LA SUBJETIVIDAD DEL RECLAMO
El clima
de debate permanente, en todos los ámbitos de la sociedad por distintos
motivos, le debería hacer bien a toda la comunidad. No solamente al espectro
político, que es casi su trabajo, sino a la sociedad toda, que ha conferido
mandato para llevar adelante las ideas a las cuales adhiere. Temas diversos,
importantes todos, reiterados, con disímil resolución o sin ella, han estado en
el obligado tratamiento de los medios de difusión y por ende en el comentario
diario de los pobladores.
Ampliamente
difundidos, con detalles, con las voces de los protagonistas, todas, como nos
tiene acostumbrados esta radio, algunos asuntos exceden ampliamente la
inmediatez, para protagonizar un debate de base, que merecerían una atención
superior, dedicada, permanente, más allá de encontrar coincidencias. Muchas
veces, nosotros mismos, como parte de los mortales que somos, irradiamos
nuestro punto de vista, desposeídos de elementos, más que de juicio, de
imposibilidad u oportunidad de realizaciones concretas.
Nos
molesta particularmente, sentir desde las voces de propios dorregueros que este
pueblo se muere, que no hay oportunidades como las que pretendemos, que la
población es mayoritariamente jubilada e infanta, que los jóvenes deben emigrar
por la falta de trabajo. Escuchar encumbrados funcionarios de gobierno
responsabilizando a los derechos de los trabajadores como valla casi medular
del problema, no convence a nadie, y ya como absurdo, revela una discapacidad
de análisis y realidad, que ningún trabajador puede trabajar en beneficio de
otra persona fuera de la ley. Eso está superado en el país.
Por estas
mismas razones, quienes pretendemos que esas aseveraciones no tengan razón o al
menos toda la razón, sería muy interesante, medular, importantísimo, comenzar
con un debate serio sobre este temas en particular, para correr ciertos velos,
sobre las reales y efectivas oportunidades que tiene o no nuestro distrito en
materia de desarrollo. Tendrá que comenzar obligatoriamente por la representación
política designada constitucionalmente por la ciudadanía. Luego funcionarios, entidades
intermedias, empresariales, sindicatos, prensa, y todo tipo de expresión que se sume al
inocultable reconcomio que desdibuja el ánimo diario de nuestros coterráneos.
Este debido debate sobre el desarrollo y por ende el empleo en nuestro partido,
no es nuevo por pendiente, ni viejo por remiso. Directamente nos hemos quedado,
cada cual con su verdad aparente, puesta en el tapete en épocas electorales, o
cuándo se trata de reavivar diferencias, que por más que sean explicadas, como
formas de atacar un evidente problema, no vislumbran al menos un terrenal
diagnóstico y acción, que suponga el ponerse a trabajar, sea quien sea, en la
cristalización de esas ideas debidamente fundamentadas. Las posibilidades desde
un gobierno municipal, allende sus ingresos genuinos, se centran en articulación
con el puente ineludible e imperioso que debe mantener con autoridades
provinciales y nacionales, que sí cuentan con otras oportunidades de
recaudación y distribución, y que necesariamente serán la base de sus
gestiones. Elementos para reactivar posibilidades de trabajo cierto, se ven
acotadas en pequeños emprendimientos que no compatibilizan con las manifestaciones
de la mayoría de los pobladores que sueñan y reclaman una salida más
interesante. No es el nuestro, un lugar que se haya caracterizado por la gran
inversión local, al menos de hace muchos años y en la forma que nuestra
población lo espera. Tenemos sí, y tal vez sea la medida,( no nos debe
conformar obvio) interesantes empresas, no importa su tamaño, que han
materializado su accionar en el distrito. La inquietud es irrebatible, necesitamos algo más, que nos haga progresar
en la intranquilidad colectiva, como ideas concretas, amparadas en acciones
realizables, posibles, sin dejar de lado el ideal de lo soñado. Válidas e
importantes son todas las expresiones, atendibles, que no deberían molestar, ni
por aparecer exageradas, ni irreales, ni descarnadamente ciertas. Sí, nos tienen que hacer reaccionar, pero
efectivamente, con ideas, en acciones algo más edificantes, que nos ponga en marcha,
una vez por todas, no solamente desde la retórica, sino de los hechos
concretos, firmes, consensuados, estudiados, como corresponde a una sociedad
que no ceja en su aflicción permanente de caer en el más cruel de sus destinos,
como es el desarraigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario