelve a ser valorada, con los matices de siempre, con la variedad y la diversidad que no debe asustar, aunque a veces indigne, como herramienta insustituible de transformación. Vivimos un período histórico de inclusión,” O es pa todos la cobija, O es pa todos el invierno” según Jauretche. El corrimiento de la frontera de lo imposible, marca que una gran parte de la población cree nuevamente que el destino está en sus manos, a partir del compromiso y de la lucha de lo que sostiene como más justo. Participar es la clave. La característica del hombre moderno de imitar a cuantos lo rodean, ,pensar con cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios, estar perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando rutinas y prejuicios reconocidamente útiles para la domesticidad, figuran en “El hombre mediocre” de José Ingenieros hace muchos años ya. Seguramente perdurarán por una simple razón de imbecilidad de ser o de sentir, pero lo que digo, que ya nada volverá a ser como fue. Algunos la llaman experiencia, otros maduración,   pensamiento crítico, otros inclusión, nivel de instrucción, otros recuperación de identidad. Fuese lo que fuese, que haya ocurrido, aquí está , bienvenido sea ,como cognición colectiva, como conciencia de un destino común, la magnitud de una comprensión en los últimos años , de lo vivido como estructural involuntario hace una década, nos lleva al discernimiento y el convencimiento que no sólo es diferente , sino , ni siquiera parecido.
La incursión de la variable humana en la política, donde todo lo que ocurre, nos toca de una u otra forma a todos, la igualación de derechos civiles y la ampliación de ciudadanía como tal, posicionan y refuerzan el camino elegido, porque como dice el dicho “ Cuando no se avanza, se retrocede”.

      

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