la mayoría no comprende la amenaza
por Carlos Madera Murgui #
Sorpresivo, deja de serlo cuando se transforma, el
hecho, en algo habitual o esperado. Los fines de semana largos dejamos de
sorprendernos en dos aspectos de nuestro andar cotidiano. La respuesta de los
habitantes hacia una posibilidad, que
sin dejar de ser comercial en el fondo, reaviva y reafirma ciertas conductas
que jamás serán dirigidas por nadie y las reincidentes buenas ventas en los
fines de semana o mes, obviamente con ritmos definidos por bolsillos más
poblados, siempre va a hacer así,
pero desnudando la dudosa rigurosidad y
lo desafortunado de lala opinión de un panorama comercial , que al menos dista de
lo sombrío que los últimos tiempos se empeñan en presentar.
Precisamente al ciudadano consumidor, trabajador,
asalariado, que ha forjado su economía, hasta la diaria, en el escepticismo,
las dudas, las luchas y los miedos de los ya no tan últimos tiempos , no se la
podemos contar, ni nosotros , ni nadie. Cautela y sentido común encuadran hoy a
quien maneja el fruto de su esfuerzo diario, sus bienes, sus proyectos, sus
posibilidades que como pudo fue sorteando, penurias económicas que hoy se miran desde muy
lejos; que sin dejar de ser fragoso para muchos, cobra aspecto de expectativa
para la mayoría.
Cualquier ciudadano que vive de su trabajo, es
hijo de la esperanza, su incondicional y única aliada. Eso si hay que tener
trabajo. Dos aspectos, adquieren
similitud desde la soberanía del intérprete. Cuándo festejar y qué y no siempre hacerlo desde el consumo. Nos
mostramos optimistas ante la incertidumbre y desesperación de amplias franjas
de la sociedad, especialmente en ciudades grandes de nuestro país; por allí no con el blindaje pretendido natural
de estas latitudes, donde a la mayoría
le parece que la “ situación” , solo lo marca la televisión y ocurre lejos de
nuestras barbas. Suspiros de unión, alegría, reconciliación, con la clara consigna táctica
de no decir nada sobre la cuestión económico-social ni, en general, de ninguna
cosa realmente importante, tratando de demostrar que son posibles los
cambios reparadores y redistributivos sin conflictos que los acompañen . Por lo tanto
una buena parte de los ciudadanos, no alcanza a comprender la amenaza. La
peculiaridad es que los anuncios están
acompañados siempre de un diagnóstico calamitoso de la situación económica
argentina actual que la vida cotidiana de las personas no autoriza. Esta matriz consciente y estratégica anunciada y
analizada sobre grandes desórdenes económicos y sociales en las últimas décadas
en nuestro país, choca con un solo
inconveniente, la creencia de todos sus
habitantes, algunos admitiendo, otros negando,
una realidad que indudablemente cambió y todos sin excepción le pusimos
el cuerpo. El hecho real es que ese discurso ha impactado fuertemente en un sector de
nuestra sociedad; un sector que incluye porciones de los grupos sociales más
beneficiados por las políticas económicas, sociales y culturales de estos doce
años. Se habla de cierta fatiga social
ante la conflictividad política que acompaña necesariamente a los procesos de
transformación circunscribiendose a la poca tolerancia anímica de algunos
sectores a los cambios para superar los lenguajes estereotipados, la
simplificación de la diferencia política y la carga de sectarismo que todos los
movimientos populares arrastran.
Esta es la materia de la movilización popular de estos días, la
conversación sobre el futuro instalada en el lugar real. Lo
que se discute es cómo se deben distribuir los recursos económicos, sociales y
culturales para que Argentina pueda crecer como una comunidad política estable,
soberana y socialmente justa. De esto se está
hablando en la calle: de salarios, de empleo, de empresa que crece, de poder
adquisitivo que se defiende como un dato de justicia y también como el motor
principal de una economía orientada a la producción y la satisfacción de
necesidades sociales. Llegó el momento del final de las palabras, se trata de
nada menos que nuestro destino. Lo tenemos con el voto, consciente, con lo que
a cada uno le concierna, el futuro es de todos, pero lo elegimos de a uno.
Será la única forma de reforzar nuestras
posiciones desde la razón y el entendimiento como corresponde. Las
consecuencias , al menos desde que me acuerde no han variado mucho, y de lo que
estoy seguro, aunque la culpa la tengan
otros , siempre….siempre depende de nosotros, de lo que elegimos, de lo que
protagonizamos, de lo que nos acordamos, y lo que definitivamente siempre
queremos.
# Conductor Testigos de privilegio que se emite de 10,30 a 12,30 los sábados por LadorregoAM1470
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