cuando no se avanza, se retrocede...
Nada de
lo que ocurra a partir de ahora dejará de contar con lo conquistado. No es
posible retroceder ni para tomar impulso, ya no. Las cosas que han ocurrido en
el país en los últimos años, demostraron a una generación renovada, que algo
había diferente, que estaba allí, esperando ser reflotado, ya no por una casta intelectual de llegada acotada, sino,
por fuerzas populares , de a una y en conjunto, de disímiles edades, pero
fundamentalmente sabiendo qué querían, desde siempre. El valor de las
convicciones, razón esencial, básica. Primero para creer y luego para difundir
el fundamento de una idea. El dolor desde la alegría, algo más que el
pensamiento ilustrado por lo injusto. Magnitud sobre lo perdido, lo luchado y
lo frustrado. Tal vez, seguro que insuficientes, pero cuatro o cinco acciones
medulares, esperadas, retrasadas, postergadas,
sin duda que persistidas, perseveradas, de conjunto, como nadie nos
tenía acostumbrados, refuerzan una dura empresa catequizada contra la
desigualdad social, que comienzan por derechos y su cumplimiento, por
oportunidades institucionalizadas que perduren, pero todo a partir del
convencimiento. Desde el 2001, en un lento proceso de recuperación de los
canales de representación y la legitimidad de sus actores, la política vuelve a
ser valorada, con los matices de siempre, con la variedad y la diversidad que
no debe asustar, aunque a veces indigne, como herramienta insustituible de
transformación. Vivimos un período histórico de inclusión,” O es pa todos la
cobija, O es pa todos el invierno” según Jauretche. El corrimiento de la
frontera de lo imposible, marca que una gran parte de la población cree
nuevamente que el destino está en sus manos, a partir del compromiso y de la
lucha de lo que sostiene como más justo. Participar es la clave. La
característica del hombre moderno de imitar a cuantos lo rodean, ,pensar con
cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios, estar perfectamente
adaptado para vivir en rebaño, reflejando rutinas y prejuicios reconocidamente
útiles para la domesticidad, figuran en “El hombre mediocre” de José Ingenieros
hace muchos años ya. Seguramente perdurarán por una simple razón de imbecilidad
de ser o de sentir, pero lo que digo, que ya nada volverá a ser como fue.
Algunos la llaman experiencia, otros maduración, pensamiento
crítico, otros inclusión, nivel de instrucción, otros recuperación de
identidad. Fuese lo que fuese, que haya ocurrido, aquí está , bienvenido sea
,como cognición colectiva, como conciencia de un destino común, la magnitud de
una comprensión en los últimos años , de lo vivido como estructural
involuntario hace una década, nos lleva al discernimiento y el convencimiento que
no sólo es diferente , sino , ni siquiera parecido.
La
incursión de la variable humana en la política, donde todo lo que ocurre, nos
toca de una u otra forma a todos, la igualación de derechos civiles y la
ampliación de ciudadanía como tal, posicionan y refuerzan el camino elegido,
porque como dice el dicho “ Cuando no se avanza, se retrocede”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario