Contra la
entrevistas ( sobre un trabajo ajeno)
por Carlos Madera Murgui #
A nadie le gusta ser entrevistado, pero sin embargo a nadie le gusta
decir que no; porquelos entrevistadores son corteses y gentiles.
El entrevistador te examina hasta el último detalle, pero no concibe que
uno puede ver eso como una desventaja. La gente que le encuentra culpas a un
entrevistador lo hace porque no se da cuenta que, como el resto de nosotros; no es consciente ni piensa que está allí para hacerte las cosas placenteras. Por lo tanto la manera
justa de juzgarlo es teniendo en cuenta sus intenciones, no su trabajo.
La entrevista no fue una invención feliz. Es quizá la más pobre de todas
las maneras de llegar a lo que está dentro de un hombre. En primer lugar, el
entrevistador es el reverso de la inspiración, porque uno le tiene miedo. Uno
sabe por experiencia que no hay opcion. No importa lo que él diga, uno verá de
un solo vistazo que hubiera sido mejor si decía esto otro: no que eso otro
hubiera sido mejor que esto, en definitiva no sabe muy bien que.
Puede ser que no sea claro, porque lo que estoy tratando de demostrar es
lo que uno siente en esos momentos, no lo que uno piensa–porque uno no piensa;
no es una operación intelectual; es sólo dar vueltas en un círculo de palabras.
Uno sólo desea, de una manera tonta, no haberlo dicho, aunque no sabe realmente
qué es lo que le hubiera gustado, y
sobre todo no le importa. Ese no es el punto: uno simplemente desea no haberlo
hecho, así es como uno se siente cuando ve impresa la entrevista que le
hicieron.
Sí, uno le tiene miedo al
entrevistador y eso no es inspirador. Uno cierra el caparazón, se pone en
guardia, trata de mimetizarse perdiendo los colores; intenta ser manipulador y
hablar alrededor de un asunto sin decir nada sobre él: y cuando uno ve esto
impreso, le cuesta comprobar que ha tenido éxito. Todo el tiempo, con cada
nueva pregunta, uno se pone alerta para detectar hacia dónde se dirige el
entrevistador y pasarle por el costado. Especialmente si uno atrapa al entrevistador
intentando hacernos decir cosas que no queremos. Y la verdad es que siempre
trata de hacer eso. Lo demuestra claramente, trabaja para eso.
El entrevistador debe tener algo “característico” así que él mismo fabrica
los momentos y los intercala cuando realiza la entrevista, generalmente
enmarcados en “dialecto” .Hay cantidad de razones por las cuales la entrevista
puede ser mala. Una es que el entrevistador nunca parece darse cuenta de que lo
más inteligente que puede hacer, después de haber intentado abrir esta y la
otra y aquella canilla con una multitud de preguntas hasta encontrar esa que
fluye libremente y con interés, es mantenerse en esa línea de interrogatorio y
tratar de conseguir lo mejor de allí, y dejar de lado todo lo que ha asegurado
antes. Pero la mayoría de las veces insiste en lo que ha fracasado.
Hubiera sido mejor mantenerse en el asunto que su hombre está interesado
en tratar, pero nunca podrá convencerlo de hacer esto. No ve la diferencia
cuando uno le entrega metal o paladas de barro. Vale todo lo que se dijo;
después se va dando cuenta que son cosas
un poco verdes y que no valían la pena de ser dichas, así que se intenta
arreglarlo poniendo algo de su cosecha, que cree es maduro, pero en realidad no
lo es. Cierto, tiene buenas intenciones, pero también las tienen todos, no hay
porque dudar.
Sus interrupciones, su manera de pasear de un tópico a otro, tienen un
efecto muy serio: lo dejan a uno tartamudeando ante cada tópico. En general,
uno consigue expresar lo justo, lo suficiente como para dañarse; uno nunca
llega al lugar donde puede explicar y justificar su posición.
Este ensayo contra las
entrevistas, modificado en parte, fue escrito por mark Twain hacia 1889 o 1890,
en pleno nacimiento de la prensa, cuando él ya era una celebridad literaria que
había derramado humor, agudeza, sensibilidad y mucha inteligencia en los años
fundacionales de la literatura norteamericana, a quien acudían los reporteros
con insistencia. Las diez páginas escritas a mano permanecieron inéditas en la
Universidad de California hasta hace poco, cuando la Mark Twain Foundation las
dio a conocer. Su notable actualidad parece el hielo en que fueron congeladas y
mantenidas con vida.
# Conductor de "Dorrego Despierta" que se emite de lunes a viernes de 7 a 9 por LadorregoAM1470
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