martes, 22 de septiembre de 2015

TAPA::Dorrego Despierta martes 22-09

Sin mucho para analizar.

por Carlos Madera Murgui


Resultado de imagen de robos y hurtos


 Cuando se rompe algo que producía cierto efecto de interpretación, lo que cambia es la manera de leer el acontecimiento .El tema por meneado, por maltratado, no es de mi predilección y Uds lo saben. Pero tratar de conocer la realidad , si así no ocurriera , no fuerza a hincarse ante ella , y es condición necesaria para cualquier modo de acción política, incluyendo el de querer modificarla. Puede parecer una exageración afirmar que se desconoce o se niega la realidad,  sin embargo,  no es novedad. En un momento álgido de inflación palabraria, con las elecciones encima, y que necesita imperiosamente de ella, aparece en escena una especie de reconfiguración programática o una nueva hoja de ruta,  no bien ajustada todavía y que nos permitirá saber en esta cerrada trama dorreguera, casi fortinesca, si existe algo nuevo bajo el sol que levante la consideración mayoritaria de quienes tenemos interés en saberlo y modificarlo. Parece que estamos de liga, ya que a juzgar por los hechos de los últimos días hemos entrado en etapa cíclica, casi de astrología, donde se suceden actos delictivos, lejos de cualquier defensa , resguardo y prevención , pero de una consecutividad que exacerba e impacienta una vez más en riadas metódicas, concordantes no sé con qué , donde lo único que coincide es un paquete cercano en la cantidad de hechos que se suceden cada tanto y que no sorprenden a nadie, convirtiéndose esto último en lo más inquietante del asunto.
 Preocupa aun más, lo escaso de lo demostrado sobre el tema,  o la banalización de la importancia de los hechos, quedando supeditado todo a la resignación de los afectados o la solidaridad del resto de los habitantes y los medios enmarcando lo sucedido en un hecho de lo cotidiano que precisamente debe atacarse de una vez y sacarlo de la habitualidad en la cual se lo pretende situar.
Cosas públicas de la seguridad pública, por excelencia, no tienen tarjeta de identificación cuando tiene que existir, porque necesitarla, la necesitamos y la exigimos todos. Y al decir pública, digo pública para todo habitante de este suelo, nadie tiene, ni se debe arrogar el derecho de decir quién necesita más seguridad. Me mueve a pensar en mezquindad y tontería tratar de comparar,  medir o cotejar la seguridad en nuestro diario acontecer, por la importancia de sus bienes materiales. Cuando la atildada preocupación transita en todos, por comprar o vender (todo entre comillas), el Dorrego, tranquilo, cansino, para bien o para mal, siempre lo hacemos, estamos lejos de habituarnos al menos, a un modo de vida, al cual no deberíamos resignarnos, ante cantinelas importadas, muy de justificación, muy estadístico, porque y repito cuando nos referimos a nuestro pueblo, siempre lo decimos,  esto es distinto a todo. Para que ello ocurra, libremos resistencia y exijamos lo que supimos conseguir o al menos el modo de vida que sí elegimos al permanecer donde nacimos.



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