la subestimación del pueblo y sus estrepitosos resultados....
No existe
otra sensación que, de esperanza, cuando se escucha explicar que los poderes
públicos los ejerce la política y sus representantes, personas con creencias,
militancia, y reafirmación de su pensamiento, coincida o no con el propio. Va
de esencial e ingénito que personas probas, honestas, de conocida moral y honorabilidad ocuparán los
lugares destinados en esos poderes públicos con qué la sociedad los han
honrado, precisamente observando esas condiciones, cuando tuvieron la oportunidad en los partidos
políticos, cosa casi desusada, para
hacerlos integrar listas electivas o bien cuando en elecciones generales
optaron en lo ofrecido en la mesa del cuarto oscuro. Por lo tanto se debe
partir desde que esos atributos, dejan de ser destacados para pasar a ser
fundamentales e innegociables en la conformación de nuestros representantes,
administradores entre otras cosas de nuestros aportes y primordialmente de
nuestras concepciones políticas e ideológicas, o sea que se convierte en básico y no notorio como propiedad. La
participación ciudadana parece haber tenido, no sólo en la expectativa de
acceder a puestos de gobierno, ejecutivo o legislativo, verdadera honra para no
muchos, sino en el interés que supone la política y sus herramientas para la
transformación y progreso de las sociedades organizadas, bajo el paraguas o el fundamento del civismo,
que nos permite ser testigos de un nuevo capítulo democrático. Tal vez tomado
como algo natural, como tuvo que haber sido siempre, por las actuales
generaciones, pero como alguien me comentó estos días, deberíamos concurrir a los actos, por encima
de nuestra preferencia política, personal, de amistad, para quienes asumen la responsabilidad
conferida, sino para festejar en el mejor sentido de la palabra, algo que como
comentaba parece un hecho más en lo que peligrosamente y minoritariamente
algunos no tabulan con la suficiente importancia. Los vaivenes del sistema ,
que no es el problema, no siempre satisface, no siempre conforma, lo que como
cualquier método o régimen , y como debe ser, está integrado, constituido por
hombres y mujeres que deberán contar con la suficiente preparación y
conocimiento , para lo cual y en base a ello nos solicitaron nuestro apoyo
mediante el voto, para convertirse en nuestros delegados, gestores,
intermediarios y como ciudadanos hemos optado por los que nos han parecido en
conjunto como sociedad, los que mejor harán la tarea. El momento , éste y todos
los transcurridos necesita en el partido de Coronel Dorrego, un cambio medular
en la forma de trabajar de quienes nos han prometido ese trabajo y donde debemos inquirir, en algo más
importante que el gabinete, sobre el proyecto, entre comillas, que fue usado en
campaña, y que semánticamente ayudaba a varios a sintetizar acciones que era un
tanto más complicado explicar, estoy en el terreno nuestro, porque del otro,
todo está explicado sobradamente desde varios puntos. Decía Lula Da Silva, ex
presidente del Brasil, hace algún tiempo, que él era el síndico de una sociedad
integrada por todo el país, y que para ello necesitaba imperiosamente estar más
que cerca de su pueblo, esto entendido por el ida y vuelta de preocupaciones y
propuestas del corazón mismo de los habitantes. Eso nutre y guía decía Lula. Algún
dirigente, de acá se mostraba indignado días atrás, explicando con un carriotismo
dixit el robo (textual) de la última elección y otro diciendo que la política
estaba devaluada por eso los 1000 en blanco, a pesar de estar el mismo en el
menú. En fin……….La subestimación de lo que el pueblo piensa y determina, ha
llevado a estrepitosas experiencias adversas, en todos los ámbitos a avezados dirigentes ;Pero un puesto para muy
pocos, sin duda por capacidad, e importancia política, en distintas estructuras
de gobiernos comunales, representa su titularidad y eso no es para cualquiera. Otra
cosa, escuchar lo del consenso ,dicho como logro, aparece como elemento de
normalidad o pulcritud administrativa e irrefutabilidad notarial para quienes
pretendemos al Concejo como otra cosa; como lugar político por excelencia;
lugar de debates , que ya con más tiempo y agenda , con porfías tampoco
rescatados en campaña, pero donde parece, que no todo está bien, contrariando a
lo desandado. La mayoría, marcada por el
oficialismo en el Concejo que se supone viene, más o menos, no debería ser
factor para profundizar una anemia propositiva y de deliberación que la
sociedad con su sufragio se encargó de castigar o premiar según corresponda.
Nada, ni nadie impide a priori, a la oposición o minorías implícitas cumplir
con lo prometido, menos aún a las mayorías, porque si no se puede, lo sabían
antes de asumir. La política definida por el ex presidente Raúl Alfonsín,
significa la confrontación de ideas y el debate y la lucha por ellas, disentir
no significa obstruir, todo por el contrario, es reafirmar una posición ideológica,
en todo, que sintetice nuestro sentir y pensar sobre los hechos .El poder
democrático desde siempre fue político ,aunque equivocado, nunca administrativo.
Tengan en cuenta que la esperanza de los pobladores es un aspecto, que
felizmente hasta ahora no puede ser manejado por nadie y que es eternamente
renovable, en este caso va para ustedes, también hay que decirlo, este recurso
ha sido muchas veces usado deleznablemente, pero asimismo debemos confiar en
algo, las sociedades actuales han aprendido y mucho lo que les conviene.
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